CINE: Crítica de “ANGRY BIRDS 2: LA PELÍCULA” – Diversión para las generaciones más jóvenes

Por Lucas Manuel Rodríguez

La secuela de la adaptación homónima del video juego (con el sello de Rovio Entertainment y producida por Sony Pictures Animation) empieza con la satisfacción de la promesa establecida al final de su antecesora. La guerra prolongada entre las aves de la Isla Pájaro y los porcinos de Isla Cerdito estaba muy lejos de haber terminado, pero cuando una tercera Isla –la de las águilas invernales- hace de este un conflicto triádico, los dos primeros bandos dejan sus orgullos de lado y se alían para inhibir el armamento superador de la raza emergente.

De esta forma, al ya conocido trío compuesto por Red, Bomb y Chuck (el velocísimo pájaro carpintero) se suma Silver, la académica y “súper-intelectualoide” hermana de este último. Y hasta aquí se sabe lo suficiente sobre la base argumental de esta segunda entrega, aunque tampoco aludimos a una serie de conflictos entrelazados majestuosamente. Es más bien un entretenimiento fugaz bien sobrellevado.

Lo que más se le puede resentir es el abuso de Sony al poner casi todos los temas musicales que se explotaron en el mainstream, en particular desde la década de 1980 en adelante. Nombren los primeros que se les ocurran y están: ‘Eye of the Tiger’, ‘Axel F’, ‘The Final Countdown’, ’I’m too sexy’, ‘Turn Down For What’. En este caso, la expresión “ese tema es de esta película” es inaplicable porque, de nuevo, los tiene todos y los expone con exagerada frivolidad, o al menos en la mayoría de los casos. Aporta un uso ominoso de su soundtrack.

Dicho esto, cabe preguntarse: ¿Cuál es el beneficio de enojarse con esta película si niños y niñas probablemente la disfrutarán? Es un producto exclusivo para ellos, con una moral muy clara para que puedan apreciarla, y de paso divertirlos un poco en el recorrido con chistes. Estos por momentos son tontos, y por otros son graciosos, pero es fundamental señalar que no son para nada repetitivos y aportan una sensación de progresividad (salvo por la ya mencionada, y estruendosa, selección de música). Tiene las buenas intenciones de respetar a la otredad, a quienes son diferentes y vienen de otro lugar, a partir de la unión familiar y cooperativa. Aunque sean valores arquetípicos y hasta arcaicos venidos de una “american way of life”, tiende a conciliar su mensaje premeditado con una narrativa casi fluida. Normalmente a este tipo de casos se le hubiera puesto un 5 o un 6, pero, habiendo señalado esto último, es lo suficientemente competente para cumplir con su meta.

7 de 10


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