Reseñas: GORILLAZ «Humanz» / LINKIN PARK «One More Light» (WARNER MUSIC ARGENTINA)

4/6/17

Por Fer Casals

GORILLAZ «HUMANZ»

«Imaginen un mundo donde Donald Trump es presidente de EEUU» les dijo Damon Albarn a algunos de los artistas que colaboran con él en «Humanz». En ese momento recién empezaban las primarias en el gran país del norte y la idea que Trump fuese presidente resultaba al menos lejana. Bueno, todos sabemos cómo resultó la historia. Albarn ha dicho que desde entonces ha quitado cualquier referencia a Trump del álbum, de modo que Gorillaz no diera al hombre más famoso en la tierra más publicidad áun.

Agotado del Britpop, Albarn ideó el concepto de una banda virtual con el artista Jamie Hewlett y así nació Gorillaz. Mientras que Gorillaz al principio parecía una máscara con la cual Albarn podía desatar sus amplios gustos musicales, de a poco lo empujó para crear algunos de su mejores trabajos y silenciosamente se convirtió en uno de los proyectos más representativos de la música pop del siglo XXI.

El quinto álbum de Gorillaz, se siente malhumorado y ansioso. Signo de los tiempos. La falta de referencias a Trump hace poco para socavar el estado claustrofóbico del álbum, que rara vez ofrece caramelos sonoros como «19-2000» o «Empire Ants». En cambio, Humanz presenta un sonido fracturado y sintetizado que recuerda al techno de Detroit de mediados de los ochentas y la siempre melancólica textura pop de Albarn, cortesía de los coproductores The Twilite Tone y Remi Kabaka.

El álbum comienza fuerte,»Ascension» con Vince Staples. Un relajado track que resulta lo mejor del disco. Y funciona como una de las pistas más fuera de tono en el catálogo de Gorillaz. El problema de vivir con racismo continúa en otras colaboraciones de hip-hop como «Let Me Out» con Pusha T y Mavis Staples.

Este sentido de pena y de llevar el mundo sobre los hombros continúa a través del álbum. «Andromeda» y «Busted and Blue», compuestas tras el fallecimiento de la madre de su pareja y su colaborador, Bobby Womack, son dos de las gemas más tristes de Albarn.

Albarn demuestra una vez más que es capaz de organizar un segundo acto convincente y continúa creando música relevante después de 27 años en el negocio. En Humanz actua más como director que como actor protagonista.
Con tantos colaboradores involucrados, Humanz seguro iba a tener sus grandes momentos, y sin duda es un disco atractivo, intrigante y audaz. Sin embargo, en comparación con Demon days o Plastic Beach, uno no puede dejar de sentirse un poco decepcionado por las nuevas canciones. Tal vez un poco más de Gorillaz y unos cuantos menos invitados podrían haber dado Humanz algo más de alma.



LINKIN PARK «ONE MORE LIGHT»

La versión de Linkin Park escuchada en One More Light, el séptimo álbum de la banda, es completamente irreconocible. Luego de un viaje de 10 años que comenzó con la colaboración con el groso Rick Rubin para Minutes to Midnight de 2007, la banda ya no se parece al híbrido entre nu-metal y rap que ayudó a definir un fragmento de los primeros 2000. La banda coqueteó con el EDM y el pop antes, especialmente en A Thousand Suns, de 2010, pero estos coritos, sintetizadores y letras vagamente inspiradas marcan una reinvención drástica para una banda que, incluso en sus momentos más flojos, siempre conservó su identidad.

En Hunting Party de 2014, Linkin Park decidió regresar a sus raíces con un disco pesado con colaboraciones de Tom Morello y Daron Malakian de System of A Down, el resultado no fue el esperado. En retrospectiva se sintió como una concesión a los fans. Desde ese momento la banda se han movido con audacia hacia adelante con una drástica reinvención. Los gritos de Chester Bennington han sido reemplazados por lindos «na-na-nas». Las líneas de piano suave y el rasgueo acústico están más presentes que nunca, y el uso de la electrónica está lleno de las mismas progresiones básicas que encontrarías con cualquier DJ de moda.

No hay gritos salvajes, y apenas hay riffs, en cambio One More Light tiene himnos positivos («Battle Symphony» e «Invisible») y confesiones sentidas («Sorry for Now» y «Halfway Right») que terminan sonando como Chainsmokers mezclados con Imagine Dragons. «Good Goodbye» con los raperos Pusha T y Stormzy es lo más cercano que llegan a ser «agresivos». Por extraño que parezca, el primer single «Heavy» termina siendo uno de las únicas canciones memorables en el álbum, innegablemente pegadiza, amigable  y lista para la radio.

Desde su inicio, Linkin Park conecto con su público a través de la catarsis. Escuchar Linkin Park hacía bien, «sacaba la mierda» como diría Carajo. En One More Light, muchas de las emociones son fugaces y carecen de esa carga visceral que previamente definió gran parte de su catálogo y personalidad. Es un disco provocativo que en última instancia no satisface ni a los viejos fans ni a los posibles nuevos.


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