ALFRED HITCHCOCK «EL MAESTRO DEL SUSPENSO» 1ra. Parte

Por Valeria Massimino

No quiero empezar la nota diciendo que Alfred Hitchcock era un genio y el maestro indiscutido del suspenso; un autor y director inglés que aún hoy nos maravilla con sus películas. Tal vez podría comenzar fantaseando sobre cómo serían sus películas si estuviera vivo en estos tiempos ¿Veríamos una remake en 3D de The Birds (Los pájaros)? Creo que el maestro del “suspense” seguiría su estilo usando esa técnica u otras. Quizás primero pondría una sola escena en 3D cuando uno de los perturbados protagonistas abre la puerta del antiguo armario mientras la cámara de manera cenital toma toda la escena para luego mostrarnos desde otro inesperado ángulo como cae una cabeza humana… Junto a sonidos que simulan un corazón que cada vez late más y más fuerte.

Hagamos un breve repaso, Alfred Joseph Hitchcock nació el 13 de agosto de 1899 en un barrio del nebuloso municipio londinense de Waltham Forest. Sus padres, William Hitchcock y Emma Jane Wehlan, eran dueños de un negocio de comestibles. Alfred fue el tercero de la familia, hermano de William y Ellen Kathleen. Los Hitchcock eran una familia trabajadora y unida. Alfred era un niño tímido y melancólico. Siempre recordaba a su padre como alguien autoritario. Es conocida una de sus anécdotas en donde relata que cuando tenía cinco años su padre lo mandó a la comisaría con una carta. El jefe de policía la leyó y lo encerró en una celda durante algunos minutos diciéndole: «Esto es lo que se hace con los niños malos.» Aquella fue una perversa broma para que el pequeño Alfred “entendiera” cierto mensaje sobre lo que la vida puede depararle. Ya desde pequeño iba a experimentar situaciones que potenciarían su imaginación e inquieta mente.

Al poco tiempo ingresó a un Colegio de San Ignacio, fundado por Jesuitas. La disciplina, la culpa y el perdón eran la base para la educación de los niños, pero por sobre todo un estricto sentido católico. Por supuesto esto también dejó una marca en él. “El método de castigo, era altamente dramático. El pupilo debía decidir cuándo acudir al castigo que se le había impuesto. Debía dirigirse a la habitación especial donde se hallaba el cura o el hermano lego encargado de administrarlo. Algo parecido a dirigirte a tu ejecución. Creo que era algo malo. No usaban el mismo tipo de correa con que azotaban a los chicos en otras escuelas. Era una correa de caucho”, recordó en varias entrevistas que le hicieron.

El padre de Hitchcock no tenía buena salud, esto hizo que la figura materna adquiriera más fuerza y lugar en su vida. Esto fue determinante. Cuando regresaba a la casa, el joven Alfred tenía que situarse de pie al borde de la cama de la madre y contestar a sus preguntas. «Era algo que siempre me obligaba a hacer. Era un ritual. Siempre recordaré estas confesiones vespertinas«, rebeló en varias entrevistas. (Mother? Are you there?)

En 1913 abandonó el colegio; ya tenía otras ideas en mente y más tarde comenzó a estudiar la carrera de Ingeniería en la School of Engineering and Navigation. También se dedicó a hacer cursos de dibujo y pintura en Bellas Artes de la Universidad de Londres. Paralelo a esto, continuaba ayudando a sus padres en el negocio. Observar a las personas que iban a la tienda y escuchar las historias era un festín para su mente, lo apasionaba, veía personajes que entraban y salían. En sus ratos libres empezó a leer más e ir al cine, que en esa época estaba imponiéndose con gran peso en Londres. Por eso mismo también tomaba clases nocturnas de teatro y cine. A.H siempre asistió al teatro, pasión que heredó de su padre. En casi todas las películas que realizó, su estilo se nutre de la escena londinense.

 

“Es muy probable que fuera por la impresión que me causaron las historias de Poe por lo que me dediqué a rodar películas de suspense. No quiero parecer inmodesto, pero no puedo evitar comparar lo que he intentado poner en mis filmes con lo que Poe puso en sus narraciones”, contó el maestro en una oportunidad.

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Un joven Alfred Hitchcock en el set de su film perdido de 1926, «The Mountain Eagle»

 

En 1920 empezó a trabajar en la industria cinematográfica, primero como publicista para la Paramount en Londres y pronto como guionista y ayudante de dirección. Fue también en ese año cuando el amor llegó a su vida: conoció a Alma Lucy Reville. Sucedió en el Famous Players Lasky (compañía Paramount en Londres). Ella trabajaba como montajista. A partir de ese momento, Alma Reville se convirtió en la mano derecha del director británico y no se separaron más. Colaboró con él en la escritura de guiones, ediciones y realizando doblajes de voces, además de aportar todos sus conocimientos. Se casaron en 1926, y desde entonces fue conocida como Lady Hitchcock.

LUZ, CÁMARA; HITCHCOCK

En 1923 se le encargó el rodaje del cortometraje Number 13, aunque la producción se detuvo y la película nunca fue terminada. Dos años después se trasladó a Alemania, donde tuvo la oportunidad de trabajar como ayudante de dirección en los estudios UFA (principal estudio de cine alemán).

