Crítica: SHEAR MADNESS, demenciales risas

Por Valeria Massimino

Una comedia divertida, en donde cualquiera puede ser el culpable de un asesinato y donde el espectador es cómplice.

En New York City, y a sala llena, en Off Broadway, brilla una comedia desopilante. En el mes de Marzo tuvimos el agrado de ver esta obra que durante dos horas, llena de risas el teatro, y el público es parte y cómplice de lo que ve.

Esta historia sucede en una peluquería unisex. Donde divertidos empleados reciben a peculiares clientes. Repentinamente sucederá un asesinato y todos parecerán ser culpables. Las sonrisas en las caras del público no se borran durante dos horas.

Shear Madness es un éxito en Boston, New York y Washington, desde hace más de 30 años. Siendo denominda ‘la comedia americana favorita’.

Shear Madness estrenó en Boston en el Charles Playhouse Stage II en enero de 1980. En 1987 lo hizo en Washington y finalmente llegó a New York en 2015. Adaptado de una obra de teatro de Alemania en 1963 por Paul Pörtner. Y dirigida por Bruce Jordan, quien creó este espectáculo de improvisación con Marilyn Abrams.

Parece ser que mucho del guión, en ocasiones, es improvisado por los actores, y eso le da un toque mágico a cada encuentro. Diálogos sólidos, inteligentes, y también momentos con música invaden la obra. Sumado a gags tras gags, que termina en inevitables risas y dentro de una peluquería con tonos retro (un viaje en el tiempo) y reluciente actualidad.

Los actores se lucen durante las dos horas. Con excelentes y desopilantes actuaciones. Cada uno de ellos tiene su momento para lucirse. Kate Middleton, como Bárbara DeMarco, una empleada coqueta de la peluquería. Jonathan Randell Silver, como Mike Thomas, cliente e investigador. Jordan Ahnquist como Tony Whitcomb, un empleado gracioso, y verborrágico, que por momentos se lleva todas las miradas.

También Gil Brady (Creepy Pierce Brosnan), en el papel de Eddie Lawrence, encaja bien con el personaje más misterioso y que genera sospechas por parte de la audiencia. Patrick Noonan como Nick O´Brien, un audaz investigador que resolverá el crimen, y Lisa McMillan, como la elegante, millonaria, y políticamente incorrecta Mrs. Shubert.

Shear Madness es verborragia incansable de los seis personajes, que, mientras dialogan, cuentan historias, anécdotas y también juegan con referencias de la actualidad, sumamente divertidas. Cada función tendrá algo distinto. Y la improvisación es un plus en una obra de estas características. Todas las noches la obra puede tener un final distinto, depende de los espectadores.

El público ovaciona a los actores que no se detienen ni en el receso de 10 minutos. Adrenalina, locura, gran uso del espacio, con una escenografía que te traslada a esa peluquería neoyorkina en pleno Manhattan.

El guión es sólido, la elección de los actores también, por eso sigue funcionando, siendo una comedia con todos los elementos para ser un éxito.

Fue traducida a otros idiomas y estrenada en otros países (Francia, Corea, Grecia, y Polonia). Seguramente en un futuro no muy lejano la veremos adaptada en nuestro país.



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