DALIDA: LA CANTANTE MAS EXITOSA DE LA HISTORIA DE LA MÚSICA

Revista Meta estuvo en París, especificamente en Montmartre, allí, a pocos metros de la plaza de los pintores, junto a la basílica del Sagrado Corazón, vimos la escultura de Dalida, y nos embebimos de la trágica e increible historia de la bella e inmortal diva del mediterráneo. Frente a su casa resplandece, guardando una historia fascinante que deja a los turistas conmocionados.

Por Fer Casals

«La vie m’est insuppor­table. Pardonnez-moi»  (La vida me es insoportable, perdonenme) fueron las últimas palabras que dejó en la nota donde buscaba justificar su suicidio. Fue en mayo de 1987, Dalida, la diva indiscutible de la canción mediterránea había tomado una dosis letal de barbitúricos en su casa de Montmartre, en París.

Veinte años antes, tras la muerte de su gran amor, el compositor Luigi Tenco, en 1967 Dalida tuvo un primer intento de acabar con su vida, en esa ocasión una camarera del hotel donde se hopedaba la descubrió aún con vida. Fue apenas un mes después que Tenco, deprimido porque su canción «Ciao, amore, ciao» que interpretaba junto a ella no ganase el premio mayor del prestigioso Festival de San Remo, (así lo dejó expresado en una carta) y decidió terminar sus días con un tiro en la sien. Dalida encontró el cuerpo en la cama que compartían, y arrastró su corazón roto durante su impresionante carrera que la llevó a convertirse en la cantante más vendedora de todos los tiempos.

Tras haber vendido en todo el mundo más de 170 millones de discos, (fue la primera cantante en lograr un disco de diamante por 10 millones de copias vendidas) al momento de su muerte Dalida seguía siendo exitosa, por debajo de la alegría mediterránea de vivir y su mirada ardiente que encarnaba para millones de personas, era una diva trágica, un personaje complejo.

Dalida había nacido el 17 de enero de 1933 en El Cairo, en el aún colonial Egipto donde, bajo la invasión británica, convivían musulmanes, cristianos, judíos, griegos, franceses, italianos e ingleses. Esta mezcolanza racial iba a marcarla positivamente de por vida. Su padre, un inmigrante calabrés, era el primer violín de la Ópera de El Cairo; su madre, una costurera. Yolanda Cristina Gigliotti, tal su verdadero nombre, era lindísima, una belleza morena, recia, que no pasaba desapercibida a nadie. En 1954 con 19 años ya había ganado el concurso de Miss Egipto. Luego, se fue a París a intentar el éxito en una carrera como cantante y actriz.

Y vaya si lo logró. Para 1956 ya había conseguido su primer hit «Bambino». La leyenda cuenta que en esa época tuvo un romance con Alain Delon, muchos años después en 1973, Dalida y Delon conseguirían un disco de oro cantando juntos «Paroles, paroles», otro hitazo.

Lo amores de Dalida podrían ser un capitulo aparte, fueron tantos como sus exitos musicales y tan caoticos como su vida. De François Mitterrand pasando por artistas, intelectuales, un falso conde que decía ser inmortal, filósofos, pilotos de avión, abogados… Dalida era parte del núcleo del glamour y moda parisinos, sus amigos eran gente como Charles Aznavour y Brigitte Bardot. Para 1968 Charles De Gaulle la condecoraba con la medalla de la Presidencia de la República.

Mucho antes que Madonna, entrados los setentas Dalida se reinventa como ícono gay y abraza la música de moda, el Disco. Así llegaron más exitos, más reconocimiento. Dalida era un figura que aparecia constantemente en TV, lo cual la mantenía relevante.

Entrados los ochentas a Dalida la atormentaba la idea de que traía mala suerte a todos los hombres que se relacionaban con ella. Si bien nunca la faltó compañia, Dalida siempre se sintió sola.

En abril de 1987 dio su último concierto en Ankara, Turquía, donde repasó varios de sus grandes éxitos ante el Presidente turco. Apenas unos días después, en su casa de Montmartre vistiendo un impecable camisón de raso, se acostó en su cama para ya no despertar. Esa casa entre las calles Girardon y Abreuvoir tiene desde 1997 un plaza con su nombre, y en ella un busto que se ha convertido en una imagen de culto para una nueva generación de fans, además la leyenda urbana dice que tocar los senos de la estatua trae suerte. Sólo otras dos mujeres tienen el raro privilegio de tener una estatua en homenaje en la ciudad luz, Juana de Arco y Sarah Bernhardt.

Dalida busco durante toda su vida el éxito, cuando lo logró empezó a buscar la muerte, pero ya era tarde, en los corazones de millones de fans ya había logrado la inmortalidad.



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3 Comments

  1. […] El Metro es moderno y cómodo, te acerca a todas partes con gran rapidez. Las calles están colmadas de tráfico, es preferible caminar y descubrir las escondidas callejuelas. La plaza de los pintores sigue asombrando a turistas, hay talento en esas manos que en minutos hacen una pintura para llevarse de recuerdo. Cerca de allí se encuentra La casa de Dalida, una cantante con mucha historia (Leer artículo AQUI) […]

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