Crítica: POR ESO LAS CURITAS

6/6/17

Por Rocio Florencia Duarte

En este sensacional unipersonal, Macarena Trigo, te invita a recorrer su difícil infancia y algunos momentos de su vida adulta con mucho humor, ironía y una exagerada y bella gesticulación.

Un pequeño escenario en el Teatro El Brío, ubicado en Alvarez Thomas 1582, es el escenario perfecto para esta historia. Una banqueta a la derecha, un escritorio con elementos personales a la izquierda, y Macarena sentada frente a ese escritorio. Luego de comer unos ácidos pepinillos, comienza a narrar una historia, parte de su vida. Los gestos, sus sentimientos, transmiten y describen aún más que las palabras, al tiempo que proyecciones sobre la pared ilustran con fotografías, collage y dibujos los diferentes momentos y situaciones cerrando de este modo una puesta en escena perfecta donde nada falta y nada sobra.

Macarena narra aquellos años conviviendo con su madre, las visitas de la asistente social Loli, cómo llegó a un internado estatal en el cual con las monjas se hizo atea, su experiencia con mascotas, cómo su madre también, en algún momento se cansó de su abuela y la envió a una residencia. Macarena transmite con gran agilidad lo que ella siente en cada una de las situaciones que comparte, aquello que anhelaba y se describe acaparando la atención total del público, a quién logra trasladar a su España natal en un ameno y divertido viaje con muchas carcajadas, un viaje al pasado donde todo cierra perfecto. Los sentimientos afloran y el clima va cambiando.

Sin embargo, después de tanto reir durante la obra, es inevitable que sus palabras y su historia no lleguen a lo más profundo de los sentimientos de todos los espectadores, generando así gran empatía, imposible que no se escape alguna lágrima al final, y lo digo, no solo por mi, sino por lo que vi a mis alrededores: ojos brillosos, pañuelos contenedores… ¿Será pena por aquella niña? ¿Será que en algún punto nos sentimos identificados con la historia? O… ¿Tal vez nos recuerda la vida de algún ser querido? … Quizá hay tantos motivos como lágrimas, y cada lágrima tiene un motivo. Recomendada.


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