por Damián Aspeleiter
Damián Szifron ha llegado a Hollywood con un thriller policial que no asusta ni sorprende a nadie pero que como prueba es más que válida. Lejos de sorprender o romper con los esquemas el director de ‘Los simuladores’ repite la fórmula del policial en el cual nos encontramos con una dañada pero capaz y joven policía que es adoptada como protegida por el veterano agente encargado de la investigación, se vio mil veces, cierto, pero es una fórmula que no cansa.
Nos encontramos con el pez fuera del agua que forma el eficiente pero desprestigiado veterano que ya está demasiado viejo para eso, pero aun así no puede dejarlo. Es muy común el trabajo sobre el sentido del deber que se hace una y otra vez sobre los personajes. Mas allá de todos los mensajes que intenta dar la película el del sentido del patriotismo y heroísmo por sobre todos los intereses personales, como si alguien quisiera decirnos que debemos sacrificar todo por el trabajo y la institución sin esperar nada a cambio.
Eleonor Falco (Shailene Woodley) es una agente de policía con problemas de adicción, traumas por maltrato infantil y una tendencia a autolesionarse que en la noche de año nuevo asiste a una llamada producto de un asesinato perpetrado por un francotirador que esa noche asesino a veintinueve personas. En la escena del crimen conoce al agente del FBI encargado de la investigación, que ve en ella cierto talento y la instala miembro del equipo encargado de intentar resolver el caso. La sinopsis también podría ser que en la noche de año nuevo un asesino mata a veintinueve personas al mismo tiempo, el agente Lamarck (Ben Mendelsohn) se asocia a la joven Agente Eleonor Falco para descubrir y atrapar al culpable, pero Szifron intenta construir una historia que gira más en torno a las motivaciones y el efecto que estos crímenes producen en la investigadora. La historia se esfuerza tanto en humanizar al criminal que se pierde el policial negro en un drama con toques de policial.
Szifron construye una historia que en sus primeros minutos se presenta frenética y entretenida pero que de a poco va perdiendo ritmo e intensidad. La ejecución de la película es más que correcta y carece de valles o tiempos muertos, lo cual se aprecia ya que en este tipo de películas lo que uno espera es que la trama se mueva constantemente sin dejar lugar al tedio o el aburrimiento.
La historia trata de abordar una crítica social hacia el consumismo, el capitalismo, el sistema de control, los límites de la libertad, el rol de los medios, el trato poco ético hacía los animales y la forma en que se trata a la a la salud mental, pero termina siendo una simple exposición que no profundiza ni aporta nada nuevo, al querer referirse a demasiadas cosas termina no refiriéndose a nada y pierde su tema.
De alguna manera el título para Latinoamérica es una suerte de foreshadowing (en USA el film se llamó ‘To Catch a Killer’) de lo que es la temática de la historia. Lo único original que se nos presenta son las causas del asesino y la relación de empatía entre la protagonista y la persona que está detrás de los crímenes, tal vez lo más flojo del argumento es el intento de la protagonista por sentir una identificación con él antagonista, si bien uno comprende lo dañada que ella se encuentra no se llega a comprender esa asociación que realiza ella para llegar a sentir un ‘yo soy como tú’ debido a que no se explica del todo el pasado de la protagonista y por otro porque como se expresa mil veces en los diálogos el caso está por arriba de su preparación pero en nombre de la ficción lo aceptamos sin dejar de mirar con desconfianza ese punto en el argumento.
Sin dudas Misántropo no es una mala película, recuerda de alguna manera a otros dramas policiales como ’21 Bridges’ (Brian Kirk, 2019) y ‘Wind River’ (Taylor Sheridan, 2017) pero más que nada por la ambientación y la forma en la que esta filmada que por la trama. Cuando uno escucha que un director argentino ha llegado a Hollywood suele esperar cierta torpeza, lo cual no encontramos en esta película, tal vez decir que el trabajo de un director es correcto puede ser tomado como un ataque, pero cuando una película cumple con su objetivo se debe entender esto como lo que es: un elogio.
Al igual que sucede con los capítulos dirigidos por Pablo Trapero en ‘Zero Zero Zero’ (2020) uno no encuentra la mano del director en estas obras, pero eso no es más que un producto de las propias expectativas del espectador, a lo mejor hay que entender a estas películas como productos de los estudios.
Damián Szifron un director argentino acostumbrado a trabajar con los acotados presupuestos pesificados tuvo su prueba bajo el poder del todo poderoso dólar y sin dudarlo podemos decir que dio la talla y eso es una buena noticia.
7 de 10