Por Damián Aspeleiter
La nueva película de Celine Song llega contándonos una historia un tanto tediosa, un tanto frívola pero que en una vista general sobre sus cosas buenas y sus cosas malas peca de aburrida. Es decir, Song intenta volver a hablar de desamor, pero nos encontramos con una película que al intentar replicar una temática y atribuirse un estilo nos encontramos con una directora carente de capacidad narrativa, que arrastra la historia de forma aburrida y carente de encanto.
“Amores materialistas “nos cuenta la historia de Lucy (Dakota Johnson) una mujer de unos 35 años que nunca terminó la universidad, que abandono la actuación y está llena de deudas, que vive de manera muy tilinga en una Nueva York inalcanzable para alguien de clase baja. La protagonista es una exitosa una “casamentera” que trabaja para una agencia que se dedica a encontrarles a sus clientes y clientas la pareja correcta para casarse, si en pleno 2025 con el auge de las plataformas de citas esta película nos habla de gente que quiere casarse. La película inicia justamente cuando se celebra el noveno matrimonio concretado bajo el servicio de Lucy.
Paradójicamente al mismo tiempo que Lucy se ocupa obsesivamente de conseguirles candidatos a sus clientes Lucy no tiene pareja (“estoy soltera, soy célibe y voy a morir sola”, admite irónicamente, pero sin gracia). La suerte de Lucy cambia en esta fiesta ya que conoce a Harry (Pedro Pascal), un tipo que trabaja en de las finanzas que vive en un departamento valuado en 12 millones de dólares y mide 1, 82 mts ( si esto es importante para la trama que sostiene que los hombres bajos por más millonarios apuestos y buena persona que sean cotizan bajo y no valen la pena) ; en la fiesta se reencuentra con su ex con; John (Chris Evans), un actor que no logra despegar y que se encuentra trabajando como camarero.
Se plantea así el típico triángulo entre la protagonista y dos candidatos opuestos entre sí: el bróker seductor muy seguro de sí mismo y el actor sensible y conflictuado que vive en un departamento compartido con personas de una conducta e higiene más que dudosa, o sea son pobres y sucios. En este triple romance la protagonista se siente atraída por ambos galanes, pero siempre prefiriendo al que tiene más dinero, porque esa es la causa de su ruptura con John, él es pobre y ella no puede tolerar estar con alguien que no tiene dinero.
Song no se contenta con crear una clásica comedia romántica, lo cual no logra de ninguna manera porque la película carece de humor y encanto; tampoco se conforma con crear una suerte de critica a la elite neoyorquina al estilo Sex and the City sino que intenta de forma fallida exponer la hipocresía y la doble moral propias de estos juegos en los que una persona puede ser evaluada por lo que tiene más que por su calidad humana; trata de exponer esta suerte de proxenetismo en los que se juega con las personas como si fueran mercancía.
La película en su segunda parte juega de forma frívola y carente de profundidad con un caso de violencia machista contra una clienta que de alguna manera lleva a Lucy a replantearse sus valores y su rol dentro de este círculo pero que en definitiva no deja de ser una anécdota que termina enterrada por la trama.
Si bien en Vidas pasadas Celine Song tiene como guionista y directora demuestra que puede ser una artista provocadora en Amores materialistas nos trae una película carente de humor, encanto o ritmo a diferencia de lo que fue su predecesora. Celine Song da con su segunda película un paso en falso que demuestra que hacer una buena película no significa tener un estilo y que a veces el prestigio se regala como si nada. Con la misma facilidad que se les niega a directores experimentados que han tenido uno o dos pasos en falso dentro de una extensa carrera.
Sería muy cruel hablar de la actuación de Johnson, sobre todo si se la compara con los trabajos de Pascal y Evans, quienes levantan la vara cada vez que aparecen en cámara generando un enorme contraste con su, poco talentosa y carismática, compañera.
La segunda película de la prestigiosa directora Celine Song es fallida y pretenciosa, pero comete el peor de los pecados: ser aburrida.
Lo mejor de la pelicula es su soundtrack que incluye canciones de Japanese Breakfast, Cat Power, St. Vincent, Stan Getz con Bill Evans, Neil Diamond, The Ronettes, Johnny Thunders, Françoise Hardy, Harry Nilsson y The Velvet Underground, entre otros, pero todos sabemos que cuando llegamos a hablar de Este item para poder decir algo Bueno de una pelicula estamos rascando el fondo de la olla.
