GILDA

CONMOVEDOR TRIBUTO A GILDA

Por Paola Jarast

Basado en una versión libre de la novela de Alejandro Margulis «Gilda, la abanderada de la bailanta» que la propia Florencia Berthold adaptó, este drama musical narra el fugaz derrotero profesional de Miriam Bianchi, maestra jardinera de clase media admiradora de los Beatles y Gardel.

La pieza abre con una audición de Gilda antes de convertirse en estrella del firmamento de la bailanta en América Latina. En esta, Berthold interpreta con dulzura el tema Jesucristo ante la mirada socarrona del productor que la escucha (interpretado por Martín Lavini). Su manager y amigo incondicional, Toti (Nicolás Espinosa), la defiende alegando que «es un ángel» (lo cual es cierto, Berthold no solo es carismática, es, por sobre todas las cosas, angelical). Esa interpretación inicial hilvanará un recorrido por los temas emblemáticos que consagraron a la cantante.

0902444c-8df0-4a0d-b1f7-c77706f8e350La obra expone los altibajos y las dificultades que la cantante tuvo que atravesar para llegar a ser uno de las referentes más fundamentales de la música tropical en Argentina. Nos muestra a la inocente y maternal maestra jardinera que nada tenía que ver con el estereotipo de los exponentes femeninos seductores y exuberantes de la bailanta, al tiempo que desnuda la preocupación de Gilda por lograr una conexión profunda con su público.

La propuesta de Berthold y Espeche refleja la problemática de la cantante en sus comienzos: la lucha por conciliar su vida familiar y su vida profesional, dado que las giras y shows le insumían un tiempo que la mantenía alejada del hogar por períodos prolongados, lo cual no le agradaba a su marido (interpretado aquí por Fernando Sayago).
El actor Nicolás Espinosa aporta un contrapunto cómico que funciona de manera muy aceitada, al igual que el Patricio Romero (que acompaña con música en vivo) en sus más breves intervenciones.
Un punto especialmente conmovedor de la pieza es la interpretación de “No es mi despedida” , presagio escalofriante dado su fatal desenlace en la ruta en 1996 cuando tenía tan solo 35 años. La actriz que le da carnadura es enérgica e irradia un magnetismo indiscutible, que es festejado por los espectadores, quienes acompañan con palmas cuando interpreta los temas emblemáticos de Gilda.

Tras el anuncio de su muerte (hecho por una voz en off), el público agradece un final a puro baile al compás del tema «Fuiste». Berthold entrega una labor interpretativa sensible que perdurará en la memoria de los espectadores, y logra el cometido de Gilda: generar un vínculo empático con sus seguidores.

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