Crítica: MOONLIGHT

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Por Gus Casals

Mucho se va a estar escribiendo sobre Moonlight en los próximos meses durante la carrera de los premios que acaba de comenzar y termina en marzo con la entrega de los premios Oscar.

Seguramente habrá varios artículos que tengan que ver con la lectura racial de la película (acertadamente, a la luz de la temporada “extra blanca” de premios inmediatamente anterior) y otras tantas se van a focalizar en el supuesto contenido queer o LGTB de la misma. Y no es que Moonlight no tenga generosos componentes que alimenten ambas corrientes de pensamiento, pero probablemente una lectura más acertada fuese sobre las definiciones acerca de la construcción de la masculinidad, y si, como estas interceptan con lo racial, con la estructura de clase y cómo varían de la niñez a la edad adulta.

Jenkins nos cuenta solo lo indispensable que tenemos que saber y nos deja que llenemos el resto de los espacios a través de silencios y miradas.

La película de Barry Jenkins nos muestra tres momentos en la vida de Chiron, un joven que vive con su crecientemente adicta madre en la parte menos afortunada y glamorosa de Miami: uno a sus nueve años cuando huyendo de los bullies se encuentra con una muy necesaria figura de padre subrogado; otra en su adolescencia, cuando el apremiante sistema de escolaridad secundaria lo lleva al límite y finalmente en un tiempo presente, donde los fantasmas de esa figura paterna de la primera viñeta y el del compañero de su primera experiencia sexual adolescente finalmente convergen.

Jenkins nos cuenta solo lo indispensable que tenemos que saber y nos deja que llenemos el resto de los espacios a través de silencios y miradas. Muestra y no juzga. Si es Paula o Teresa, las dos figuras maternas de Chiron, quien cumple mejor con ese rol. Si el ciclo del dinero de y para las drogas es moralmente reprensible según de qué lado de sus beneficios nos paremos. Si Chiron y Kevin y su migración de la debilidad de uno y la impostura del otro a la actitud “down low” de ambos son la única alternativa de la que disponen o no.

La película nos hace pensar también en hasta qué punto las condiciones de Chiron y los que lo rodean son un “destino inapelable”, a la manera en que lo hace la serie The Wire , especialmente en su imperdible cuarta temporada.

Cuenta con un elenco que mezcla caras conocidas como Mahershala Ali (de la serie House of Cards) y la cantante Janelle Monae como Juan y Teresa, la “familia adoptiva” de Chiron y tres jóvenes actores representando al protagonista en cada una de sus tres etapas. Moonlight es la primera de las “películas premiables” de esta temporada, y merecidamente así.

8.5 de 10

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