Por Nicolás Granato
Shinova no es solo energía, es nueva energía. Así define su nombre la banda española que se encuentra presentando su sexto álbum “La buena suerte”. El título conjuga los años fructíferos de crecimiento en su país, y el augurio por la expansión hacía Latinoamérica donde desean llegar a ese público para que la fortuna musical sea recíproca. La suerte, cuenta Shinova, está plasmada, por un lado, como el azar cotidiano, tirar una moneda y ver que sale; pero en un sentido más profundo, es el fin de la vida, el destino. Ambas acepciones, que consideran extremos, y todos los grises que encontraron en el medio confluyeron en este, su primer trabajo pandémico. “La buena suerte es un gran nombre para álbum en este momento. Además tengo bien entendido que vosotros os conocisteis en un local de ensayo, por casualidad. ¿Hay mejor suerte que esa?” les dijo el mismísimo Raphael a la banda.
El contexto no se las hizo fácil. Si bien la mayor parte de la composición fue realizada antes de la pandemia, la producción y grabación fue con protocolo: virtualidad en la primera y distancia en la segunda. De hecho, grabaron de a una persona en el estudio durante todo el mes. Igualmente, ello fue más ameno al haber conseguido trabajar con Manuel Colmenero, uno de los productores más codiciados de España, que ha trabajado con artistas como Nena Daconte y Vetusta Morla. Colmenero los ha guiado en un camino que la banda reconoce de aprendizaje, no solo en cómo debe ser la producción de un álbum, si no hasta el detalle para descifrar si una canción funciona desde la estructura: “teníamos ideas y nos dijo y si está buena, construíamos de ahí las canciones, aportando su granito de arena cada uno”.
Otro factor importante a la hora de escuchar este álbum es que con los años, Shinova se descubrió a si misma, que sonidos les gusta y hacia donde quiere ir. En este caso, es clave la inclusión de los sintetizadores, algunos pianos y ritmos distintos. La idea es experimentar con cosas nuevas para la banda y a su vez tener un sonido que llegue a más gente. El resultado es una música pegadiza y enérgica. El otro punto fuerte de Shinova son las letras a cargo de su cantante Gabriel De La Rosa. “La propia canción es la fotografía de un instante”, dice parafraseando a un productor amigo.
Para las líricas, tomó la positividad que sentía producto de los años de crecimiento de la banda para enviar mensajes esperanzadores al mundo. En 2019 no se imaginaba que estos serían más necesarios en un contexto de crisis pandémica un año más tarde. El optimismo se refleja claramente en canciones como “Puedes apostar por mí” que invita a generar lazos de confianzas porque así el azar jugará a nuestro favor. Esa misma interpelación al oyente sigue en “Te debo una canción” que es un agradecimiento a su público. En medio de una ciudad paralizada nos invitan a tener una “sonrisa intacta”, y pensar que nada está perdido en “Ídolos (lo mejor está por venir)”. La vida misma está reflejada en “Palabras (feat. Ele)” que nos cuenta sobre lo que guardamos y carcome por dentro; “Torre de naipes” que reflexiona sobre los cambios que atraviesa cada ser humano en su vida; y “Solo ruido” que son los pensamientos que atraviesan nuestra mente distrayéndonos de lo importante.
La música fue una gran aliada durante el aislamiento, nos acompañó momentos muy difíciles. Ahora que todo parece paulatinamente encaminarse hacia algo mejor, nos merecemos canciones que nos guie con empujones hacía esa dirección. Esta banda española lo intentó y el resultado es un disco que pone en juego la buena fortuna para el que escucha. Porque cada encuentro en el río musical, cada conexión que uno genera con esos artistas al poner play, en este caso los temas de Shinova, es hallar la buena suerte.
Buena nota Nico👍