FERNANDO SALEM «Lo que pasó con esta peli es medio mágico»

Con motivo del éxito de su conmovedora ópera prima, entrevistamos a Fernando Salem para conversar sobre «Cómo funcionan casi todas las cosas»,sus futuros proyectos y su derrotero profesional.

Entrevista: Paola Jarast

¿Cómo empieza tu vínculo con el cine?

Yo de chico decía que quería hacer dibujos animados pero que tenía que ir a Estados Unidos porque acá no se hacían… Y en Taller II, que fue una materia que daba Sergio Armand, me tocó dirigir un corto y me gustó mucho la tarea. No sé si me gustaba dirigir o conceptualizar una idea. También hay algo ahí de mando que es atractivo, de estar al frente de un proyecto. Creo que eso fue lo que me sedujo. Y le pregunté a Sergio, mi profesor, dónde podía estudiar cine, y me dijo CIEVYC, la BAC, la FUC, que era más cara, y yo trabajaba como asistente administrativo en una empresa y no tenía resto económico como para pagarme una privada. Me habló de la ENERC, pero que era muy difícil entrar. Traté de entrar hasta que pude. Me tomó bastante tiempo, seguí trabajando como administrativo, después fue diseñador de pág web, vendí seguros de vida también. En Pinamar hacía contenidos web para un reality show. Salía corriendo si había que hacer alguna nota, la editaba, la grababa yo, y me escapé de ahí para dar el examen de la ENERC y volví. Y me enteré ahí en la playa que había quedado. Y ahí empezó la idea de, bueno, puedo en principio estudiar. La idea de trabajar de eso tardaría mucho más en llegar. Siempre fue un anhelo. Supe desde que entré a la escuela de cine que me tenía que ir con un corto abajo del brazo que me diera de comer, sabía que era mi única posibilidad de salir con un trabajo bueno, y le puse mucha energía.

Y eso pasó con Trillizas propaganda…

Sí, era algo que yo anhelaba mucho. Sabía que no quería seguir trabajando de diseñador de páginas web o coordinador de contenidos del sitio, quería ser director de cine.

¿La repercusión tan importante de Trillizas te trajo el primer trabajo?

Sí, gracias a eso me llamaron para ser asistente de producción de Juan Antín en un proyecto, Los Dioses de Lata, estuve con Juan asistiéndolo un año y medio, haciendo la post producción del corto, después el corto quedó en Venecia y tuve que renunciar, me fui. Hicimos Venecia, San Sebastián, ganamos el Cóndor (Cóndor de Plata 2007) y ahí trabajé en la película de Coppola, gracias a la escuela también, porque vino Coppola a dar una charla a la ENERC, quería gente para trabajar en categoría de alumno. Fui asistente de producción, junto con Paula Massa, productora de la película también. Y trabajamos los dos en producción en Tetro, y estuve un año, entre la pre, el rodaje y un poco de la post. Fue como hacer la colimba, el servicio militar, porque hice desde cargar handies, poner la cinta de peligro, acomodar la camioneta de producción, y eso me sirvió mucho para saber que si quiero dirigir tengo que ser productor también.Y en esta película fue lo que hice: ser director y productor.

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Tetro (2009, Francis Ford Coppola)

Coppola siempre dice que un director tiene que tener un day job, un trabajo que le dé de comer. Y que si un director quiere que le vaya bien, tiene que casarse y tener hijos. Es la única motivación que te pone contra la pared. Yo coincido. A mí me ayudó mucho a conocer cómo producir, cómo dirigir, y después una coach de actores de él me invitó a Nueva York a un seminario de dirección de actores. La asistí a ella en el seminario y lo hice como alumno. Y me sirvió mucho. Creo que me sirvió, viéndolo en perspectiva, haber hecho el servicio militar en Coppola en malísimas condiciones de trabajo. Trabajaba millones de horas y yo ya era director. Capitalicé un montón de cosas mirándolo al gordo dirigir y hablar con Walter Murch, el editor, con un salario bajo, y son conocimientos míos propios inalienables. Siempre fui eligiendo trabajos que representaban desventaja a nivel económico pero una ventaja a nivel profesional. Fue un equilibrio a lo largo de unos diez años de pensar qué era mejor para mi carrera, para mi cabeza.

