TEATRO: Crítica de «24 de Septiembre, casi casi primavera»

Por Marcelo Cafferata

Es casi un lugar común decir que el unipersonal es uno de los géneros más complejos dentro del espectro teatral, no sólo por lo que le exige a su protagonista sino también por la importante sincronía que debe presentarse entre intérprete, texto y puesta en escena, para que el hecho teatral sea verdaderamente logrado.

En el caso de “24 DE SEPTIEMBRE, CASI CASI PRIMAVERA” el peso recae sobre Caro Setton, su protagonista, quien palabras más, palabras menos, irá pintándose a sí misma, y teniendo una mirada crítica, irónica y plagada de humor para hacer foco en todas sus crisis, todas sus neurosis, sus problemas, sus frustraciones, sus momentos de alegría y nos sumerge poco a poco en su cotidiano, logrando compartir con el espectador, su mundo más íntimo.

Seguramente Setton habría podido optar por infinidad de caminos para contarnos estos fragmentos que ha seleccionado minuciosamente dentro de su propia historia. Pero de la mano de su directora (y con quien comparte además la elaboración de la dramaturgia) ha elegido acertadamente el camino del humor para poder expresarse y brillar.

Justamente la directora, Silvia Kanter, es una especialista en teatro de humor y no sólo dicta seminarios sobre el tema sino que además ha sido parte de uno de los dúos más emblemáticos de humor a principios de los ´90 y es una profunda conocedora del teatro de Hugo Midón.

Todos estos elementos se han puesto en juego y se despliegan en una puesta que en apariencia parece ser liviana, pero justamente para que Setton pueda ser efectiva en cada uno de sus momentos, Silvia Kanter le ha impreso un timing perfecto, dejándola explotar en los momentos exactos sin que haya ningún desborde y cuidando cada uno de los detalles que requiere cada cuadro.

Setton no solamente se expresa como actriz a través del humor y de poder reírse abiertamente sobre si misma desde un primer momento –que además permite una inmediata conexión con la platea- sino que además demuestra su versatilidad cantando y bailando sobre el escenario.

Sus monólogos se van conectando uno a uno a través de las canciones que ha escrito para su espectáculo que, pasando por diferentes géneros musicales –incluye un tango, baladas, una rumba y un bolero, entre otros-, van contando diferentes cuestiones y anécdotas de su vida para ir construyendo su natural personaje.

En cada canción demuestra un minucioso trabajo respecto del uso de la palabra, la fuerza que da trabajar sobre el vocabulario, encontrando la palabra precisa que transmita lo que nos quiere contar. Todas ellas están atravesadas ineludiblemente por el humor que tiñe completamente el tono de la obra, para poder desdramatizar, reírse mucho de uno mismo y hablar de las cosas más graves o dolorosas que nos pasan, pudiendo ponerle una cuota de risa, lo que es completamente sanador.

Carolina Setton entiende este código teatral al dedillo y es así como puede “burlarse” de sí misma y de todos quienes se identifican inmediatamente con cada una de sus canciones y de sus confesiones, haciendo de aquellos que parecen lugares comunes, un verdadero espacio creativo.

Pasan así las dietas, la dificultad de conseguir una pareja, el sexo, la menstruación, el celibato autoimpuesto, la virtualidad por la que atraviesan las relaciones, su impuntualidad casi enfermiza, su madre interior y también algunos dichos de su padre, el vínculo con su terapeuta, su falta de talento en la cocina, la convivencia insostenible con su último novio… y las elucubraciones, esos diálogos interiores con uno mismo tejidos sin solución de continuidad y con un fino hilo conductor que la dramaturgia jamás pierde de vista.

Setton es fresca, explosiva, un torbellino en escena. Dueña de una sonrisa, una calidez en el escenario y una voz que le imprime todo un estilo personal, se transforma en una pequeña diva que mezcla el humor ácido y realista de Woody Allen con un aroma a Niní Marshall que destila en escena.

Las canciones tienen innegablemente el estilo “Midoneano” de ver las cosas, que con palabras simples llegan a lo profundo, a la médula, al fondo de nosotros mismos y de esta manera no hacen sentir identificados y nos conmueven con su estilo directo y espontáneo.

Es un maravilloso descubrimiento verla a Setton en “24 DE SEPTIEMBRE CASI CASI PRIMAVERA” y no dudo que seguramente la recomendarán tan fervorosamente como lo hago desde este texto. No se la pierdan, son esas pequeñas joyitas que aparecen de tanto en tanto y nos llenan de placer!.


24 DE SEPTIEMBRE – CASI CASI PRIMAVERA
De: Caro SETTON y Silvia KANTER

Dirección: Silvia KANTER

Asistente de dirección: Gloria ARSCOTT
Coreografía: Malena BERNARDI
Coach Vocal: Dalila REAL
Con: Carolina SETTON

Teatro LA COMEDIA – Rodríguez Peña 1062 – Jueves a las 20.30 horas

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