Adiós Colón, bienvenida Juana

La escultura de la líder revolucionaria pesa 25 toneladas y mide 9 metros; es la estatua de bronce más grande de la Argentina. Realizada por el artista Andrés Zerneri que tardó tres años en terminarla con la ayuda de más de 45 personas.

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«En la escultura se ve a una mujer con una espada en la mano, un bebe en la espalda y un proyecto en la cabeza»

«La espada no es con sentido bélico, sino de liberación, de símbolo»

«La mano derecha de la mujer se extiende en un gesto de protección hacia el niño y hacia el pueblo, al igual que el poncho que la cubre, que imita los pliegues de las lanas americanas».

«Su mirada es esencial, porque ella estará mirando hacia el continente americano, no le dará la espalda. Es un contraste con la escultura de Colón que miraba al río».    Andrés Zerneri

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Juana Azurduy de Padilla, nació en Chiquisaca Bolivia el 12 de julio de 1780, y representa a las miles de mujeres anónimas que lucharon por la emancipación del virreinato del Río de la Plata.

En 1805, se casó con el coronel Manuel Asencia Padilla. Años después, ambos se sumaron a las guerras independentistas que comenzaron en Chuquisaca y La Paz en 1809.

Con la Revolución de Mayo en Buenos Aires, Azurduy y Padilla se unieron a partir de 1811 al Ejército del Norte para combatir a los realistas del Alto Perú. En 1812, Azurduy organizó el «Batallón Leales» y se puso junto con su marido a las órdenes del general Manuel Belgrano, nuevo jefe del Ejército Auxiliar del Norte, quien le obsequió su sable como reconocimiento a su lucha.

En 1816, Azurduy fue herida durante la batalla de La Laguna. Su esposo murió cuando intentó rescatarla.

Al cambiar la estrategia militar para combatir a los realistas afincados en el Alto Perú por la ruta chilena, Azurduy se unió a las filas del caudillo salteño Miguel de Güemes, con quien combatió hasta su muerte en 1821.

Azurduy, quien peleó incluso estando embarazada y perdió a sus hijos en la lucha contra las tropas de la conquista española, murió en la pobreza en Sucre el 25 de mayo de 1862. Fue enterrada en una fosa común y sus restos fueron exhumados recién cien años después y depositados en un mausoleo que se construyó en su homenaje en la ciudad de Sucre.

En 2009, Cristina Fernández de Kirchner ordenó el ascenso de Juana Azurduy al grado de generala a través del decreto 892.

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Fotos: Fer Casals

Juana Azurduy,
flor del Alto Perú,
no hay otro capitán
más valiente que tú.

Oigo tu voz
más allá de Jujuy
y tu galope audaz,
doña Juana Azurduy.

Me enamora la patria en agraz,
desvelada recorro su faz;
el español no pasará,
con mujeres tendrá que pelear.

Juana Azurduy,
flor del Alto Perú,
no hay otro capitán
más valiente que tú.

Truena el cañón,
préstame tu fusil
que la revolución
viene oliendo a jazmín.

Tierra del sol
en el Alto Perú,
el eco nombra aún
a Túpac Amaru.

Tierra en armas que se hace mujer,
amazona de la libertad.
Quiero formar
en tu escuadrón

y al clarín de tu voz,
atacar. Juana Azurduy,
flor del Alto Perú,
no hay otro capitán
más valiente que tú.

 

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