En el bullicioso barrio de Balvanera, a pasos de la estación Miserere (Once), hay un rincón donde Perú late fuerte: La Conga. Uno de los restaurantes peruanos más grandes de la ciudad, donde cada plato es un viaje directo a los sabores más auténticos y reconfortantes de la gastronomía peruana.
La Conga no es solo un restaurante: es una celebración. Una fiesta de aromas, sabores, colores y emociones. Un lugar donde las mesas se llenan de platos abundantes, ideales para compartir. Donde las familias se reencuentran entre ceviches, pollo a la brasa e inmensos platos de chaufa. Porque acá comer no es solo saciar el hambre: es crear recuerdos.
Una historia de esfuerzo y pasión
Detrás de este sueño convertido en referencia gastronómica está Rosa Valverde, quien junto a su familia llegó a Buenos Aires hace más de veinte años, cargada de esperanza y sueños, sabiendo que no sería fácil. Pero a fuerza de pasión, amor y trabajo, lograron fundar este espacio que hoy emociona —y que recientemente fue declarado de interés cultural por la Legislatura porteña—.
La Conga abre sus puertas de lunes a lunes (cerrando solo los miércoles), siempre llena, siempre viva. No trabajan con reservas, pero gracias a sus tres grandes salones —con capacidad para más de 100 personas—, siempre hay lugar para quienes llegan con ganas de disfrutar. Incluso muchos trabajadores de la zona hacen su pausa allí, buscando el abrazo de un almuerzo cálido y sabroso en medio de la jornada.
Por las noches, la energía crece: a veces hay una fila aguardando ingresar. La Conga es marca registrada: si vas, volvés, no hay duda.
Un festival de sabores
El menú es un auténtico festival para el paladar: ceviche (la especialidad de la casa y uno de los más pedidos), el famoso «Mostrito» (pollo broaster con arroz chaufa y crujientes papas fritas), el clásico pollo a la brasa —un manjar sazonado con un secreto irresistible—, pescados frescos, camarones en salsa, calamares, rabas, y el imperdible bife a lo pobre (jugoso, sabroso, coronado con huevo frito y plátano). También hay pastas, milanesas y opciones vegetarianas, celebrando todos los gustos y apostando siempre a la diversidad en cada plato.
Los postres, tradicionales y reconfortantes, enamoran: el irresistible Suspiro Limeño y la deliciosa Torta Tres Leches son apenas algunas de las dulzuras que invitan a cerrar la comida más que satisfecho, acompañados de bebidas típicas de Perú.
Clientes de todas partes del mundo llegan a La Conga en busca de esa experiencia única, llena de sabor y calidez.
Un lugar que late
Un cálido equipo de camareros —atentos, rápidos y en cada detalle— hace que cada visita sea especial. Desde la gran pantalla LED que ilumina la cuadra, dando la bienvenida y anunciando eventos y shows musicales, hasta el ambiente siempre festivo, todo en La Conga invita a quedarse y disfrutar.
Durante nuestra visita, fuimos testigos de un cumpleaños: aplausos, música, sonrisas. Porque La Conga es eso: un lugar donde uno no solo va a comer, sino a compartir momentos.
«Papá y mamá, hasta el día de hoy, trabajan. Se levantan temprano, van al mercado, están en cada detalle«, nos cuenta Rosa, visiblemente emocionada. Nunca imaginaron que la vida los llevaría a dirigir un restaurante. Migrar no es fácil, y mucho menos lograr lo que hoy tienen. Pero lo hicieron. Con esfuerzo, pasión y una dedicación incansable, crearon un espacio cálido que celebra el sabor, la cultura y el trabajo. Un pedacito de Perú en Buenos Aires. Un refugio de recuerdos, familia y sueños que no deja de crecer e inspirar.
📍 Dirección: La Rioja 45, Once, Buenos Aires
📸 Instagram: @lacongaresto
La Conga Restaurant: Flavors of Peru in the Heart of Once
In the bustling neighborhood of Balvanera, just steps away from the Miserere station (Once), there’s a corner where Peru beats strong: La Conga. One of the largest Peruvian restaurants in the city, where each dish is a direct journey to the most authentic and comforting flavors of Peruvian cuisine.
La Conga is not just a restaurant: it’s a celebration. A fiesta of aromas, flavors, colors, and emotions. A place where tables are filled with abundant dishes, perfect for sharing. Where families reconnect over ceviche, rotisserie chicken, and huge plates of chaufa. Here, eating is not just about satisfying hunger; it’s about creating memories.
A Story of Effort and Passion
Behind this dream turned gastronomic landmark is Rosa Valverde, who, together with her family, arrived in Buenos Aires more than twenty years ago, filled with hope and dreams, knowing it wouldn’t be easy. But with passion, love, and hard work, they managed to establish this space that now touches hearts — and was recently declared of cultural interest by the Buenos Aires Legislature.
La Conga opens its doors Monday through Monday (closed only on Wednesdays), always full, always alive. They don’t take reservations, but with three large rooms — with a capacity of over 100 people — there’s always space for those who come eager to enjoy. Many local workers also take their break here, seeking the comfort of a hot, tasty lunch in the middle of their day.
At night, the energy grows: sometimes there’s a line waiting to get in. La Conga is a trademark: if you go, you’ll return — no doubt about it.
A Festival of Flavors
The menu is an authentic festival for the palate: ceviche (the house specialty and one of the most ordered dishes), the famous “Mostrito” (broasted chicken with chaufa rice and crispy fries), the classic rotisserie chicken — a delicacy seasoned with an irresistible secret — fresh fish, shrimp in sauce, calamari, fried squid, and the unmissable «bife a lo pobre» (juicy, flavorful, topped with fried egg and plantains). There are also pastas, milanesa, and vegetarian options, celebrating all tastes and always embracing diversity in every dish.
The desserts, traditional and comforting, are irresistible: the mouthwatering Suspiro Limeño and the delicious Torta Tres Leches are just a few of the sweets that invite you to finish the meal more than satisfied, accompanied by typical Peruvian drinks.
Customers from all over the world come to La Conga looking for that unique experience, full of flavor and warmth.
A Place That Beats
A warm team of waiters — attentive, quick, and detail-oriented — ensures that each visit is special. From the large LED screen that lights up the block, welcoming guests and announcing events and musical shows, to the always festive atmosphere, everything at La Conga invites you to stay and enjoy.
During our visit, we witnessed a birthday celebration: applause, music, smiles. Because La Conga is just that: a place where you don’t just come to eat, but to share moments.
«Mom and dad, to this day, work. They wake up early, go to the market, are in every detail,» Rosa tells us, visibly emotional. They never imagined that life would lead them to run a restaurant. Migrating is not easy, and achieving what they have today is no small feat. But they did it. With effort, passion, and tireless dedication, they created a warm space that celebrates flavor, culture, and hard work. A piece of Peru in Buenos Aires. A refuge of memories, family, and dreams that continues to grow and inspire.
📍 Address: La Rioja 45, Once, Buenos Aires
📸 Instagram: @lacongaresto
