Por David Ibarra
«Hybris», cuando la ambición cruza el apocalipsis.
El pasado viernes 18 de mayo en el Teatro Azul asistí a la función de Hybris, una intrigante comedia dramática escrita y dirigida por Matías Vitali. La obra nos sumerge en un universo en el que la frontera entre ficción y realidad se desdibuja por completo, invitándonos a reflexionar sobre los rincones más oscuros de la ambición y la necesidad de reconocimiento.
«Hybris» nos presenta un ingenioso juego de dos planos narrativos que, aunque distantes en el espacio y el tiempo, resuenan temáticamente. Por un lado, asistimos a la caótica presentación de una novela homónima, donde las autoras deben lidiar con un inesperado boicot que pone a prueba su temple y sus egos. Por otro lado, somos transportados a la desolación patagónica, donde tres hermanos intentan sobrevivir a un apocalipsis, ofreciendo refugio a una misteriosa mujer amnésica.
Las actuaciones son, sin duda, uno de los pilares de esta producción. El elenco, en una evolución interpretativa notable, da vida a personajes complejos y llenos de matices. Destaca la excéntrica Rebeca, cuya fama se construye sobre la desgracia de su esposo Jaime, interpretado con una profundidad que incomoda y atrapa. La dinámica entre Lorna y Julieta, en su constante lucha por el reconocimiento, también resulta cautivadora.
La dirección de Matías Vitali es ágil y dinámica, manteniendo un buen ritmo a pesar de la multiplicidad de personajes en escena. La puesta en escena logra integrar ambos mundos narrativos de manera fluida, creando un contraste interesante y potenciando la reflexión sobre los temas centrales.
La escenografía y el vestuario son elementos clave para la inmersión en la obra. El escenario, rico en detalles, evoca convincentemente tanto un refugio postapocalíptico como el ambiente tenso de una presentación literaria. El vestuario, apropiado para cada contexto, subraya las personalidades y las circunstancias de los personajes.
La iluminación y el sonido cumplen su función de manera impecable, acompañando la atmósfera de cada escena y contribuyendo a la tensión y al ritmo de la narración.
El mensaje principal de «Hybris» radica en la exploración de la ambición desmedida y la búsqueda del reconocimiento a cualquier precio. La obra nos invita a cuestionar los límites éticos que se cruzan en la consecución del éxito y cómo estos impulsos pueden afectar nuestras relaciones y nuestra propia humanidad.
Uno de los aspectos que más me atrajo fue la habilidad de la obra para transitar entre los dos escenarios, generando una conexión sutil pero poderosa entre la fragilidad del mundo editorial y la crudeza de un futuro postapocalíptico.
Recomiendo «Hybris» a un público amplio que disfrute de propuestas teatrales inteligentes y que inviten a la reflexión sobre la condición humana. Aquellos que aprecian las buenas actuaciones y las narrativas que exploran las complejidades de la ambición y la naturaleza humana encontrarán en esta obra una experiencia teatral gratificante.
