Crítica: EDIPO Y YOCASTA, un grito en la inmensidad

5/5/16

Marisol Otero: una reina por partida doble

Por: Paola Jarast

12841144_248769688791638_5392602749998155200_oMarisol Otero supo cautivar al público y a la crítica cuando en 1999 protagonizó La bella y la bestia junto a Juan Rodó. Volvería a hacerlo en el 2010 en el rol de la querible y maternal Señora Potts en el mismo musical. Deleitó a legiones de espectadores como la alegre y aguerrida Donna en Mamma Mia (por nombrar tan solo algunas de las obras más emblemáticas del género musical que pudimos disfrutar de su mano). Hoy Marisol Otero, la reina de los musicales de la escena nacional por excelencia, se luce como la sufrida Yocasta, reina de Tebas.

Conforman el notable equipo creativo a la cabeza de la puesta Mariano Taccagni en libro, letras y dirección general y el renombrado Gaby Goldman en música original y dirección musical. La excelsa dupla creativa Taccagni- Goldman optó por un abordaje desprejuiciado  y atemporal en este primer musical basado en la tragedia de Sófocles. El libro original de Taccagni recrea el romance entre una madre y su hijo que Sófocles ideó para su afamada tragedia. Goldman timonea una orquesta eximia, y su conducción es magistral. La fusión de géneros musicales es novedosa en la escena local: hay electro-dance, pop, baladas y ritmos pegadizos.

La pieza reedita la historia de amor de la reina Yocasta (Marisol Otero, una vez más en estado de gracia), que, desgarrada tras la pérdida de su primogénito y luego devastada por la posterior muerte de su marido, el rey Layo (Martín Repetto, dueño de una voz prodigiosa), conoce a Edipo (gran debut teatral de Gonzalo Almada). Yocasta y Edipo inician un vínculo amoroso pasional, y Edipo se convierte en la salvaguardia de la reina ante el dolor y frente a la peste que arrasa su patria, Tebas. El joven forastero se convertirá en su marido y en un rey prometedor.

El destino de la reina había vaticinado que su hijo la desposaría y mataría a su propio padre. Cuando el destino insoslayable se cumple, Edipo y Yocasta, horrorizados, deberán hacer frente a las consecuencias del incesto consumado.

Y en ese tour de force, la entrega de Marisol Otero es visceral; su compromiso emocional, absoluto.

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