Siempre hubo un sacrificio. Hay como una idea ahí, no sé de dónde la saqué, si de judío cristiano, de que uno tiene que pagar con sacrificio lo que después va a venir como recompensa. No me viene yendo mal porque a la película le terminó yendo bien, la hicimos con muy poco dinero y en condiciones muy desventajosas. Con los productores Juan Pablo Miller, Paula Massa, Diego Amson, El perro en la luna, hicimos una película que costó mucho más, sin cobrar todos nosotros. Los técnicos también pusieron mucho trabajo, son cabezas de equipo que son en su mayoría amigos míos de la Escuela de cine. El equipo de Trillizas. Traté de vigilar que fuera un crecimiento para todos, y que no fuera mi película, si no que fuera de todos.
Hay algo que es injusto, que es lo que decía el día que me entregaron el premio de Mar del Plata. Nos apuramos los directores por poner «una película de», y no es una película tuya, si no que un montón de gente se rompió el lomo para que la película quede bien. Más allá de que es una película que sentís más propia porque es más de autor, hay mucho de esfuerzo y de deuda mía personal con un montón de gente que colaboró en la película. Todas las cabezas de equipo pusieron mucho esfuerzo personal, le dedicaron muchas más horas a la preproducción, trabajo de investigación, en horas de juntarse a tomar café. Las cabezas de equipo le robaron tiempo personal a sus vidas para la película. Yo creo que lo que pasó con esta peli es medio mágico. Es una idea medio peronista. Si leés Conducción política, hay ideas que tienen que ver con la seducción, con la persuasión, con creer que el proyecto es de todos. No es mentirle porque es de él o ella también, y la película termina siendo mucho más grande. Creo que esa es la principal tarea del director.

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Como funcionan casi todas las cosas (2015, Salem)

La historia de orfandad de Celina es muy dura ¿Qué los motivó a vos y a Esteban Garelli a escribir esta historia?

Creo que tiene que ver con una idea medio existencialista. El otro día leí una cita que decía que estamos inexpresablemente solos en la vida. Creo que cuando llegas a una edad en que soltás ciertos paradigmas que te acompañan cuando sos chico, los religiosos por ejemplo, te sentís un poco huérfano, solo. No es de depresivo. Creo que hay cierta tristeza en el existir, y al mismo tiempo cierto humor posible en ese irremediable fin que tenemos todos. Esteban es más organizado y articulado, y puede articular, porque él en la ENERC estudió Guión, yo estudié Dirección. Nos turnábamos. A veces uno ponía un poco más de contenido, uno más carne y el otro más hueso.

¿Esperabas la repercusión tan positiva que tuvo la película?

La soñaba. Hasta dos meses antes de estrenar la película, no sabía si la película estaba bien o mal. Uno muestra muchas veces offline y recibe críticas despiadadas, y eso te templa un montón. Y uno también tiene que aprender a escuchar la crítica negativa, y ver qué puede hacer con eso. Volví a viajar a Nueva York, se la mostré a mi profesora de actuación, y al principio le gustó, y después la terminó haciendo mierda. Sobre eso hice un montón de modificaciones junto con Emiliano Fardaus, el editor, que también vino al viaje, y mejoramos mucho la película. Soñaba con que mi primera película tuviera buena repercusión, me confirme como cineasta, y empezar a pensar en la próxima película. Es un sueño que la gente vaya a ver la película, que la disfrute y que, como vos, la recomiende. No puedo creer que ahora haya un montón de voluntades que podrían estar haciendo otra cosa, mirando la película. Es una responsabilidad muy grande también. Son noventa minutos de vida de otra persona que está apostando a que vos le cuentes una historia. Y más vale que hayas hecho bien la película. Es un deber de los realizadores no defraudar a un tipo que en vez de vivir un cacho de vida decide que le cuentes algo mejor de lo que le podría pasar en esos noventa minutos. En este momento hay noventa personas que están cruzando un desierto en vez de estar con sus seres queridos.

¿Qué pasó en estos nueve años desde que comenzaste a trabajar sobre la película hasta su estreno en noviembre en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata?

Muchas cosas… Fuimos a un montón de talleres de guión con Esteban, con grandes compañeros. Al de Pablo Solarz. Estaban Taratuto, Pancho Varone, Diego Lublinsky (de Hortensia). Jorge Goldenberg, que es un gran consultor de guiones y guionista, nos dio muchas devoluciones. Quedamos seleccionados para seminarios de Ibermedia y de escuelas de Europa para trabajar el guión. El guión lo seguimos trabajando hasta un día antes del rodaje. Después está el tema de conseguir la guita. Hasta que ganamos el premio a ópera prima. No me acuerdo lo del INCAA, porque ya había pasado mucho tiempo y el premio se había depreciado monetariamente.
El INCAA nos terminó dando el dinero, que tampoco funcionaba para hacerla. Mientras terminás de cerrar el casting, y a todo esto seguís trabajando. Todo el dinero fue para que se haga la película. Fueron años de mucho laburo. De viajar solo a San Juan, a hacer investigación mía personal quedándome a dormir en casa de la gente, sacar fotos, llevar diarios, pensar, escribir. Hay algo de todo ese proceso que debería ser disfrutable y lo padecí. También hay algo de miedo supongo yo, de primera película, tanta expectativa puesta que a veces es mucho mejor decir «voy a hacer una película que está buenísima» a «esta es la película que pude hacer». Entre mi deseo y lo que pude hacer no hay mucha diferencia por suerte. Si yo no hubiese tenido miedo a hacer una película mala y que fuera el final de mi carrera, no hubiese trabajado tanto para hacer una película buena y que fuera el comienzo de mi carrera.

¿Cómo fue el trabajo con los actores? ¿Hubo improvisación, lectura, trabajo de mesa?

