Por Guadalupe Farina
¿Quién seguirá buscando a los hijos e hijas de los desaparecidos apropiados por los genocidas de la última dictadura cívico-militar cuando las Abuelas ya no estén? Esa es la pregunta que sobrevuela en El legado, el unipersonal de Merceditas Elordi, que se presenta actualmente en el teatro Belisario. La respuesta se da a través de la (re)construcción de la memoria colectiva que se realiza en la escena.
Elordi interpreta a Carmen durante tres momentos de su vida: la señora de mediana edad que busca a Adriana, su hija recién desaparecida y a punto de parir en algún centro clandestino de detención; la abuela que se supone ya superó los 70 años; y la anciana con momentos de profunda incoherencia, que apenas puede reconocer a los suyos, camina con un andador pero sigue firme en el camino de encontrar a Silvia, su nieta. La transformación se produce a partir de un preciso trabajo de composición corporal que realiza Elordi, junto con algunos pocos cambios de vestuario y peinado. No sólo la postura se modifica para dar cuenta del paso del tiempo sino también la voz, los gestos y la forma de caminar.
Para escribir la obra, Elordi se basó en los testimonios de Abuelas de Plaza de Mayo de Mar del Plata, fundamentalmente en los de Ledda Barreiro de Muñoz, Susana Bedrossian y Emilce Flores de Casado. Por eso Carmen es la conjunción de todas ellas. Pese a la crudeza de lo contado, el texto no cae jamás en golpes bajos. El lenguaje llano y muchas cuotas de humor aminoran lo angustioso del relato. Por otra parte, la dramaturgia hace especial hincapié en mostrar a la protagonista como una mujer igual a cualquier otra, que sigue su vida pese al dolor: baila, cría a su otra hija, cocina y festeja cumpleaños. No es una súper heroína, es una mujer que lucha y eso es fundamental para demostrar que todos podemos hacerlo (y debemos).
De hecho, lo más sobresaliente de la obra en cuanto a la estructura es la constante ruptura de la cuarta pared y la participación del público. Todos los espectadores son invitados a la casa de Carmen. Ella los recibe con té y pasta frola mientras comienza a desgranar su historia. Así, el living se constituye de manera sencilla: una mesita para la merienda que circulará entre la gente, una estantería, un banquito, un biombo que cierra el espacio escénico y una vieja valija donde la abuela guarda las pequeñas cosas que fue juntando durante más de 40 años para Silvia.
Carmen mostrará y entregará al público fotos, libros, batitas de bebé y pedirá algún voluntario para leer una carta que Adriana le escribió desde el campo de concentración. De ese modo, el espectáculo se torna profundamente íntimo y es mediante ese mecanismo que, como si fuera un ritual, el legado se pasa a otras generaciones.
La simple puesta de José Toccalino hace lucir con fuerza la actuación y la importancia de la historia que se termina de reconstruir en el intersticio entre el espectador y la escena.
En definitiva, más allá de la enorme riqueza a nivel actoral y en tanto acto estético, El legado es una de esas obras imprescindibles, que nos recuerda constantemente el valor de la lucha de Abuelas y que nos afirma que hay un legado que persistirá por siempre, al menos en un sector de esta sociedad: la lucha por la verdad, la memoria y la Justicia.
El legado se presenta los domingos a las 20 horas en el teatro Belisario (Av. Corrientes 1624- CABA).
Ficha técnico artística
Dramaturgia: Merceditas Elordi
Actriz: Merceditas Elordi
Diseño de vestuario: Silvina Zorzoli Carrasco
Diseño de escenografía: Edgardo Aguilar
Diseño de luces: Edgardo Aguilar
Realización de escenografía: Edgardo Aguilar
Fotografía: Marcelo Núñez
Diseño gráfico: Paula Carranza
Asistencia de dirección: Mariana Carranza
Dirección: José Toccalino