TEATRO: Crítica de “EL TESTIGO” Ni el dinero, ni la infatuación, hacen la felicidad.

Por Lucas Manuel Rodríguez
Foto: Daniel Darrás

El dramaturgo Nicolás Juan Porras y la doctora María Noble están a cargo de la obra que inaugura al Teatro La Golondrina como espacio cultural abierto para aquellas experimentadas o inexpertas audiencias que deambulen por las veredas del Barrio del Once. El Testigo es guionada y protagonizada únicamente por el mismo Porras, quien debe ponerse en la piel de distintas personalidades (con el uso de cuatro vestimentas diferentes) a lo largo de los 75 minutos de duración que dispone el relato.

Esto es un ejercicio narrativo sin el uso teatral de la característica apertura y cierre de telón, dejándonos así a los espectadores en una suerte de ajuste de cuentas entre nosotros, el actor y una escenografía que jamás es atravesada por modificaciones drásticas: aspecto que no se daña con la ejecutada estrategia de hacer de su carencia un recurso, por el contrario, se siente como un valor intrínseco que induce a su protagonista en la labor de interiorizar y, a la vez, manifestar públicamente sus pensamientos y emociones. Aún cuando hay elementos en escena que no llegan a usarse –como una máquina de escribir que no escribe nada-, estos, generalmente, a partir de su silencio, dicen mucho sobre el verdadero foco de atención que le ponen los protagonistas a sus respectivas (y supuestas) profesiones en medio de vivencias frustradas -mayormente amorosas-.

Hay también en Nicolás Porras un modo de apelación hacia el público que es digno mencionar. Sin caer en expresiones lastimosas y compasivas como “tenés que estar solo durante más de una hora, mirá que es difícil”, él expresa variados modos de interacción (o falsa interacción) para y con la audiencia, y esto no sólo lo logra con el cambio de vestuario, sino que además con la diversidad de composición –gesticular, dramática y/o cómica- para cada personaje que edifica: un vendedor de zapatos se diferencia de un experto en finanzas, aún compartiendo matices muy emparentados.

Lo que sí es difícil es el intento de señalar falencias, y el devenir (inevitable) de una nota numérica en esta nota. Hay ciertos momentos, en particular al comenzar la obra, en los que los diálogos de Porras se sintieron un tanto acelerados de tiempo, pero eso –quizás- se debe al estorbo de ese “romper el hielo” hasta que da pie a su primer canje de identidad/temperamento, e incorpora versatilidad pura desde entonces. En el aspecto técnico sucede algo similar: el uso de iluminación es, ante todo, pertinente y su presencia beneficia al foco de atención; y la música es, por demás, eficiente, aunque su presencia y su ausencia se percibe notablemente, y por momentos pierde fluidez. Sin embargo, insistimos, nada de esto perjudica el goce de la obra, y nada es “defectuoso”.

8.5 de 10


En Revista Meta agradecemos inmensamente el recibimiento por parte de la producción (con cena incluída), el cuidado y la espera con los ingresantes ya que, vale aclarar, el Teatro La Golondrina visto desde afuera pasa desapercibido. Además recomendamos consultar su sitio web y su página de Facebook para evitar la enorme confusión entre la Calle Sarmiento y la Avenida homónima, puesto que hay teatros en ambas direcciones y sería una pena que se desvivan buscando El Testigo donde no lo está (como le sucedió a esta persona desatenta, pero bien atendida, que escribe esta nota).

Ficha técnico artística
Dramaturgia:
Nicolás Juan Porras
Actúan:
Nicolás Juan Porras
Diseño de arte:
Locos Del Once
Fotografía:
Daniel Darrás, Pablo Garber, Maria Noble
Diseño gráfico:
Belén García Durigon
Asistencia de dirección:
Julieta Acevedo, Paula Intile
Prensa:
Simkin & Franco
Producción:
Locos Del Once
Dirección:
Maria Noble, Nicolás Juan Porras

Articulos recientes

Tambien te puede interesar

Leave a reply

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí