CONTRA NATURA
Cuando tus ambiciones son enormes, es muy difícil estar a la altura de ellas. Alejandro G. Iñarritu siempre se puso la vara muy alto, -eso que muchos le señalan como arrogancia- y en «Revenant: El Renacido» lo hace una vez más, aunque esta vez se quedó -apenas- corto.
El bosque, se convierte en el lugar inhabitable que uno supone debía ser en aquella época y funciona para recordarnos que la naturaleza siempre está en contra del hombre. Leonardo DiCaprio (Hugh Glass) realiza una actuación basada en la fisicalidad que es exactamente lo que el papel le requería, no hay demasiadas sutilezas cuando estás muriendo y renaciendo a cada momento. Siendo el centro emocional de la película, los recursos actorales de DiCaprio impiden que la película se hunda en un horror solemne. Su personaje podría funcionar como una personificación de nuestro instinto innato para sobrevivir, pero DiCaprio también le da un alma.
Su antagonista desalmado, John Fitzgerald (Tom Hardy) tiene mucho más material para trabajar su personaje. El actor disfruta de la odiosa profundidad del personaje con el que está jugando. Pero Iñárritu es en última instancia, el principal atractivo del film. Todo en esta gigante y desgarradora película está al servicio de lo que vemos. El hecho de que la última línea de diálogo se habla cinco minutos antes de los créditos finales lo pone en claro: las palabras importan poco. «Revenant: El Renacido» es una obra que descansa sobre las sensaciones. Y la historia que cuenta pone al frente la idea de la movilización de un hombre mutilado, motivado sólo por la pura rabia de una venganza que es tan genuina como como inútil. –Fer Casals
8.5 de 10