CINE: Reseña de «THE BRUTALIST»

Por Damián Aspeleiter

Luego de Vox Lux (2018) y Childhood of a Leader (2015) Brady Corbet decidió que su tercera película fuese una obra grandilocuente y a la vez íntima, porque más allá de la epopeya que implica la gran obra arquitectónica, su película se centra en la tensión entre dos hombres que se admiran, se respetan y se odian a la vez.

Envuelta en la historia de reconstrucción de un hombre exiliado en la posguerra, el eje de la historia está en la relación entre sus protagonistas. László Toth (Adrien Brody) es un arquitecto húngaro judío que fue destinado a un campo de concentración en Buchenwald, siendo separado de su esposa Erzsébet (Felicity Jones), a quien se envió a Dachau. El horror vivido en el campo de concentración lo lleva a América, donde se aloja con su primo Attila (Alessandro Nivola). Sin embargo, rápidamente se desentiende de László, básicamente debido al antisemitismo de su esposa, pero con la excusa de haberlo perjudicado en un trabajo para el millonario Harrison Van Buren (Guy Pearce).

Van Buren, quien inicialmente muestra un fuerte desdén hacia László, se da cuenta del prestigio que arrastraba el arquitecto antes de la guerra y se siente atraído por su capacidad y talento. Van Buren le ofrece trabajar juntos, iniciando una suerte de amistad que por momentos es tensa y violenta.

Si bien la relación entre los protagonistas es tirante, ya que ninguno de ellos es un hombre dócil, la trama se complejiza en la segunda mitad de la película con la llegada de Erzsébet y su sobrina Zsófia. A partir de ese momento, la concentración de László deja de ser solo en su trabajo porque debe cuidar de su familia.

La película no pretende ser un tratado de arquitectura por lo cual no se toma muchos momentos para explicar las características de la escuela Brutalista, aunque se nos da a entender la importancia de la sencillez de los materiales, la falta de ornamentación y la funcionalidad de los espacios lo cual es más que suficiente para comprender al personaje.

Corbet nos introduce en un relato clásico y grandilocuente, en el cual hay una gran puesta en escena, buenas actuaciones y un uso de la cámara que hace que el espectador se sienta partícipe de la tensión y las fricciones de la historia. «El Brutalista» es una película que, por momentos, nos recuerda a las producciones monumentales de los años 50 y 60, desde la presentación de las
escenas, la fotografía, la música e incluso desde el grano que se logra percibir en
la pantalla producto de haber sido filmada en celuloide.

Una película que intenta hablar de demasiadas cosas, pero que no logra enfocarse como lo hacían las producciones anteriores del director. Si bien en sus primeras películas se enfocaba en el auto descubrimiento, en la percepción del poder y el abuso del mismo, en «El Brutalista» también se aborda la idea de Estados Unidos como una suerte de paraíso para los inmigrantes, dejando expuesto que por debajo de la pompa y la mentira de la libertad y la prosperidad hay algo podrido que termina destruyendo a aquellos que intentan integrarse a esa sociedad.

«El Brutalista» es una reflexión sobre el poder y la relación entre personas que no son iguales, sobre cómo esa desigualdad termina con uno queriendo someter y destruir al otro.


El Brutalista: 2024
Duración: 3hs 34 min
Director: Brady Corbet
Guión: Brady Corbet y Mona Fastvlold
Reparto: Adrien Brody, Guy Pearce, Felicity Jones, Isaach de Bankole, Raffey Cassidy, Stacy Martin y Joe Alwin.

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