CINE: Reseña de «MUFASA»

Por Matías Vitali

La nueva y gran apuesta de Disney para esta temporada, es sin dudas, una de las películas que más expectativas generaba y es Mufasa: El Rey León. La precuela de la icónica película animada que nos ha sacado más de una lágrima allá por los tempranos noventas.  Esta inédita entrega en “live action” destaca por su hazaña visual y técnica, pero una vez más pierde la competencia frente al clásico dibujo animado. 

La historia cuenta el origen y la transformación de un Mufasa cachorro y sus peripecias para convertirse en Rey. También se enfoca mucho en el vinculo con su hermano Scar y como éste se transforma en su villano y futuro asesino. El relato se cuenta a través del recurso del racconto (Una especie de flashback pero más largo) y todo desde la perspectiva de la hija de Simba. (una opinión atrevida a revisitar dentro de unos años, es que la película más que querer contar el pasado de Mufasa, intenta instalar un nuevo personaje de cara al futuro, que expanda el universo de estos felinos convirtiendo al Rey León en una franquicia con potencial de saga. ¿Estaré en lo correcto? ¿Estaré equivocado? “¡Que la historia me juzgue!”). 

La estructura del guion sigue al clásico y nunca olvidado “Viaje del héroe”, con todos sus elementos y componentes necesarios. Si bien la historia tiene un fondo de crudeza y tristeza a la vieja usanza de Disney, tiene un procedimiento que desdramatiza lo trágico a través de los personajes de Timón y Pumba que van ejecutando chistes metacinematográficos (hasta opinan del musical de Broadway), logrando así que no resulten traumatizantes para las infancias (en propias palabras de la suricata y el jabalí). 

La historia es entretenida, una clásica aventura con los toques justos de emoción, romance, obstáculos, traslados por diferentes escenarios e infaltables batallas entre felinos. A la contraria de la opinión general de la sala, la duración de la película no me parece un problema, mucho menos si el argumento se fundamenta en la atención que un niño puede tener hoy. Me parece bien que sea precisamente Disney quien se encomiende en “acostumbrar” a una nueva duración para las películas infantiles. Ahí el filme rompe “algo” y la vuelve interesante. De todos modos, los interlocutores de la película son los niños, pero también lo somos nosotros: esa generación que fue infancia cuando se estrenó por primera vez El Rey León. Si no, no entiendo la necesidad de una precuela que nadie pedía. 

Mufasa destaca por su tremenda proeza visual, por los efectos hiperrealistas, y por el asombro que generan los detalles digitales de estos personajes. Pero es claro que este estilo visual no logra el efecto caricaturesco del dibujo animado. Timón y Pumba casi no tienen expresión y pierden gracia. El excesivo realismo también genera dos de los grandes problemas de este material: lo difícil que es comulgar con la idea de ver leones tan reales y que al mismo tiempo hablen y se pongan a cantar. Cuesta mucho, muchísimo, entregarse a esa convención (creo que recién se logra después de que logra sacarte las primeras lágrimas al mejor estilo “bambi”). Otro gran problema es que resulta muy difícil distinguir a los personajes. Son todos muy parecidos, y muchas veces no se entiende quién es quién generando una confusión que hace caer el interés.

Dicho todo esto, quisiera valorar algo y es que Disney se propone romper con algo más en esta película: Por fin, comienza a romper con esos valores que ha instalado a través de las décadas sobre “el bueno” y “el malo”. La transformación de Scar en un villano es desarrollada con complejidad y con una visión contemporánea y poco reduccionista. De algún modo, enseña a un público infantil que no hay malos y buenos, si no personajes a los que les suceden diferentes cosas y que cargan con diversos traumas. En ese sentido, se vuelve muy interesante toda esa visión. Por ejemplo, aquí los “malos” son representados por el color blanco. Una inversión de los clásicos colores que siempre se los vincularon al mal (No olvidemos que está dirigida por Barry Jenkins quien toca en su cinematografía el tema del racismo). 


Por todo lo anterior, Mufasa se instala como una buena opción para que los niños disfruten en estas vacaciones y para que los adultos revivamos con honores ese clásico de nuestra infancia. Ellos seguramente logren aceptar más rápido la idea de que unos leones tan realistas hablen, y a lo mejor no les importe que todos los leones sean y se expresen igual. Logrará imponerse el asombro ante tamaño trabajo de sus animadores y logrará conmover a más de uno. A pesar de poseer algunas fallas, no defraudará como lo pudo hacer la versión del 2019. 

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