CINE: Reseña de ‘BLACK ADAM’

Por Damián Aspeleiter

DC comics al parecer sigue pretendiendo crear su propio universo cinematográfico, como Marvel, pero aun no logra crear un nexo entre cada uno de los personajes, en cuanto a lo conceptual, lo estético y ni siquiera en a que público va dirigido.

Black Adam (Collet-Serra, 2022) la última película de esta compañía denota muchas de esas inconsistencias, las cuales arrancan desde la historia que se cuenta hasta la forma en que está presentada la película, estéticamente hablando. El guión recuerda mucho a esos juegos que realizan los  niños con figuras de acción en los cuales se debe crear una historia y el narrador le va agregando cosas a medida que transcurre la misma, sin importar si tiene sentido o no, sin importar si algún muñeco se quede olvidado debajo de la cama y no vuelva a aparecer hasta que termine la sesión.  En esta película sucede eso y hay personajes que navegan en la intrascendencia.

Black Adam es un personaje nacido en 1945 en la desaparecida compañía Fawcett, que luego fue comprada por DC, en su origen fue un antiguo esclavo que al ser elegido por los antiguos dioses recibe el poder Shazam pero que por sus métodos violentos fue encarcelado durante 5000 años. En un principio funciono como antagonista del Capitán Marvel (ese es el nombre original de Shazam) pero de a poco se fue incorporando a la galería de villanos de diferentes héroes de la compañía como Superman y Linterna Verde.  

La película comienza con una inconsistencia histórica que debido a mi oficio no puedo dejar pasar: nos presenta una civilización ficticia de Kahndaq, que está anclada en el Oriente Medio,  a la cual llaman ‘la primera de todas’, que existió 2300 años antes de Cristo, lo cual es erróneo ya que mucho antes de esos 2300 años existieron civilizaciones grandiosas como la Sumeria y la Egipcia, esto habla de la forma en que se armó el guion al crear un punto cronológico para la  historia donde ni siquiera hicieron una investigación sobre desde que época existe la civilización.

La cuestión es que esta civilización es invadida por el Rey Akh-non de quien nunca se especifica su pueblo o procedencia, simplemente aparece. Estos invasores imponen mano de hierro y esclavizan al pueblo, en búsqueda de un mineral para construir una corona que le permita tomar los poderes de siete demonios. De esta civilización esclavizada surge un niño que asume el rol de protector y antes de ser ejecutado recibe los poderes de Shazam, luego de una ardua lucha el campeón triunfa y desaparece.

Luego la película nos coloca en un presente distopico en el cual luego de miles de años de sometimiento Kahndaq es invadida por una organización diabólica, llamada Intergang, que quiere usar los recursos naturales del Kahndaq para hacer cosas malas, porque si, no pidan explicación. En la ambición de esta organización despiertan al viejo campeón dormido: Teth Adam quien realiza diversas matanzas de villanos hasta que los héroes de la Justice Society deciden intervenir para poder controlar a nuestro protagonista.

La película tiene muchas escenas de acción con pantalla azul pero no voy a criticar este exceso porque sería una estupidez (díganme como simular que un hombre vuela a velocidad Match 4 sin que quede mal y sin usar tecnología y aceptaré las críticas a ese recurso) que básicamente van de nuestros héroes enfrentándose entre sí, sólo porque no conocen el arte de la conversación, no hay ninguna razón para que peleen más que para llenar metraje.

Por otro lado tenemos a la Justice Society, la cual podríamos reducirla a Hawkman y Dr. Fate (ya que Atom Smasher y Ciclone no aportan nada más que sangre joven para las secuelas cómo dijo Deadpool en Deadpool 2 de  2018) quienes llevan adelante la acción y el desarrollo de la » trama».

Hay algo que se repite en dos momentos y que nos hace pensar que tal vez podría haber algún trasfondo detrás de tanta acción sin sentido, en una de las primeras escenas un niño le dice a un agente de Intergang «tu no eres mi amigo, solo eres agente de un enemigo imperialista que viene a robarnos nuestros recursos» lo cual no está mal y es cierto pero está puesto de una manera forzada y en una película producida en un país que es imperialista algo que parece burla y queda fuera de lugar.

En el mismo tono otro personaje le reclama a la Justice Society cual fue su rol cuando su país fue invadido y el porqué entran en acción solo cuando consiguen un protector, lo cual tira por el piso la tesis de la película ya que Black Adam no actúa como héroe pero tampoco como villano, simplemente no se ata a las normas morales de la sociedad del siglo XXI. Otra cosa que hace el reclamo a la Justice Society es darle la razón al Capitán América en Civil Car (Joe y Anthony Russo, 2016)  ¿Qué pasaría si los héroes responden a la agenda de una potencia? Dejarían que los aliados de su gobierno invadan un país y actuarían cuando sus intereses peligraran.

Las escenas de accion están bien logradas pero son repetitivas y hasta parecen copiadas de otras películas, cada vez que uno ve al Dr. Fate  es usando sus poderes o luchando es inevitable pensar en que eso ya se hizo con Doctor Strange en las películas de Marvel.  

Por otro lado en la película nunca especifican los motivos reales de los villanos ¿Obtener el poder por el poder mismo? ¿No hay agenda? En los últimos años hemos visto villanos con motivos más complejos en otras películas de superhéroes desde obtener un equilibrio universal y acabar con el sufrimiento de la gente a la simple supervivencia, uno tiende a pensar que esa actitud de hacer el mal porque sí ya no forma parte de los guiones, pero aún está ahí, quitándole cualquier sentido a la historia.

En Black Adam se intenta jugar a la acción ochentosa pero sin ningún fundamento y con un guion deficiente, que falla en las referencias a la cultura pop porque no produce ninguna emoción y en el humor, cualquier intento de provocar risa  o de tener un alivio cómico choca con la intrascendencia y la poca capacidad para la comedia de sus intérpretes.

Jaume Collet-Serra lleva adelante una dirección atinada y la fotografía trata de copiar el estilo de Snyder pero si las pretensiones estilísticas ni la filosofía de ultra derecha de este director, aún así la película es fallida.

3 de 10

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