Hubo mucho trabajo con Vero (Gerez), ella tenía miedo por ser su primera película, y yo también. Un día yo me estaba subiendo al auto, y ella a la bici y le dije que yo necesitaba sentir que para ella este proyecto era tan importante como para mí, y ella casi se pone a llorar y me dijo que sí, que para ella era tan importante como para mí. Quedó en la película. Yo necesitaba una actriz principal que no me pidiera una motorhome, si no que estuviese muy preocupada por que el trabajo quedara bien. Y eso fue Vero. Fue como un ángel. Una apuesta gigante de ella, y mía también, porque yo le estaba dando un protagónico en mi primera película. Una persona que nunca había hecho un largometraje pero que tenía muchísima sensibilidad, y que sabía que ella me iba a acompañar en ese viaje. Después, en cuanto al resto de los actores, traté de trabajar con actores que me gustaron mucho. Durante nueve años fui mucho al teatro. Tuve Teatro argentino, una materia en la ENERC, donde aprendí a ir al teatro. Aprendí que era un mundo que valía la pena ser indagado. Guardaba los programas de todas la sobras a las que iba. Trataba de escribir en función de los personajes que había visto. Me ayudó mucho para escribir. Rafael, Pilar, Marilú, Esteban, son todos actores de teatro. Son gente que tiene una sensibilidad extrema, una capacidad de ponerse al hombro los proyectos. Son gente que se puso al servicio de un proyecto que le gustó. Y eso hace que vos te sientas muy responsable porque el producto tiene que estar bueno. Porque cómo le explico a Marilú Marini que la película es una mierda? Si ella se la jugó. Hubo una sola lectura de mesa. Fue un desastre para Vero, porque estaba con mucho miedo. Sin embargo, la mantuvimos y la peleamos los dos.

¿Proyectos futuros?

Me reuní con Romina Paula varias veces. Estoy trabajando en la adaptación de su novela, Agosto. Es en la Patagonia. La filmaré cuando consiga la plata, cuando tenga el guión, y cuando logre recuperarme económicamente de esta película. Es muy difícil invertir dinero tuyo en desarrollar una película. Nadie te va a pagar para que escribas algo que no sabe cómo va a quedar, y está bien. Entonces todo ese tiempo son noches robadas a la vida, a los afectos, a las novias, a los amigos, porque de día trabajás y las noches las dedicás a estudiar.

¿Qué me podés contar sobre Agosto?

Agosto es la historia de Emilia, una chica que está muy cómoda en Buenos Aires. Ella es del sur, de Esquel. La invitan a Esquel a tirar las cenizas de su amiga que murió hace cinco años. Se queda en la casa de la amiga, y en ese viaje revive toda su adolescencia y pone en duda su vida en Buenos Aires. Se reencuentra con un amor. Así como Cómo funcionan…es sobre la lógica, y entender sentimientos, el perdón, y entender a los padres, creo que Agosto va más sobre el amor y sobre entender, creo yo, las relaciones sentimentales, y también de alguna forma crecer. Hay algo sobre el arraigo que tengo que terminar de entender en la novela, y Romina es una mina que tiene una voz muy particular, una sordidez que a mí me atrae, dentro del mundo femenino. También es una película con mujeres. Me encantaría repetir el mismo equipo. Sería un placer porque son gente increíble.

pingpong

3600d¿Una película argentina?
Soñar Soñar, de Leonardo Favio

Si pudieras retroceder en el tiempo y cambiar algo, ¿qué harías?
Después de pensar 20 minutos esta pregunta, me alegra sentir que no me arrepiento de nada. Gracias por hacerme sentir bien.

¿Un libro?
Crónicas de motel, de Sam Sheppard.

¿Qué hacés en tu tiempo libre?
Por lo general, trabajo en proyectos personales, como “Cómo funcionan casi todas las cosas” y ahora en mi próximo proyecto “Agosto”. Tengo un tema con el tiempo libre, ya lo solucionaré.

¿Un cortometraje?
Si puede ser un mediometraje, elijo “Konkurs” de Milos Forman, ¿puede ser?

¿Qué te inspira?
Ver jugar a mis sobrinos y dormir.  No me gusta irme a dormir, prefiero quedarme dormido, ahí se me ocurren cosas.

1860186¿Una película?
Papá está en viaje de negocios, de Kusturica.

Si pudieras retroceder en el tiempo, ¿a qué hecho histórico irías?
A cualquiera de las tres peleas entre Muhammad Alí contra Joe Frazier

¿Un actor?
Bruce Lee

Un director de cine extranjero?
Paul Thomas Anderson

¿Una mujer?
Mi novia, claro.

¿Lugar ideal para vacacionar?
Mi casita en Villa Ruiz.

¿Un libro?
Agosto, de Romina Paula, la novela en la que estoy trabajando para mi próxima película.

¿Un final de película?
El de «Como funcionan casi todas las cosas».

¿Creés en Dios?
Me encantaría.

UNAMETA

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