60 años después: "LA DOLCE VITA" Una crítica

Fellini en el largometraje previo a su Asa Nisi Masa

Por Lucas Manuel Rodriguez

En el diciembre pasado, la distribuidora Mirada encontró en la grilla de programación su espacio para proyectar el film dirigido por Federico Fellini. Esto con el motivo de anticipar el 60° aniversario del estreno nacional de ‘La Dolce Vita’ y la fecha en la que Fellini hubiese cumplido cien años de edad: el 20 de enero del año corriente, para ser precisos.

El reestreno ocupó su lugar en una cantidad menor de pantallas y horarios en la Capital de Buenos Aires, como también en otras provincias argentinas. A su vez, con la cifra actual de 7.098 espectadores (Ultracine), hay funciones que se mantienen a la venta en los cines Arte Multiplex Belgrano y Atlas Patio Bullrich.
Cuenta el crítico norteamericano Hollis Alpert, en la biografía autorizada del laureado director, que en la premiere italiana del 5 de febrero de 1960 -que tuvo espacio en Milán- Fellini fue abucheado y escupido en el rostro cuando estaba sentado en un banco del vestíbulo del cine, junto a su esposa de ese entonces, Giulietta Masina. Según se apunta, para ese momento la cinta duraba entre cinco y seis minutos más que los 174 del corte final. Esta última versión es la que se contempla en el lanzamiento en blu ray de 2014 por The Criterion Collection y en la distribuida por Mirada en pantallas nacionales.

¿Qué fue lo que alteró al público adinerado que asistió al evento mencionado? Probablemente lo que hoy resulta cautivador para las últimas generaciones que estudian cine: la vida de una joven promesa periodística que dejó su pueblo natal para acceder a los lujos de la alta sociedad romana, y que paulatinamente desplazó su profesión y saberes literarios con el fin de dedicarse específicamente a lo publicitario, lo lujurioso, al ápice del fetichismo de la mercancía.

Sin embargo, es una torpeza enorme considerar que la película hilvana un mensaje horizontal y apocalíptico-totalitario sobre la conectividad de la industria. Por el contrario, incluso se opone a la misma hasta por fuera de ella. Por caso, entiéndase con la oposición del mismo Fellini de incorporar a Paul Newman en el papel protagónico que lo vinculó por primera vez con Marcello Mastroianni; decisión que le costó al director la renuncia del legendario productor Dino De Laurentiis, quien hubiera financiado anteriormente ese aclamado drama titulado ‘La Strada’ (1954). Poco fue lo que cedió el realizador de ‘La Dolce Vita’ con su obra, incluso retomó irónicamente este tipo de situaciones en escenas diegéticas del film en cuestión, de ahí el chiste que toma como objeto la mención del propio Newman durante la última fiesta nocturna que percibimos.

Por supuesto que esa audiencia se sintió insultada con las obsesiones lascivas de Marcello Rubini (encarnado por Mastroianni), como también con el rol de los medios periodísticos representado bajo la óptica felliniana. En este film, la mayor aspiración de los vinculados a la prensa es la de operar como “paparazzi”, fisgones y babosos al servicio de las celebridades del espectáculo y de las morbosidades que atraviesan a las personalidades locales. A modo de ilustrar, queda claro que en el primero de estos casos nos referimos al tratamiento del personaje de la icónica Sylvia (Anita Ekberg); y con respecto al segundo, a la escena en la que una mujer no para de ser fotografiada por estos sujetos a la hora de ser informada sobre el asesinato de sus hijos a manos de su marido, antes de que este se suicidara.
Siempre hay crítica puesta en escena a lo largo de esta película de Federico Fellini, incluso desde la hipérbole, con el ejemplo de que el “paparazzi” más frecuente en pantalla se llama, literalmente, Paparazzo. Mientras que la toma de distancia es siempre anécdota, ya sea la burla a Paul Newman, la fugaz mención de la vigencia de un agónico Neorrealismo italiano en la entrevista de Sylvia, o la decisión técnica de Fellini de elaborar decorados a escala en el estudio Cinecittà, en vez de filmar en la verdadera Via Veneto. Elementos que tienen todo un trasfondo por investigar personalmente, pero que en la representación de este film, por si solos, no conforman la esencia del mismo.

Lo cierto es que en la actualidad tanto esta como ‘8½’ son las obras más aclamadas y recurridas de las realizadas por Federico Fellini. Argentina no se quedará atrás con el festejo internacional del centenario natalicio de esta influencia para directores de formas artísticas elogiadas, como Martin Scorsese y Tim Burton. Para ser específicos, la Sala Lugones de la Avenida Corrientes anunció la proyección de un ciclo cinematográfico para el próximo junio, este incluirá algunas de las películas más reconocidas de Fellini, entre ellas se incluye esa sesentañera inminente que es ‘La Dolce Vita’.

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