Por Sergio Héctor Misuraca
“La revolución de la paz es el amor” y sigue siéndolo, solo que todavía no nos dimos cuenta.
Cincuenta años después, “Hair” vuelve para homenajear los viejos ideales del movimiento social más influyente de la historia.
“Hair, el musical” estrenó su versión final en Broadway en 1968, se mantuvo a lo largo de 1472 funciones y pronto se convirtió en un verdadero ícono de protesta, desafiando las normas sociales de la época. Tal fue la polémica generada que en el Reino Unido este musical contribuyó al final de la censura de los escenarios del país.
Por supuesto que hoy, cincuenta años después, ya no significa lo mismo y temo que para aquellas personas que no conozcan la historia, el hipismo no represente más que lo que se ve en abundancia en esta obra: un grupo de jóvenes rebeldes que, en el nombre de la paz, se drogaban, usaban el cabello largo, gozaban de libertad sexual y se desnudaban en público.
No es un tema de dramaturgia sino de contextos. La versión original teatral no pretendió más que generar provocación a través de una estética conceptual que funcionó muy bien porque la historia los acompañaba.
La puesta argentina respeta el viejo formato de Broadway y no se anima a actualizarlo. En este sentido, estamos frente a un show performático en el que el talento artístico se encuentra por encima de la historia.
Lejos está la versión cinematográfica de Milos Forman cuyo objetivo principal era focalizar en la construcción de los personajes, sus contradicciones y sus búsquedas dentro de un paraguas de valores que pretendía acabar con las guerras.
Poco de esto sucede en el musical homenaje, pero no sería justo compararlo porque se trata de dos visiones artísticas diferentes.
Lo que sin dudas podemos afirmar es que Pablo Gorlero tuvo un desafío muy importante en dirigir a 30 artistas en escena, jóvenes, talentosos y apasionados y lograr una unidad de grupo que se visualiza en la transparente emocionalidad que los atraviesa durante todo el musical. Y esto se observa en cada ángulo del espacio que ocupan. Sean protagonistas o personajes secundarios, todos están plantados en su “aquí y ahora”. Es así como pude descubrir el personaje de Emmaretta, encarnado por Cecilia Cáceres, que me llamó la atención por sus gestos casi clownescos, interpretando una chica que pretende ser visible para el resto y enamorarse. Sus frustraciones, su integración al grupo y sus intenciones se ven porque la obra exige que veamos más allá de sus protagonistas.
El talento musical es indiscutible y podemos encontrar todo tipo de registros de voces incluyendo los más líricos. Pero si de voces se trata no puedo dejar de mencionar la de Eugenia Gil Rodríguez, en el personaje de Dionne, que tiene a cargo la apertura con el tema tan conocido “Acuario” y otros como “Chicos Blandos, y No tengo (Reprise)
No hay nada que envidiar a Broadway en cuanto a voces se refiere. Quizá en el 2019 la puesta podría haber jugado más con los recursos que nos acerca la tecnología para acompañarlo visualmente.
Desde la construcción de personajes se destacan Mariel Percossi (Jeani ,la embarazada), con gran timing para la comedia y Belén Ucar (Sheila), que lleva el drama de la historia. Ambas mujeres sufriendo por el mismo hombre.
También es destacable la versatilidad de Sergio Di Croce encarnando cinco personajes pero que se luce al interpretar a Margaret, con un registro de voz que siendo hombre es muy difícil de lograr.
Definitivamente el final con la mítica canción “Deja que entre el sol”( Let the Sunshine in) se convierte en una emocionante fiesta en el que el público no puede dejar de cantar.
Hair, un clásico, en un formato clásico, con jóvenes que ponen todo en el escenario porque se les nota que aman lo que hacen. Seguimos en la era de acuario, esperando que jóvenes así reivindiquen el amor por encima de todas las cosas.
CIUDAD CULTURAL KONEX
Sarmiento 3131
Capital Federal – Buenos Aires – Argentina
Teléfonos: 4864-3200
Web: http://www.cckonex.org
Domingo, Viernes y Sábado – 21:00 hs – Hasta el 30/06/2019
Adaptación: Pablo Gorlero
Actúan:
Matías Acosta, Orlando Alfonzo, Sofía Almuina, Sacha Bercovich, Laura Bertonazzi, Cecilia Cáceres, Inbal Comedi, Nicolás Cucaro, Sergio Di Croce, Eugenia Gil Rodríguez, Camila Giudice, Agustín Iannone, Nicolás Leguizamón, Tatiana Luna, Yosi Machado, Ignacio Monna, Emanuel Ntaka, David Okada Caldas, Mariel Percossi, Manuela Perin, Micaela Pierani Méndez, Pedro Raimondi, Diego Rodriguez, Pilar Rodriguez Rey, Julián Rubino, Mayra Rubino, Sheila Saslavsky, Francisco Tortorelli, Belén Ucar, Pedro Vega
Diseño de vestuario:
Renata Schussheim
Diseño de escenografía:
Magali Acha
Diseño de luces:
Gonzalo Córdova
Diseño De Sonido:
Gastón Briski
Stage Manager:
Andrés Vaulet
Comunicación:
Duchezarate
Diseño gráfico:
Merci Buenos Aires
Prensa:
Buchezarate
Arreglos musicales:
Juan Ignacio López
Arreglos Vocales:
Daniel Landea
Producción ejecutiva:
Andrés Vaulet
Coreografía:
Verónica Pecollo
Puesta en escena:
Pablo Gorlero
Dirección vocal:
Daniel Landea
Director musical:
Juan Ignacio López
Dirección general:
Pablo Gorlero
Coincido con vos Sergio que en la puesta falto riesgo y no se animaron a actualizar la propuesta, con lo cual queda por momentos anacrónica queriendo mostrar esa época desde un cristal hasta en cierto punto naïf y soñador, lejos del dramatismo de la de Forman. El eje central de la obra, el protagonista atravesado por la decisión de la libertad total o de respetar los mandatos familiares y el «llamado de la patria» queda un poco desdibujada en la puesta de Gorlero.
Genial el elenco!
Felicitaciones por la nota!