por Damian Aspeleiter
A veces debo escuchar zonceras tales como que el género de superhéroes está muerto o que ya no le interesa al público, esa afirmación se vuelve una estupidez cuando aquel que lo pronuncia no logra entender que la caída del género superheroico no se debe a la falta de interés o a qué no se cuentan buenas historias sino es el hecho que las productoras pusieron por encima al evento en detrimento de contar buenas historias, al crossover quitándole interés a aquello que se quiere transmitir, provocando el fracaso. No hay nada en Eternals (2021, Chloe Zhao) que la haga una mala película pero el que no haya obtenido el éxito que la productora quería se debe a que no era un evento ni un crossover , era simplemente una buena película, que contaba una buena historia en la cual había superhéroes.
«Deadpool & Wolverine» es una película que se divide en dos vías bien diferenciadas; por un lado tenemos el evento del crossover entre Wolverine y el protagonista y por el otro el de la historia principal, ambos con dos tonos bien diferenciados pero que de alguna manera logran congeniar contando una historia interesante.
Por una lado tenemos AVT (Autoridad de Variación Temporal) con Cassandra Nova (Ema Corrin) como villanos principales y por el otro a los X-Men junto a otros héroes olvidados y maltratados por Fox. Por un lado una historia que pone en juego el destino del héroe y su mundo y por el otro un cierre digno para la etapa pre MCU, en el medio está Deadpool y su universo jugando de maestro de ceremonia para un guion que se hace entretenido e intenso.
Para muchos «Avengers: Endgame» (2019, Joe y Anthony Russo) les pareció un pastiche woke (tomando como ancla una mínima escena de dos segundos en una película de cuatro horas) y olvidaron el desarrollo de una historia que hacía decantar lo construido en los 21 films anteriores en un solo épico final, es cierto muchos no vieron los músculos y la intensidad de la obra solo por darle razón a sus prejuicios. «Avengers: Endgame» es una película que se anima a darle fin a un trabajo de casi veinte años y lo hace bien. «Deadpool & Wolverine» corre el mismo riesgo ya que las bromas tapan lo que la historia pone en juego. En el caso de esas personas solo se puede decir «es una película de Deadpool si esperabas otra cosa te equivocaste de sala» porque en el fondo la película mantiene la esencia de sus predecesoras una obra desenfadada, que se divierte burlándose de su mismo y que no tiene ningún empacho al mostrar sangres y viseras. Si bien «Thor: Love and Thunder» (2022, Taika Waititi) es una de las mejores películas de superhéroes que se haya hecho cae en el pecado de dejarse arrastrar por las restricciones de Disney, negándonos la sangre roja y las viseras de los miles de dioses que son aniquilados por Thor y sus compañeras en ciudad Omnipotencia haciéndole bajar su calificación y convirtiéndola en una película difícil de tragar para el público adulto.
En «Deadpool & Wolverine» se nota que Ryan Reynolds toma el control creativo y la película mantiene su tono divertido, soez y sangriento pero que no duda en ponerse intenso o tenso cuando es necesario, este Deadpool exhibe músculos y no cae en el ridículo de ser una sucesión sin sentidos de cameos porque el sinsentido y el ridículo son su esencia. La historia es muy sencilla: debido a que Wade le robo su máquina del tiempo a Cable al final de Deadpool 2 cae en cuenta de la AVT, quienes para mantener sana la sagrada linea del tiempo lo reclutan bajo la condición de aceptar que su mundo va a desaparecer, a lo que Wade se niega revelándose contra el líder de la AVT, Mr Paradox (Matthew Macfadyen), y escapando a otra línea temporal dónde recluta a Wolverine, quien muy a su pesar decide ayudarlo a enfrentar a la psicópata hermana de Charles Xavier, Casandra Nova quien planea destruir todos los universos y todas las líneas temporales.
La película aborda la aceptación y el autoconocimiento. Tanto Logan como Wade ponen en juego sus pasados, sus presentes y su futuro en esta historia.
El director Shawn Levy hace una buen trabajo tomando a un personaje y un universo ya consolidados por sus predecesores Tim Miller y David Leitch haciéndolo crecer sin alterar su espíritu, teniendo en claro que forma parte de un universo más grande pero entendiendo que la personalidad que construyeron quienes lo manejaron antes que el es la clave de su éxito.