FITO PÁEZ EN EL LUNA PARK: EL PASADO ES REAL Y EL FUTURO, LIBERTAD


1/5/18


El rosarino cautivó a un público multigeneracional en la presentación porteña de “La ciudad liberada”, su último disco. 


Crónica: Gonzalo Ciampa
Fotos: Gabriela Farfán Borda 


No son muchos los artistas que ofrecen conciertos en donde su nueva producción ocupa gran parte de su repertorio. Con el paso del tiempo, muchos setlist se han ido conformando con dos o tres sencillos nuevos, alguna canción que sume invitados y clásicos, muchos clásicos, aquellas grandes canciones que el streaming de este tiempo ayudó a revitalizar. Pero Fito Páez no se corresponde con ningún estereotipo -eso es sabido-, y más allá de proliferar éxitos desde los 80 y de mostrar cuán sagaz es su rock and roll, el sábado, en la primera de sus dos noches en el Palacio de los Deportes, casi la mitad de su lista estuvo integrada por sus nuevas letras y músicas: 11 de 27 canciones le pertenecieron a La ciudad liberada, dentro de un extenso show de 140 minutos que concentró seguidores de todas las edades -desde fieles de la primera hora hasta jóvenes nacidos en los albores del nuevo siglo-.

La sorpresiva introducción instrumental con “Ciudad de pobres corazones” atrapa y conmueve desde el inicio, y da paso a lo nuevo: “La ciudad liberada”, “Aleluya al sol” y “Wo Wo Wo” marcan el pulso inicial y exhortan al público -que agotó las entradas para esta primera función- a cantar sobre los deseos y las esperanzas.                                                                      

Las composiciones van arrancando sonrisas, emociones y recuerdos en los presentes, que sienten en el corazón la historia de “11 y 6” y la cantan de principio a fin. Y también se conmueven con “Tu vida, mi vida” y con la bella voz de Fabiana Cantilo, que participa en gran parte del show y suma coros junto a Julieta Rada, quien más adelante eclipsa el canto del estadio en “El amor después del amor”.

La banda es potente, precisa y se luce, como el caso del guitarrista Juani Agüero, que pasa al frente en varios momentos para puntear y enaltecer grandes obras del rosarino, como “Circo Beat” y “Ciudad de pobres corazones”. Diego Olivero en bajo, teclados y dirección musical, Juan Absatz en teclados y guitarra y Gastón Barenberg en batería completan un cuadro perfecto dentro del marco ideal que ofrece el famoso recinto porteño.

Momentos extraños e inéditos también se dieron cita: Coki Debernardi, el músico santafesino, líder de Coki and the Killer Burritos, tuvo sus minutos principales y especiales al interpretar “Medallita”, un tema de su autoría; luego, el invitado acompañó al cantautor y a todo el estadio en “Polaroid de locura ordinaria”. Tiempo más tarde, y después de la festividad de “A rodar mi vida”, Fito improvisó lo que sería `el momento´ de la noche: “Antes, en un instante, se había hecho un silencio que fue mágico, quiero que lo repitan para que pueda hacer algo que nunca hice acá en el Luna Park”. Sin luces en el escenario y sin micrófono, la versión a capela de “Yo vengo a ofrecer mi corazón” generó la máxima ovación en esta presentación. Modificar sobre la marcha y salir airoso responde al modelo `no modelo´, a la forma `Fito Páez´.

Comprometido, enamorado, solidario, rebelde. En la mente, en el alma y en el corazón del autor del disco más vendido en la historia del rock argentino confluyen letras para todos y todas, como la dedicada al portero de su casa, “El ataque de los gorilas”, o el canto en contra de la guerra y en pos de un mundo mejor de “Navidad negra”. Lo viejo y lo nuevo se entremezclan para darle forma a un gran show con marcada producción audiovisual, que apela al recuerdo de los primeros años 90 con “Tumbas de la gloria” y que en “Islamabad” suma relevancia al incluir seis bailarinas cubiertas con burkas que luego se destapan para mostrar su ropa erótica y explotar su baile hacia el final de la canción.
Para los bises, más clásicos: “Dar es dar”, “Mariposa tecknicolor” e “Y dale alegría a mi corazón”, con la banda al frente del escenario y los seguidores cantando sin césar aquel icónico estribillo eternizado en la canción incluida en Tercer mundo. Un reconocible riff y un inolvidable y controversial video marcan el final con “El diablo de tu corazón”. ¿Una canción de ayer para los tiempos de hoy? “¡Buenas noches, Buenos Aires, la ciudad liberada!”, expresó y saludó Fito Páez, tras entregar en esta primera noche un poco de historia del gran rock nacional.








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