Crítica: DINNER

21/9/16

UNA CENA QUE NO CAE DEL TODO BIEN

Por Valeria Massimino

Dinner es una comedia negra, basada en el libro de la londinense Moira Buffini del año 2002. La historia trata sobre una celebración por el lanzamiento del libro del esposo de Paige, quién organiza una íntima cena con sus amigos y por supuesto la venganza será el plato principal. Los invitados a la cena son un escritor, artista, científico y periodista, quienes interpretan la vida de manera distinta, con falsedad y esnobismo. Evidentemente la cena será interrumpida por una persona no invitada, y durante una hora y media habrá cierto suspenso.

La versión argentina tiene dirección de Valeria Ambrosio, tal vez no es una adaptación sencilla para nuestro país. Podría ser como la película y el juego CLUE, pero esta obra es mucho más light, no hay un conflicto fuerte, ni bien definido… Son todas frases cortadas y lanzadas al vacío, no hay profundidad en lo que se dice, se siente y finalmente se hace. Vislumbrándose siempre, desde el minuto uno, ironías y desprecio entre los protagonistas. Adelantándonos de esta manera el final.

Lo real es que el guión no es sólido, no convence, no atrapa, la obra se hace larga y repetitiva. Los diálogos no son lo que podrían ser. No está bien explotada. La puesta en escena es simple, pero al menos tiene un agregado original en donde en un cuadro de decoración, en lo que sería el living, se transforma en una pantalla en donde se ven los rostros de los actores mientras están en la mesa.

Por otro lado, la decisión de hacer que uno de los personajes tenga un acento – que se adivina sudamericano- para causar gracia, tampoco es algo acertado.

Uno de los grandes problemas de la obra es el sonido, se escucha bajo y los actores no pueden forzar más la voz. Y en la Sala Pablo Neruda, los espectadores que están atrás no escuchan bien. La música es típica, de suspenso, pone en clima lo que va sucediendo, pero también aparece en momentos que tapa la voz de los actores, ya que éstos carecen de micrófono.

Por supuesto que esta es una obra para que los actores se luzcan, pudiendo jugar en escena, en especial cuando uno de los actos es el grotesco. Guillermo Lemos, en el papel de Paige está muy bien, se luce durante toda la obra, sus gestos, palabras y movimientos son de toda una mujer perspicaz, delicada, y un tanto demente. Junto a Lemos, otro actor que se destaca es Juan Manuel Guilera, respetando el papel que le dieron, no sale ni un instante de su personaje, siendo él quién dice las cosas más “coherentes”.

Leonora Balcarce hace de una sexy periodista de espectáculos, un personaje al cual no le puede sacar el jugo que quisiera. Victoria Céspedes tiene exagerados diálogos en escena y espásticos movimientos donde muestra su plasticidad. Nacho Gadano y Joaquin Berthold manejan personajes fríos y calculadores, contenidos hasta que pierden la paciencia y tienen su momento para lucirse. Alejandro Veroutis, por primera vez en escena, hace de mayordomo y solo habla al final de la obra, está correcto en sus movimientos y recorre con naturalidad el escenario de punta a punta.

En definitiva, Dinner no cierra ni entretiene. Es una cena que no alimenta.

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