MAR DEL PLATA 2018: «Bixa Travesty» y «Flesh Memory»


Bixa Travesty
Dirigida por Claudia Priscilla – Kiko Goifman
Brasil 2018

Flesh Memory
Dirigida por Jacky Goldberg
Francia 2018


Por Gus Casals @Uncle_Marvel


Finley vive en Austin, Texas y Lin en las afueras de San Pablo. Ambas son, a su manera performers, ambas testean los límites de lo socialmente aceptable en sexualidad y género, y ambas son sujetos de películas documentales que se presentaron en la 33 edición del Festival de Cine de Mar del Plata.

Finley y Lin podemos asumir que no se conocen ni saben la una de la otra salvo que sus directores hayan visto la otra película y se lo hayan comentado.

Lo que sorprende es que ambas transitaron un melanoma potencialmente fatal, manifestado en su pecho, y ambas decidieron testimoniarlo con un tatuaje de un águila alrededor de la herida que les quedó. Para ambas la experiencia que fue un riesgo de vida fue transformadora, pero no de la manera facilista que podría intuirse: Finley es una “cam girl” que se expone sexualmente en las redes por dinero. Lin es una performer trans que hace activismo tanto con su música como con su cuerpo. Ninguna de ambas “eligió este camino” como consecuencia de la enfermedad, sino que ambas tuvieron una reafirmación sobre lo que ya venían haciendo y una radicalización de sus métodos, pero en los dos casos no es la formula “porque A entonces B”, sino más bien “porque A, entonces más B que antes y más radical”.

Bixa Travesty

Finley encontró en su trabajo un modo de trabajar desde su casa, mantenerse y mantener a su hijo y tal vez diversificarse, si, seguramente, en algo que también le deja un plus de goce por la exposición. No podemos afirmarlo, ya que la película de Goldberg se aleja de todo psicologismo, y es un híbrido entre documental y ficción (el director prefiere definirla simplemente como “una película”), que cuenta sin testimonio a cámara, salvo alguna situación donde Finley habla con una amiga o su madre para explicar qué es lo que está haciendo y por que. Astutamente, cuenta con nuestros prejuicios sobre las elecciones de Finley antes de contarnos algo del trasfondo. La película es pequeña y claustrofóbica, como podemos pensar es la vida de Finley que apenas sale de su casa para recibir un paquete o una ocasional caminata, pero en todo momento genera empatía por el personaje sin caer en facilismos.

Lin es muy diferente que Finley: es ruidosa, habladora, quiere exponer nuestros prejuicios, destruirlos y comenzar a construir de nuevo. Si algo cambió antes o después del melanoma fue su posición política tanto sobre la autonomía de su cuerpo que se niega a la binaria heteronorma como a desafiar a quienes se resisten a aceptar a lo no normado: Bixa Travesty se traduce al castellano como Marica Travesti y al inglés como Tranny Faggot. Binomios que vulgarmente se podrían agrupar pero que dentro de las comunidades de personas LGTBIQ+ forman fronteras infranqueables, donde se espera que la mujer trans, travesti por elección de nombre, sea femenina y “pase” por mujer cis y el varón gay tiene que relacionarse solamente con aquellos similares a sí mismos: otros varones gay en el espectro tranquilo de la norma.

Intercaladas con sus entrevistas, Lin y su compañera Jup do Bairro graban un podcast, y sobre todo, se suben al escenario para cantar, bailar, hacer un poco de “spoken word” y por sobre todo exponer con su arte el poder de la diferencia.

El carisma de Lin trasciende la pantalla y nuevamente, la “revelación” sobre el cáncer llega cuando ya estamos convencidos que es una fuerza de la naturaleza y solamente reafirma lo que ya veníamos viendo.

Finley y Flesh Memory son introvertidas e intimistas. Lin y Bixa Travesty son extrovertidas, ruidosas, explotan en la cara y nos dejan con ganas de más. Ambas protagonistas y ambas películas merecen conocerse.


Flesh Memory

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