CINE: Crítica de «Lo que fuimos»

Por Marcelo Cafferata

Es ya una especie de subgénero dentro del cine dramático –y también lo hemos visto en algunas obras de teatro- la temática de los encuentros entre hermanos que están distanciados y deben volver a verse cuando se presenta un problema familiar. Generalmente este obligado reencuentro ocurre frente a la muerte de uno de los padres o bien cuando el equilibrio familiar se ve revolucionado por un problema grave que parece alterar todo el sistema.

LO QUE FUIMOS”, la opera prima de Elizabeth Chomko –en la que ella también tiene la responsabilidad del guion-, pertenece indudablemente a este grupo y por lo tanto navega en ciertas situaciones muy previsibles que comienzan a desplegarse a partir de la enfermedad de la madre que padece Alzheimer.

Bridget, la hermana, tendrá que viajar desde Chicago para intentar lograr un acuerdo con su hermano y con su padre sobre qué hacer con esa madre que cada día se ve más deteriorada, extraviada, desconocida.

Por un lado intentarán buscar un lugar en donde ella pueda ser atendida y no le falte absolutamente ninguna comodidad, pero obviamente el padre de la familia, de fuerte temperamento, se opone y se resiste a que su mujer sea internada.

Él sostiene que la mejor clínica es su propio hogar y que nadie mejor que él sabrá cuidar a quien ha sido el amor de su vida, su fiel compañera durante un largo y feliz matrimonio, que ha durado más de cincuenta años.

La directora se ha inspirado en el verdadero vínculo que existió entre sus abuelos y por lo tanto se trasluce una mirada sumamente amorosa para con sus personajes.

Si bien todos se encuentran atravesando un momento de crisis particular y no siempre arriban a un acuerdo sobre los cursos de acción para lidiar con la enfermedad de la madre, en ningún momento se produce un estallido emocional ni aparecen agresiones o cuentas pendientes, más que tangencialmente –muy tangencialmente- entre los hermanos.

Chomko elige un tono intimista y sereno, sin estridencias, que le permite manejar correctamente el in crescendo dramático a medida que avanza la enfermedad.

Los hermanos. Bridget y Nick, están interpretados por Hilary Swank (la dos veces ganadora del Oscar por “Los muchachos no lloran” y “Millon Dollar Baby”) y Michael Shannon (a quien vimos en “La forma del agua” “Take Shelter” y “Animales Nocturnos”), dos actores de larga trayectoria que saben aprovechar positivamente sus papeles aunque no explotan toda la química que podría haberse generado entre ellos y por lo tanto, cuesta verlos como estos hermanos atravesando una situación límite.

Por momentos y dado que hay algunas situaciones son muy similares, aparece el recuerdo de los hermanos interpretados por Laura Linney y Philip Seymour Hoffman en “The Savages” y desde este punto de vista, se extraña un contrapunto más filoso y a la vez más profundo, le falta esa intensidad que el guion de Chomko quiere evitar y reemplazar por un esquema más clásico y convencional.

Como el padre de la familiar, aparece en un rol co-protagónico Robert Forster (de importante presencia en “Jackie Brown” de Tarantino y a quien solemos ver en papeles secundarios) en una actuación acertada, que es a la vez apasionada y sensible, sabiendo aprovechar los momentos de quiebre y dureza que tiene el personaje. Aquí sí podemos decir que la química entre él y su mujer es excelente.

Finalmente, en el papel de la madre, brilla en cada detalle el trabajo de Blythe Danner como esa mujer al que el Alzheimer le está devastando los recuerdos, también comparable con la exquisita Julie Christie, nominada al Oscar justamente por ese trabajo en “Lejos de ella”.

Ruth atraviesa por momentos de lucidez y otros de grandes lagunas mentales, olvidos y retrocesos: Danner jamás exagera ni subraya ningún tono, jamás pierde el control de cada detalle en un trabajo delicadamente trabajado.

Su Ruth realmente marca la diferencia para una película de cámara, apoyada en sus personajes como es “LO QUE FUIMOS”. Obviamente la película de Chemko no sería la misma sin la actuación de Blythe Danner, completamente cargada de momentos de gran sutileza y de gran emotividad.

Cerca del final, la película además dará un giro inesperado y en ese último tramo, las piezas se reacomodan de otra manera, y la directora impacta con un par de escenas de gran efectividad, que dan marco a un muy buen cierre de la historia.

Sin grandes pretensiones, “LO QUE FUIMOS” sabe instalarse en un esquema conocido, una buena receta de “película familiar con hermanos atravesando un duro momento de reacomodamiento” pero se destaca fundamentalmente por el trabajo de un elenco preciso y de excelencia, aun cuando el guion no deja de visitar algunos lugares comunes y respetar los esquemas más tradicionales.

7 de 10


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