TEATRO: Reseña de «Eva Perón / El Homosexual o la dificultad de expresarse»

23/7/18

Por Gus Casals @Uncle_Marvel

Se acaba de reponer en el Teatro Nacional Cervantes Eva Perón / El Homosexual o la dificultad de expresarse dirigido por Marcial Di Fonzo Bo, que ya se había presentado con muy buena repercusión de público y crítica el año pasado, solamente con mínimas alteraciones en el elenco.

El espectáculo, más allá de su título, es en realidad una recopilación de las dos obras mencionadas, más otros textos de Copi presentados ya sea como un monólogo o a través de grabaciones en la misma voz del autor. Este acento especial más en el autor que en las obras mismas es inusual y de donde se desprende algo de la perplejidad que puede despertar el conjunto.

Primero se presenta El Homosexual, un texto inclasificable, a mitad de camino entre revulsión a lo Jean Genet y el teatro del absurdo, que permite lecturas actuales sobre la identidad y la expresión de género, debates claramente por fuera de la cosmovisión de Copi en el momento de escribirlas, tal como se desprende de las piezas en primera persona inmediatamente a continuación. Como Genet, la intención es claramente sacudir a ciertas sensibilidades burguesas, rasgo que ambos comparten como “provocadores seriales”.

Más allá de lo discutible del texto, la puesta es impactante, tanto desde lo escénico como en la fisicalidad de los actores. Se destacan Hernán Franco y Rosario Varela comparten que comparten una escena que es un verdadero tour de force y que además es el momento donde una catarata interminable de ¿por qués? pone en relevancia el trasfondo del texto.

Luego viene un intermedio, planteado como un “número vivo” de entreacto con la voz misma de Copi, primero encarnada en Gustavo Liza, clásico performer transformista de la escena porteña desde hace décadas. Como mencionamos antes, las palabras de Copi permiten desentrañar un poco mejor las intenciones del texto anterior, y la elección de Liza les agrega cierta urgencia y un efecto, seguramente buscado, de incomodidad. Es necesaria la desconexión entre las palabras del autor y el actor que las dice para no juzgar como una exposición anacrónica a todo el segmento. Un momento de mímica y una coreografía de tango completan la escena antes de unas palabras en la misma voz de Copi, en francés, hablando sobre Eva Perón.

Y entonces sí, comienza lo que mucho del público fue a ver, la obra Eva Perón en sí, un crudo relato imaginario sobre las últimas horas de Eva, rodeada de su madre, una enfermera, Perón y una figura que resume a una cantidad de asistentes, estilistas, operadores políticos y consejeros en una sola persona. El texto es poderosisimo, y mas allá de su lectura política, funciona como discusión sobre la enfermedad, sobre los enfermos terminales y su comportamiento, sobre el interés y el hartazgo de aquellos que los rodean. La puesta resulta también impactante, y las actuaciones de Marco Antonio Caponi (tomando la posta de Benjamín Vicuña en la puesta del año pasado), Carlos Defeo y, una vez más, Rosario Varela lo dinamizan con un impacto que mantienen a la audiencia en vilo durante 70 minutos.

Varela y Juan Gil Navarro son el vínculo más notable entre las dos obras, brillando en ambas y ayudando al efecto de espectáculo integral a toda la velada, y no a uno de “festival de obras de Copi”. La pregunta sigue siendo si era necesario: probablemente una puesta de Eva Perón sola, con los mismos recursos, generaría el mismo, o aun mejor, efecto.

Un comentario al margen sobre la importancia de que esta puesta se esté presentando en un teatro Nacional: la ambición de la puesta y la presentación de un texto polémico como El Homosexual o directamente interdicto como Eva Perón (que ha resultado sorprendentemente comercial, pero que no tenia por que serlo), solo funciona con un apoyo de este tipo, más allá de consideraciones económicas. Lo mismo aplica a la revalorización de artistas como Gustavo Liza, que rara vez tienen acceso a este tipo de escenarios y producciones y que merece ser celebrado.