LAS ARTES: The Kippenland Universe.

Por Alexis Callado Estefanía

Quienes aseguran que la fusión biomecánica entre los camiones Navistar y la banda AC/DC tuvo lugar y su origen en los borrosos límites de una autopista hacia el Infierno, y la derivan a la necesidad de una música original e inolvidable como combustible para estos diabólicos camiones, ignoran, o quieren ignorar, que la denominación de estas máquinas fascinantes no es anterior a las creaciones de los cucarachones y aunque las fuentes más antiguas sólo hablan de la obsesión de estos camiones de patrullar las infatigables carreteras, aplastando a todo lo que se cruce en su camino, los numerosos fan de AC/DC saben que todo surgió del UniversoKippenlandde Abdul Vas.

 Ya Sir Barry Austin, TX 18666-Crowes-MACK, observó, en las giras americanas con la banda australiana, que la mención del origen de estos camiones es rarísimo en el lenguaje de estas máquinas. Se oculta su origen para salvaguardar un secreto. Aunque este secreto es compartido por todos los camiones, ruedas dentadas y demás tripulantes que acompañan a estas criaturas.

No vamos a explicar aquí al detalle porque ese secreto se ha convertido en tendencia y como casa con el gusto del presente. Resulta evidente que los camiones y el rock and roll exponen, inevitablemente, muchos procesos artísticos y culturales, como un depósito lleno de energías subversivas e  insatisfacciones explosivas, esta magnitud mítica sigue recorriendo una confianza abrumadora en los preceptos vitales del rock and roll. 

Brian Johnson “That´s The Way I Wanna Rock ‘n’ Roll”, 2019
óleo sobre lino, 162 x 130 cm

Por un deseo irrefrenable del artista de presentarnos la conjunción de varios de sus hallazgos estéticos, estos camiones americanos hacen confluir muchos elementos de la cultura americana, casi excluyente entre ellos, pero gracias a la persistencia de Vas nos llega una bizarra armonía, un recorrido visual trepidante perpetuado en cuadros e instalaciones.  En Austin, algunos amantes del rock y el arte contemporáneo comprendieron la grandeza de esta amalgama y fueron buscando la manera de estar cerca del poder de estos camiones y también de las tablas de skate, que con sus ruedas de acero diseñan y controlan rutas importantes  en todas las carreteras inhóspitas. 

Sería una tarea enriquecedora para los historiadores del arte y los musicólogos volver a narrar la historia del rock desde la perspectiva de los movimientos de estos camiones llenos de vitalidad e impulsados por la creatividad y constancia de Abdul Vas.

En Texas y en Tokio hay camiones invisibles ( manufacturados por Paccar Inc., Navistar International , Mack, Peterbilt, Kenworth, Western Star Trucks y  Freightliner Trucks) recorriendo y custodiando la música sagrada de AC/DC. También hay otros dibujos y piezas que se activan con estos recorridos.

Hay que refutar el error (absurdamente defendido por algunos fans) que creen que el recorrido de los camiones se limita al planeta Tierra. Su alcance abarca varias galaxias y los camiones son una derivación exacta de la banda australiana. Tienen la misma voracidad y la misma estridencia. Todo discurre hacia una completa anexión de la potencia evocadora de los camiones y la trascendencia musical de AC/DC. Sinceramente, es una asociación indestructible.

Que los camiones sean los que transportan la gran maquinaria de AC/DC en sus giras por Norteamérica es solo un aspecto a tener en cuenta. Lo innegable es la grandeza visual y estética de esta unión y todo lo que crea, incorpora, destruye y renace a su paso.

Como un infinito de perfección  reflejándose  en todos los fans del rock en el mundo. 



Joan Jett, 2019
óleo sobre lino 28 x 23cm

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