Entramos al ‘Chalecito’ de la 9 de Julio

Hace ya un año el famoso y misterioso «Chalecito de la 9 de Julio» abrió sus puertas, para recorrerlo y poder conocer la verdadera historia del mítico lugar.

Un edificio icónico ubicado en la calle Sarmiento al 1121 popularmente llamado «Chalecito» donde hablamos con Diego Sethon realizador audiovisual y bisnieto del propietario original del chalet- Rafael Díaz. Que junto a su hijo (el tararanieto) le dio vida nuevamente a este fantástico lugar.

Actualmente el espacio se alquila para eventos gastronómicos y actividades culturales en general (cine, teatro, música). Un lugar que ayuda a todo tipo de emprendedores, con precios justos, teniendo en cuenta la magnífica locación. Hacer actividades por la cultura es algo necesario siempre y que el publico reclama y agradece.

Hoy se puede desayunar y ver el amanecer desde las alturas, por un precio igual de accesible que el de una franquicia de fast food.

En un futuro, contará con un bar para aprovechar la vista del Obelisco, los 360 grados que ofrece estar en la terraza (no solo con el típico concepto de rooftop, que tan de moda está). Y además, cuenta con otras terrazas.

UN POCO DE HISTORIA:

El chalecito fue construido en 1927, como un lugar de descanso para el español Rafael Diaz, que vio gran potencial en Argentina y debido al éxito de la mueblería «Muebles Diaz» tenía que tomar una siesta reparadora en el lugar. Cada piso del edificio estaba dedicado a una temática (muebles para niños, niñas, recien casados, y así…) Vendía todo tipo de mobiliario. La tienda contaba con nueve pisos y apuntaba a una clientela de clase media, por lo que comenzó a vender con catálogo y a crédito para toda la argentina. La confianza que brindaba era el sello esencial de Muebles Díaz.

‘Llegó a convertirse en una de las mueblerías más importantes y exclusivas de la ciudad. Y la más grande de Sudamérica. Fue un adelantado a la época’ , cuenta el bisnieto. Y recalca la importancia de la confianza, que un poco se fue perdiendo con el tiempo.

Desde esa altura, Rafael pudo ver cómo se construía en 1936 el Obelisco, a tan solo 100 metros de su negocio y, un año más tarde, también fue testigo de la inauguración del primer tramo de la avenida 9 de Julio.

Además, en el auditorio del séptimo piso hay muestras de cine. Para recrear el espíritu de Radio Díaz -que en la frecuencia AM 630 emitía promociones de la mueblería alternadas con música- se puede disfrutar del clásico e inmortal radio teatro.

Rafael era dueño de varias cadenas de cine y teatro, que fueron desapareciendo. No solo fue una mueblería. ‘La gente quiere cuidar la cultura. Hay que salvar el edificio. Es un monumento histórico’, explica y rememora Sethon.

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