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Crítica: DOBLE O NADA

15/5/17

Por Rocio Florencia Duarte

¿Si te dieran a elegir tener el doble o nada, que elegirías? Miguel Ángel Solá junto a Paula Cancio protagonizan “Doble o nada”, una obra dirigida por Quite Quintanilla en el Espacio La Comedia.

El director de un importante medio de comunicación debe dejar su puesto en manos de uno de sus dos sub-directores. Uno es mujer; el otro varón. ¿Qué influirá en esa decisión?: ¿la capacidad?, ¿el sexo?, ¿la experiencia?, ¿la audacia? ¿el engaño?, ¿la trampa?… Una obra de impacto emocional -llena de vericuetos y dobles lecturas-, en la que nada es lo que parece ser, y en la que la traición y el amor son giros continuos de esa falsa rosca llamada poder.

A medida que la obra va avanzando, notamos la mezcla de la mentira y la verdad por la lucha de tener el “poder máximo”, creando un mundo de grandezas y miserias. Una obra rodeada de trampas que te hace pensar permanentemente y te mantienen atento a la escena.

La puesta en escena es simple, con algunos mobiliarios, un espacio que es la oficina del director general del diario en el último piso. Los actores utilizan y se mueven por todo el lugar, acaparando la atención del espectador, a través de llamadas de teléfono y constantes salidas y entradas a escena. Las luces aportan mucho al tono general de la obra, en toda la obra, un ambiente cálido que por momentos se torna un tanto oscuro.

Una obra con una nueva versión ya interpretada por ellos en España bajo el nombre “Testosterona”. Una obra muy buena con una actuación y texto impecable que te harán aplaudir de pie.


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