Por Guadalupe Farina
Matar a mamá, la segunda obra de teatro escrita por la talentosa Laura Oliva y que se presenta actualmente en el Teatro Politeama, es la típica comedia que puede encontrarse en el teatro comercial porteño: una familia un tanto disfuncional que tarde o temprano termina resolviendo sus problemas y allí, donde todo era conflicto, pasa a ser amor y paz.
Con una atinada dirección de Paula Ransenberg, la puesta cuenta la historia de dos hermanas, que son como el agua y el aceite, y descubren que su octogenaria madre se ha convertido en una exitosa influencer a partir de contar las miserias de sus hijas en videos que comparte semanalmente en las redes sociales. María (Inés Estévez) está infelizmente casada y tiene un hijo adolescente, que es quien ayuda a su abuela con la producción de los videos. Ama de casa, vive a fuerza de ansiolíticos, detesta las demostraciones de cariño y su único interés en la vida es mantener las apariencias. Dolores (Florencia Raggi), en cambio, es la típica hippie con OSDE que pese a estar muy cerca de los 50 todavía no sabe muy bien qué hacer con su vida. Vive sola, no hay pareja que le dure y cambió de vocación varias veces. Es ella quien descubre el nuevo entretenimiento de la madre y cita a su hermana para plantearle la situación.
De eso va un argumento que, por momentos, se torna un tanto reiterativo. Las hermanas miran los videos, se enojan, pero no es sino hasta el final de la obra que buscan una solución: enfrentar a la madre, interpretada por María Rosa Fugazot. El espectador no puede dejar de preguntarse si lo lógico no hubiera sido buscar hablar con la mujer antes en vez de retrasar tanto la acción.
Hasta ese momento, el espectáculo se constituye mediante una serie de escenas donde María y Dolores, a partir de distintos gags, van exponiendo sus diferentes personalidades. Las actuaciones de Raggi y Estévez, en un código distinto una de la otra, sostienen la atención del público: la primera muy naturalista y la segunda montada en un personaje con ribetes cómicos para provocar las risas. La dupla funciona a la perfección.
La escenografía hiperrealista, que construye con todos los detalles la casa de Dolores, acompaña el desarrollo de la historia, al igual que los cambios de vestuario que van dando cuenta del paso de los días.
En definitiva, Matar a mamá es una comedia que busca, con humor, hacer pensar en las relaciones familiares, en la falta de comunicación y en la influencia que las redes sociales tienen hoy por hoy en nuestras vidas. Por eso es muy probable que una buena parte del público termine identificándose con las distintas situaciones.
Matar a mamá se presenta los viernes y sábados a las 20, y a domingos a las 19:30 en el Teatro Politeama (Paraná 353 – CABA).