Por Hugo Duarte
Cuatro estudiantes de un establecimiento educativo, con características personales muy diferentes, son castigados por las autoridades escolares y cumpliendo ese castigo descubren una vieja consola, se sienten atraídos por esa antigüedad y sin darse cuenta ingresan al mundo del juego convirtiéndose en los avatares adultos que eligen. Es aquí donde radica lo bueno del film. Con mucho humor, un 3D muy bien logrado, con mucha vertiginosidad visual, entramos en una aventura clásica de buenos y malos. La aparición de un auto, cuyo conductor es Rhys Darby en el papel de Nigel , quien tiene el aire, en la forma de hablar, del primer protagonista de la saga, Jumanji 1995, Robin Williams, y es el encargado de poner al tanto a los cuatro participantes de la tarea a realizar.
Dwayne Jhonson (La Roca, entre nosotros) tiene un papel muy divertido y muy bien compuesto como Spencer, y juega mucho al antihéroe con su enorme tamaño. Kevin Hart en el rol de Fridge es su compañero y a su vez su competencia dentro de la selva. Jack Black es Bethany y es el encargado de llevar adelante muchos gags muy bien armados y entretenidos. Karen Guillan es Martha, poniendo el toque femenino en la aventura y usando muchos recursos paródicos de su propio sexo. Y el malo de la película recae en Boby Cannavale, en el papel de Van Pelt, malo duro y con muchos secuaces en motos muy bien equipadas. También encontramos a Nick Jonas, ex Jonas Brothers, encarnando a Alex, un joven que está viviendo en la jungla, y es parte vital para la resolución del conflicto.
Los estudiantes que abren la historia son Alex Wolff como el joven Spencer, Ser’Darius Blain como el joven Fridge , Madison Iseman como la joven Bethany y Morgan Turner como la joven Martha.
Un film que entretiene, causa gracia, nos llena de aventuras, con un uso de la actual tecnología muy efectivo en lo visual y que nos deja entrever la moraleja de que debemos aceptarnos como somos y que siempre podemos más de lo que creemos. Es una película que logra su cometido entreteniendo, no pierde nunca el ritmo visual y es una buena opción del verano para tardes bien pochocleras.
8 de 10