Sin embargo la primera película terminada por Hitchcock fue en Inglaterra: “The Pleasure Garden” (El jardín de los placeres), en 1925. Un film mudo que fue filmado entre la ciudad italiana de Alassio y Munich, Alemania. Es un film melodramático que transcurre en una compañía de teatro, donde, por supuesto, hay un crimen entre bambalinas. El virtuosismo del manejo de la cámara comenzó a dejar su sello personal en aquella época. La cámara como los ojos de Alfred Hitchcock.

En 1920 empezó a trabajar en la industria cinematográfica, primero como publicista para la Paramount en Londres y pronto como guionista y ayudante de dirección. Fue también en ese año cuando el amor llegó a su vida: conoció a Alma Lucy Reville. Sucedió en el Famous Players Lasky (compañía Paramount en Londres). Ella trabajaba como montajista. A partir de ese momento, Alma Reville se convirtió en la mano derecha del director británico y no se separaron más. Colaboró con él en la escritura de guiones, ediciones y realizando doblajes de voces, además de aportar todos sus conocimientos. Se casaron en 1926, y desde entonces fue conocida como Lady Hitchcock.

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Dos años después de aquella negativa crítica dirigió su primer película “Blackmail” (“Chantaje”), que fue a la vez la primera película de cine sonoro de Inglaterra, producida por la British International Pictures. Un pintor que intenta violar a una joven y bella mujer (como todas las damas de Alfred) y ella, en defensa propia, lo mata a puñaladas…

En 1928 nació su hija Patricia Alma, que años más tarde participaría como actriz en “Extraños en un tren” y en “Psicosis”. (Father, please! Stop!) Los tres formaron una familia, tal vez uno piensa que eran una familia como los Addams, pero no… Bueno… no del todo. Eran un equipo. Y Alma fue su mano derecha. Sobre lo que sucedía puertas adentro se contaron muchas historias, algunas hasta perturbadoras. Como en todo ser humano hay una parte oscura, más aún en un artista. Hitchcock sostenía una extraña relación con las mujeres: amor-odio. Por ejemplo, él confesaría más tarde que observaba a Alma casi constantemente cuando ella no estaba mirando. «Pero a un británico le resulta impensable admitir que una mujer tiene un trabajo más importante que el suyo, y yo aguardé hasta tener una posición superior… la de ayudante de dirección».

El matrimonio tenía fallas y con el tiempo se deterioraba, siempre estuvo teñido de un mutuo resentimiento que el propio Hitchcock reconoció en más de una ocasión. Cuando Alma le dio la noticia de que iba a ser padre la idea no le desagradó, pero con el tiempo, cuando ella empezó a engordar, comenzó a alejarse. Su apariencia no le gustaba, y empezó a estar irritado con ella, incluso mirándola como algo deforme.

La actriz Tippi Hedren, a la que él lanzó al estrellato gracias a “Los pájaros” y “Marnie, la ladrona”, fue quizá quien más duras acusaciones lanzó contra él. «Sádico comportamiento», calificó, y aseguró que no dudó en someterla al ataque real de las espantosas aves o exigirle que «estuviera sexualmente disponible para él donde y siempre que él quisiera». Su testimonio está recogido en el libro “Las damas de Hitchcock”, de Donald Spoto.‏

Otra leyenda negra de Hollywood afirma que en su relación con los actores era áspero y despótico. Habría dicho que a los actores hay que tratarlos como a ganado. Para le época tal vez era un poco fuerte su manera de hacerle entender a un actor el papel, rozando el maltrato.
Además a Hitchcock le llamaba la atención las mujeres rubias de aspecto más o menos asexuado – modelo de la mayoría de sus protagonistas femeninas – y a las que perseguía en ocasiones durante el rodaje, como sucedió con Kim Novak. Según el propio Hitchcock confesó en una entrevista, prefería protagonistas rubias porque las consideraba más misteriosas.

El libro “Las damas de Hitchcock” muestra a un director «brillante» y, al mismo tiempo, un hombre desdichado, solitario, y lleno de desprecio hacia sí mismo que plasmó sus carencias e inseguridades en obras que ya forman parte de la historia del cine. En diversas biografías de AH, se habla de una incansable búsqueda de la mujer ideal a la que adorar. Él era un niño tímido y, con el tiempo, siguió con esa timidez al menos con las mujeres, sabiendo que su físico no lo ayudaba.
Los intentos seductores de Hitchcock hacia sus actrices continuaron con Vera Miles, a la que llegó a repudiar cuando quedó embarazada del actor que por aquel momento hacia de Tarzán en el cine, Gordon Scott. Los fracasos sentimentales continuaron con Kim Novak y Janet Leigh. Novak llegó a decir: «Nunca más volveré a trabajar con Hitchcock, es un hombre insufrible y un auténtico tirano».

“Se trata de lo que uno hace con la historia no de la historia misma. Se trata de atrapar a la audiencia. Imagínese a un hombre sentado en el sofá favorito de su casa. Debajo tiene una bomba a punto de estallar. Él lo ignora, pero el público lo sabe. Esto es el suspense”. Alfred Hitchcock

(Continuará…)

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