CINE: Crítica de «ASÍ HABLÓ EL CAMBISTA»

Por Damian Aspeleiter


Así Habló el Cambista,  es el quinto largometraje del director  uruguayo Federico Veiroj, quien dirigiera Belmonte (2018) y La Vida Útil (2010) en esta ocasión  decidió adaptar  la novela  homónima de Juan Enrique Gruber.

Humberto Brause, un broker uruguayo se ve envuelto en una serie de maniobras para traficar dinero proveniente de argentina y Brasil. Si bien no todo el dinero que trafica Brause es sucio, la mayoría proviene de la evasión impositiva. El verdadero drama de la historia comienza cuando el protagonista se involucra en la triangulación de dinero de la guerrilla Argentina y de la mafia Brasileña.  Para el argentino esta historia resulta familiar porque nos sitúa en 1975 cuando Argentina entro en un ciclo hiperinflacionario que provocó  corridas bancarias en la city porteña y que creó la necesidad de resguardar el dinero de la elite. El sistema bancario uruguayo, en ese momento se presentaba como una buena opción pero para que los argentinos giraran su dinero hacia aquel país se debía evitar hacer preguntas sobre la procedencia de ese dinero y sobre la carga fiscal del mismo. Así hablo el cambista nos cuenta la historia de un hombre que está dispuesto a todo para hacerse con esas cuenta, aunque signifique convertir a su país en el destinatario de dinero no ganado de forma honesta en todos los caso. Al fin y al cabo dinero, es dinero.  

 La historia nos sitúa de forma muy inteligente en Brasil, Argentina y Uruguay y en sus distintas crisis financieras y nos describe el rol de los políticos liberales en estas. La nueva película  Veiroj nos presenta a una suerte  una suerte de antihéroe con el cual no deberíamos sentirnos cómodos en simpatizar, encarnado por Daniel  Hendler Humberto Brause.  Brause es un  hombre de las finanzas, el estereotipo del ambicioso sin escrúpulos y sin ningún tipo de redención posible. Además es  un mal padre, un marido horrible, en pocas palabras una mala persona. Brause es  un genio en lo suyo lo que le posibilito llegar muy arriba, aprovechando las políticas de sus país, la información privilegiada y la falta de sentido patriótico de sus colegas argentinos y brasileños. Es decir es un hombre que aprovecha en su beneficio las políticas desacertadas de diferentes estados sin importarle los costos. 

Un film narrado en primera persona por el propio Brause, la narración nos permite entender cómo se juega con las finanzas, como una decisión que puede fundir a miles de personas puede beneficiar a un pequeño grupo y por sobre todo comprender las motivaciones del protagonista.

La historia se presenta en tres tiempos diferentes, que nos llevan al inicio del capitalismo según el autor, allá por el año cero cuando aun Jesús pisaba la tierra y entregarlo era una mercancía para negociar. Luego se nos traslada a 1956 cuando el protagonista decide seguir por su senda de ambición y la construcción de sí mismo y al año 1975. En 1956  Brause ingresa a la casa de cambios de  su futuro suegro  el señor Schwensteiger (Luis Machín) quien le enseña todos los trucos del mercado bursátil y le da herramientas para fundar su propio  negocio.  De alguna manera también se nos cuenta la falta de escrúpulos de Brause quien se casa con la joven Gudrun (Dolores Fonzi) para mantener el vinculo con el cambista mayor  y sacar beneficios de eso, porque todo en la vida de Humberto es sacar beneficios, todo es una mercancía negociable y todo puede estar a su servicio.

En 1975  Brause se ha convertido en una suerte de  gurú de las financias que es capaz de hacer negocios con cualquiera que quiera disfrutar del paraíso fiscal en el que se convirtió la pequeña república oriental. Militares, políticos corruptos,  mafiosos brasileños o cualquier tipo de personaje del bajo mundo de argentina.  Así hablo el cambista es una historia de ambición que nos retrata a un personaje que solo encuentra placer en enriquecerse al punto de deshumanizarse; es una sátira sociopolítica sobre un hombre fue herramienta de enriquecimiento para las élites de Latinoamérica. 

Trata sobre un autentico convencido del valor del dinero por sobre el valor de otras. Brause no solo es un hedonista que disfruta del placer de enriquecerse sino que también es un sociópata  que no mide riesgos ni daños en su proceso de enriquecimiento, a tal punto de que se convierte en un sujeto solitario que ni se ama a si mismo sino que ama el dinero por sobre todas las cosa.

 Con actuaciones soberbias de Hendler y Fonzi la película se sostiene por su puesta que recrea muy bien la época y por la dirección que toma decisiones jugadas que apoyan el muy buen guion de Vieroj, Martin Mauregui y Arauco Hernández. Contada con mucho dinamismo y sin baches narrativos Así hablo el Cambista es un muy buen drama con tintes de thriller políticos y que posee en su diseño de producción una buena reconstrucción de época.

La película de Veiroj es un estudio sobre la ambición y la locura porque si bien no se nos presenta de forma explícita solo se puede entender de esa manera la compulsión  que lleva a Brause  a su espiral descendente.

 9 de 10


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