CINE: Crítica de “LA MÚSICA DE MI VIDA” – Tócala de nuevo, Bruce.

Por Lucas Manuel Rodríguez


Viveik Kalra interpreta al periodista pakistaní Sarfraz Manzoor –aunque el nombre de pila aplicado en el film es Javed- durante sus últimos años escolares y en sus primeros encuentros con la música del norteamericano Bruce Springsteen. Ambientada en el distrito de Luton (Este de Londres) en 1987, y con el título original ‘Blinded By The Light’ que alude a una canción del músico, en ‘La Música de mi Vida’ se narra todo el proceso de obstáculos con el que un Kalra adolescente tuvo que lidiar para poder conocer por cuenta propia el mito que representa (y representaba) la figura de Springsteen, como ícono universal y con letras comunicables para diferentes etnias.

Paralelamente, la directora india Gurinder Chadha recibió el permiso del autor para utilizar doce de sus temas para la banda sonora, incluyendo esa cereza del postre publicitario que es “I’ll stand by you” (a no confundir con el de The Pretenders), una canción inédita que inicialmente iba a ser incluida en 2001 para otra producción británica distribuida por Warner Brothers: ’Harry Potter y la Piedra Filosofal’.

La película cuenta con un contexto laboral, muy bien representado, en el cual el ámbito obrero se vio fuertemente atravesado por una escasez de ofertas en tiempos de políticas neoliberales promovidas por la primera ministra de Inglaterra, Margaret Thatcher. De esta manera, el protagonista vio su oportunidad para hacerles creer a sus padres que estudiaba economías políticas en la preparatoria, cuando en realidad se dedicaba a la literatura. Vale aclarar que el guión de la película se nutre de las memorias de Manzoor expresadas en el libro ‘Greetings from Bury Park: Race, Religion and Rock N’ Roll’.

Nada más que comentar sobre la trama sin abordar detalles específicos, y ya entrando en un espacio de recomendación, ‘La Música de mi Vida’ tiene puntos en común con el coming-of-age musical de 2016 ‘Sing Street’, dirigido John Carney, pese a que consideramos que no sea tan logrado como este. De todas formas, con todos sus ingredientes (casi) facilistas, la película logra despertar un interés, un descubrimiento y un reencuentro por parte de nuevas, y también, avezadas generaciones de escuchas hacia y con la obra de Bruce Springsteen. No se reduce al citar por figurar en una lista de disquerías o plataformas virtuales, la música acompaña el devenir de la contemplación del protagonista y esto, sola y simplemente, merece por completo la concurrencia cinéfila de los seguidores de ‘El Jefe’.

7.5 de 10


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