La espera duró 16 años, pero finalmente llegó el sucesor de «2001» (1999). Dr. Dre nunca se fue, sólo se reinventó como el empresario, el socio de Apple, el creador de beats y de Beats, o el descubridor de Eminem, a tal punto que no recordamos su trabajo anterior: rapero.
Este soundtrack para Compton es un mosaico coherente de imágenes y sonidos que en forma de retazos conforman una crónica sobre lo que Dre mejor conoce: él mismo. De fondo la ciudad y el «estado de la unión» del hip hop.
El doctor también se permite experimentar, Compton es verbal y sonoramente una amalgama del pasado y el presente. Todos los estilos de producción que hicieron de Dr. Dre lo que es, están en muestra aquí, y Dre sabe alardear al respecto.
La vieja escuela (Ice Cube, Snoop Doog) y la nueva (King Mez, Justus) confluyen sin pisarse el poncho, allí radica el genio de Dre, el experimento podría haber resultado un pastiche, en cambio es un disco de mil capas que requiere varias escuchas para «entenderlo» y que te recompensa con cada escucha.
En el medio de todo esto Dre no cambia producción por contenido, sabe donde viene y a quién le habla y marca la cancha, a 27 años de Straight Outta Compton el comentario social es un sello personal que no se iba a permitir relegar.
La brutalidad policial dice presente en «Animals» donde Dre rapea: «Not all of us is criminals/Yet cops be yelling, ‘Stay back nigga!’/We need a little bit of payback.» Todo dicho.
Compton subraya lo mejor de Dre, su fuerte siempre fue su grandiosidad, la inmediatez de sus letras y su oído siempre pegado a la calle para convertir ese grito de las clases oprimidas en universal. Tarea cumplida.
8 de 10
