JANSENSON: Más que un mago

Norberto Jansenson es el distinto dentro de ese extraño y maravilloso mundo, tal vez es porque su magia e ilusiones se acercan más al alma de las personas. Sensible, inteligente y misterioso. Cuando muestra su galera muestra parte de su esencia, y en verdad podemos ver magia.

El sábado 30 de mayo comienza sus presentaciones en la Sala Siranush, y a partir de junio, todos los jueves para encantar al público.

Contanos un poco tus comienzos… ¿Cómo era Norberto Jansenson de pequeño? ¿Y cuál fue tu primer acercamiento con la magia? ¿Recordás que te dijeron tus padres?

El Norberto niño era muy introvertido, solitario. Muy estudioso, lleno de pudores, con una gran imaginación, lector empedernido, muy sensible, incomprendido por sus contemporáneos. La magia fue una compañera incondicional, un puente con el mundo invisible, una puerta abierta para salir a jugar, una invitación a animarse (que significa llenarse de alma).

Mis padres fueron siempre permisivos, de mente abierta, siempre acompañando el proceso y favoreciendo mi contacto con el mundo del ilusionismo. De hecho, fue mi padre quien me trajo la tarjeta de un mago para que yo fuera a aprender.

 Creo que todos los artistas tienen un” secreto”, y un mago seguro qué más de uno…  ¿Los trucos, las ilusiones que realizás, ¿cómo las pensas? ¿Son creaciones propias en su totalidad?

Todos los seres humanos, no solamente los artistas ni especialmente los magos, tenemos secretos. Justamente el trabajo del mago tiene que ver con des-cubrir (quitar lo que cubre), lo que está oculto. El mago propone un pacto con los públicos: esconder secretos nobles gracias a los cuales se revelen los secretos que fueron guardados a la fuerza, sin consentimiento, para esconder verdades, para disfrazar asuntos. De hecho, aún hoy, y luego de cuarenta años, cuesta sacar a la luz los hechos acontecidos durante la dictadura militar, des-cubrir sus secretos, transformar el dolor en amor, convertir lo que ha quedado bloqueado dentro de muchísima gente en vibración sana para ser utilizada de forma positiva.

Las composiciones que comparto sobre los escenarios surgen de distintos lugares: a veces desde una historia que quiero contar y para la que necesito el “efecto” mágico, otras veces desde un impacto visual que quiero producir, otras desde una música que me conmovió, alguna otra desde algo que quiero evocar en los públicos y para ello busco, pido, compro, diseño, y tal vez creo un sistema, una historia, unas herramientas.

Hay “creaciones” propias y hay también creaciones ajenas que yo adapto a mi estilo, a las que les agrego lo que considero que les falta para lograr la redondez, la completud en tanto manifestación artística.

 A nivel mundial, ¿qué viste que te llamó la atención, qué te dejó sin palabras? 

Mis experiencias preferidas fueron la puesta de Le Nozze Di Figaro de la Ópera de Los Ángeles, en la primavera del 2006, dirigida por el maestro Kent Nagano, en una fiesta descomunal que yo quería que durara para siempre.

La primera vez que vi Kà, de Cirque Du Soleil, en el hotel MGM de Las Vegas, me sentí muy impactado, vi el espectáculo ya ocho veces allí.

The Lion King, que vi por primera vez en el Pantages Theatre de Los Angeles, concebido y dirigido por Julie Taymor, fue una experiencia tremenda y de una originalidad nunca vista para un musical.

La puesta de Otello, de Verdi, aquí en el Teatro Colón el anteaño pasado, dirigida por José Cura (cuya interpretación no estuvo a la altura de la genial dirección), y con una increíble Carmen Giannattasio en el rol de Desdémona, que junto con la puesta se llevó las mayores ovaciones de la noche.

El espectáculo de Celine Dion, concebido y dirigido por Franco Dragone (ex director del Cirque Du Soleil) en el Coliseo descomunal del Caesars Palace, en Las Vegas (que tiene lugar para 4.000 personas) y en el que, sentado en la fila 1, me conmovió hondamente el momento en que Celine Dion canta en francés Je t’aime encore, de Jean Jacques Goldman, sobre ella vuela un piano blanco en el aire con el pianista tocando en vivo, y su vestido rojo y larguísimo se derramó por el escenario hasta descansar sobre mis pies. Un instante inolvidable.

Y finalmente, este año en New York participé de The Queen of the Night, una cena-show concebida como una propuesta de teatro de inmersión en la que los asistentes participamos constantemente de la experiencia mágica basada en la ópera de Mozart. Una noche desquiciada, fantástica, inolvidable.

