TEATRO: Reseña de «LA MUJER DE AL LADO»

Por Marcelo Cafferata

Así como en su momento Oscar Viale transformó un clásico nacional como “Convivencia” (Luppi – Brandoni) en “Convivencia Femenina” o Manuel Gonzalez Gil hizo que los “Porteños” (Fanego – Fontova – Pauls – Goity – Santoro) fuesen posteriormente las “Porteñas” (Bettiana Blum-Pecoraro-Valenzuela-Virginia Lago-Peleritti), ahora es el turno de que la dupla creativa de Mariano Cohn y Gastón Duprat haya decidido realizar la versión femenina de su emblemático film “El hombre de al lado”.

El estreno de “LA MUJER DE AL LADO” presenta, entonces, un doble desafío para Cohn & Duprat: por un lado reversionar el texto para un personaje protagónico femenino excluyente y por el otro, adaptar a la dramaturgia teatral, una historia que había funcionado cinematográficamente.

Lamentablemente no cumple con ninguno de los dos objetivos, presentando serias dificultades en la construcción del personaje de Victoria, la vecina en cuestión -para trasponer la historia a este universo femenino-, pero encontrando las fallas más graves al intentar trasponer el lenguaje del cine a una puesta teatral.

La historia que se narra sigue siendo el conflicto de medianeras entre vecinos. En este caso, Victoria –el estereotipo de la mujer fuerte, sensual, provocadora, desafiante y con aires de chica de barrio- necesita un poco de luz natural para que la reforma que está emprendiendo en su casa quede perfecta, se luzca y su proyecto tenga sentido.
Poner una ventana para que entre ese rayo de luz que desea, le parece lo más normal del mundo: el pequeño detalle radica en que esa ventana que pretende hacer, ocupa la medianera, invadiendo la privacidad de su vecino.

Él es Leonardo, un prestigioso diseñador, ganador de premios internacionales, con participación en las ferias de diseño más destacadas. Dueño de una vida burguesa, una situación económica acomodada y un cierto prestigio profesional, su personaje se plantea en las antípodas del estilo de vida de Victoria.

El espacio donde estalla el conflicto, no es precisamente cualquier territorio. Una voz en off nos introduce a la historia de la casa Curuchet, ubicada en la Localidad de La Plata y diseñada por Le Corbusier, un símbolo indiscutido de la arquitectura moderna que es el lugar donde se desarrolla la historia.

La realización de la escenografía de Lito Bara pero por sobre todo el concepto de utilización del espacio escénico que plantean en su puesta Cohn & Duprat, no hace honor ni en el más mínimo detalle –por el contrario, apuesta a un uso escenográfico bastante descuidado y de trazo grueso- a este emblema del diseño que en el film se erigía como un protagonista más de la historia.

La medianera que es acechada por esos golpes desde el exterior no es precisamente la de cualquier otra casa: se invade también un patrimonio cultural, una identidad, un ícono. Hecho que queda claro en la versión cinematográfica y que parece no tener ninguna implicancia en el planteo de esta nueva adaptación, más que constituirse en un dato anecdótico.

Es imposible no remitir a la efectividad de la dupla cinematográfica de Rafael Spregelburd y Daniel Aráoz para esos vecinos en conflicto, en donde una “simple” ventana, dejaba abiertamente expuesta una grieta entre dos estilos de vida completamente diferentes, y permitía al mismo tiempo hablar de los prejuicios, la discriminación, la invasión a la intimidad y la perturbadora pérdida de un supuesto equilibrio familiar.

Nada de esto funciona en la versión teatral. “LA MUJER DE AL LADO” no solamente falla en la construcción del personaje femenino que raya en la grosería y en el arquetipo más elemental –justamente en un momento en el que los personajes femeninos comienzan a tomar roles de poder pero desde una construcción más genuina- sino que presenta anacronismos tales como pensar que la libertad en la elección sexual la constituye en una “atorranta” o que la tensión entre medianeras –con un planteo moral muy fuerte en el guion cinematográfico- puede confundirse con ganas de “echarse un polvo” o “estar caliente con la vecina”.

Germán Palacios, con toda su trayectoria teatral al hombro, increíblemente no ha encontrado la forma de abordar a su Leonardo para que la perturbación que le produce ese agujero en la pared que le trastoca su vida, se traduzca en escena y en sus actos.

Claro que cuenta con una dramaturgia pobre, con diálogos sin ninguna profundidad y ningún vuelo y con personajes secundarios con los que debe conectar, que aparecen y desaparecen en escena sin ninguna progresión dramática, lo que no le facilita en lo más mínimo que pueda explotar su personaje.

Las escenas donde se vincula con una periodista que intentará hacerle un reportaje o con un amigo abogado al que pide ayuda para solucionar el conflicto parecen escritas en un borrador, un esbozo provisorio al que no se terminó de pulir como si fuese un sketch televisivo, hecho a los apurones.

María Ucedo, esposa de Leonardo y prototipo de una mujer snob que vive en su propia burbuja, no solamente parece extraviada en el escenario tal como el resto del elenco secundario sino que además, el texto se empeña en vincularla con su marido con un rosario de insultos que en boca de Ucedo suenan complemente desajustados, forzados y sin sentido.

Para el final, queda Griselda Siciliani en un trabajo que indudablemente demuestra que tiene una fuerza escénica arrolladora. Si hay algunos momentos rescatables en “LA MUJER DE AL LADO” son aquellos en los que Siciliani saca jugo a las piedras.

Dueña de un carisma y una fuerte presencia en el escenario, compone a esa mujer que desafía permanentemente los límites con un registro que ella puede manejar a la perfección haciendo querible algo que en manos de otra actriz quedaría chabacano y grosero.

Su Victoria es creíble y cada escena de la historia se llena de baches cuando ella desaparece y éste, otro impecable trabajo, la reafirma como una gran actriz de teatro (a pesar de que su popularidad se construyó en base a sus personajes televisivos).

Sobre el final, una última escena planteará fuertemente el dilema moral de los personajes, los códigos y la ética con la que cada uno se maneja. Quien recuerde ese pasaje en el film, intentará poder rearmar, reconstruir, de alguna manera ese cierre paradigmático que en la puesta teatral y por una falta de precisión desde la puesta y la dirección, luce apresurado, deslucido y completamente falto de emoción. Lo que da broche a una de las obras más fallidas de la temporada.



LA MUJER DE AL LADO
De: Gastón DUPRAT – Mariano COHN – Andrés DUPRAT
Dirección: Mariano COHN – Gastón DUPRAT
Con: Griselda SICILIANI, Germán PALACIOS, María UCEDO, Alejandro VIOLA, Paloma SIRVÈN, Isidoro TOLCACHIR, Facundo AQUINOS y Thomas LEPERA.
Realización de Escenografía: Lito BARA
Vestuario: Jorgelina FONTANET – Héctor FERREIRA
Teatro MULTITEATRO COMAFI

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