CINE: Crítica de «Atrevidas» El INCAA es inmoral.

Por Maximiliano Curcio

Ana tiene un affaire con el marido de su mejor amiga. Un vecino desagradable va de visita a la casa de Ana. Una vecina chusma intenta tener bajo control la tranquilidad del barrio. Un policía pusilánime y con poco oficio intenta aclarar un extraño episodio. Desabridos condimentos que nos dan la bienvenida a una de las más flojas películas del año.

“Atrevidas” se presenta como una típica comedia negra de enredos en torno a traiciones, complicidades y elevado mal gusto, que se suceden entre un grupo de amigas que viven un auténtico anochecer de un día agitado. Con personalidades contrapuestas, el trío femenino atravesará un caótico itinerario de malas decisiones que incluye trances lisérgicos, rivalidades nimias, engaños amorosos y una muerte accidental.

El mes pasado, la productora MR Films estrenó la película “Diez menos”, con producción de Mónica Roza. Con Atrevidas, la productora puede ostentar la dudosa distinción de haber figurado en los créditos de dos de las peores películas argentinas de los últimos tiempos. En esta receta mal copiada que remite al alocado mundo almodovariano, la película dirigida en dupla por Matías Tapia y Carlos Piwowarski resulta un cumulo de lugares comunes que intenta retratar una jornada de odisea apoyándose en actuaciones sumamente pobres que intentar llevar a destino un guión cargado de absurdos.

Personajes delineados con trazo grueso (el viejo verde metalero y la vecina vigilante entrometida son el epítome del ridículo) subrayan la mediocridad de la propuesta. Sin la más mínima inventiva, los realizadores se limitan a mostrar una serie de situaciones que no logran transmitir empatía a lo largo de la hora de metraje.

Un nivel de amateurismo alarmante se denota en este pseudo producto cinematográfico, en donde el tratamiento que hace del género de comedia es francamente patético, y donde lo inverosímil se vuelve reiterativo hasta el hartazgo. Lo fallido de la propuesta nos lleva, nuevamente, a preguntarnos acerca de cómo el INCAA hace posible semejante despropósito, subsidiando films de esta condición.

“Atrevidas” es el paradigma de un cine prescindible e inepto; falto de osadía, frescura y buen sentido del humor. Y como si no bastara, cualquier coincidencia con la inmirable “Rough Night” (2017, Lucía Aniello) es pura coincidencia, ¿no? Sería abuso deshonesto.

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