Podría mencionar cien cosas sin hacer una pausa… pero éstas que nombré son las más importantes en mi recuerdo.

 ¿Qué es la magia para vos?

Es una experiencia de transformación.

 ¿Cómo pensás un show?

No tengo un método. En determinado momento de mi año, en medio de un viaje, en un sueño, me aparece una imagen, un personaje, una frase, un estímulo. Me despierto o me detengo o me siento a escribir frenéticamente cosas sin sentido, sin parar, durante un largo tiempo. Y cuando me detengo no recuerdo cuándo o cómo empecé. Y no leo lo que escribí, sino que permito que la experiencia, la emoción, habiten en mí durante el tiempo que necesiten. Y luego creo reconocer momentos fugaces de conexión con elementos, algún cuadro, un perchero, una melodía, un recuerdo, un efecto mágico que veo en un catálogo… Como me sale y como puedo recojo esas herramientas y las grabo, las escribo, las guardo, muchas veces en servilletas de papel de bares, para que de a poco, y con tiempo y paciencia, vayan engordando lo que será la fuente de la que abrevará luego el libro del espectáculo.

¿Por qué ya no hay magia en la televisión?

Hoy no hay. Mañana puede ser que vuelva a haber. Creo que se produce por ciclos, como el mar que de repente parece haberse retirado y luego vuelve y golpea con fuerza y parece haber vuelto para quedarse. Hay modas, hay momentos, hay paradigmas que van cambiando, y la magia como otras artes consideradas “menores” se deben adaptar a esos cambios.

 ¿Algún consejo para miles de chicos que quieren ser magos y vivir de eso?

“Vivir de eso” es una forma de presentarlo muy limitada, según mi humilde forma de ver. Me parece que vivimos de inhalar y exhalar aire, de ingerir alimentos y descansar un poco.  El resto de las cosas son actividades, formas de expresión, conexiones con un mundo que necesita recibir y tiene para dar. Se les deposita tanta presión a las profesiones y actividades, que la gente cree que tiene que “vivir” de lo que hace. Y yo creo que no necesariamente es así.

Yo “vivo” de muchas cosas que hago: presento espectáculos, hago shows en eventos, utilizo mi voz para campañas publicitarias o institucionales, doy charlas, talleres y seminarios, asesoro a personas que quieren aprender a comunicarse mejor, acompaño procesos de aprendizaje de utilización de recursos y herramientas para potenciar mensajes, etc. Vivo de todo eso, lo que equivale a decir que vivo de todo lo que soy y de todo lo que hago.

pingpong

 ¿A quién admirás?

A Daniel Barenboim, a Mahatma Gandhi, a Lisa Gerrard, a la Madre Teresa, a René Lavand, a Homero Manzi, a Hermann Hesse, a Kim-Ki Duk, a Jorge Luis Borges, a mi maestra, a mi maestro de Artes Marciales, y a muchas otras personas.

 ¿Si pudieras retroceder en el tiempo, a qué hecho histórico irías?

Al momento del Big Bang.  O en su defecto a Safed, al momento en que se encontraron por primera vez el Rabí Isaac Luria (el Arí) y su discípulo Jayim Vital.

¿Una película?

Primavera, Verano, Otoño, Invierno y otra vez Primavera.

¿Qué super héroe quisieras ser?

Merlín. O si tengo que ponerme ortodoxo, Batman.

¿Te gustan las películas de Harry Potter?

No mucho. Tienen momentos bien logrados, pero en general me aburrieron y me parecieron muy poco mágicas. Sí me gustaron algunos de los libros.

¿Jansenson… ilusiona a las mujeres?

Me han confesado que la parte de mí que conocen sobre el escenario sí las ha ilusionado.  Pero me da la sensación de que lo que más hice ha sido des-ilusionarlas luego.

¿Qué haces en tu tiempo libre?

Me quedo quieto, en silencio, lo máximo posible.  Medito, practico artes marciales, leo, escucho música, voy a comer a lugares que me gustan, disfruto de la buena compañía, viajo a recibir inspiración, veo todas las expresiones escénicas y artísticas que puedo.

¿Una bebida?

Limonada casera con menta y jengibre endulzada con Raw Agave y con una pizca de sal marina. O un buen vino tinto.

¿Creés en Dios?

Creo en una inteligencia energética del Universo. Pero no la imagino con barba ni túnica.

Entrevista: Valeria Massimino

jansenson.com

 

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