TEATRO: CASA MATRIZ, las mil y una madres

Por Marcelo Cafferata

Diana Raznovich es una de las dramaturgas más comprometidas con la revisión de los mitos, la historia y los arquetipos, cuestionadora de los comportamientos que se imponen dentro de un sistema de desigualdades genéricas y sexuales. Dentro de su dramaturgia, sus obras más destacadas son, entre otras, “De atrás para adelante”, “Desconcierto”, “Jardín de Otoño” y “CASA MATRIZ” de la que se ha estrenado una nueva versión, en el teatro Picadilly.

Una de las particularidades más importantes que presenta esta nueva puesta, es que cuando se había estrenado oportunamente en el Teatro Bauen, en 1993 las actrices que la protagonizaron fueron Lidia Catalano y Ana Acosta representando los papeles de madre e hija respectivamente, dirigidas por la talentosa Tina Serrano. En esta ocasión, muchos años después, Ana Acosta toma el papel de la madre en una lúdica propuesta de cambio de roles, acompañada en esta ocasión, por su hija en la vida real, Talia Acosta, cumpliendo con el personaje de la hija.

Bárbara cumple 30 años y no encuentra mejor forma de festejar su cumpleaños que contratar los servicios de “Casa Matriz”, para regalarse a sí misma una noche del servicio que presta la agencia. ¿Qué tiene de particular contratar esos servicios?: que la Agencia provee más de 1200 modelos de madres sustitutas disponibles, a gusto del consumidor y de acuerdo con sus propias necesidades. De esta forma, tendrá la posibilidad de tener un encuentro con la madre que parece necesitar, de manera tal de sanar sus propias heridas y trabajar el vínculo con su propia madre.

Pero el encuentro comienza a pura confusión: la madre que le toca en suerte no responde en absoluto a los parámetros solicitados pero sin embargo, permite abrir el juego a un caleidoscopio de modelos de madre a disposición, cada una de ellas con rasgos particulares, prototípicos, en donde como espectadores podemos comenzar a vernos reflejados más allá de los lugares comunes con los que se describe cada uno de los arquetipos. En todos ellos aparece, tanto como un guiño cómplice y obvio, como también la posibilidad de poder profundizar en ellos a través del análisis de los rasgos más salientes y conocidos, para bucear desde allí, a los entramados más subyacentes.

Bárbara se dará el gusto de probar diferentes modelos de madre y se irá adaptando a cada una de ellas, lo que permite que ambas actrices (las dos Acosta en plena acción) desplieguen múltiples personajes en la misma obra, lo que les exige una rápida transformación y una ductilidad que ambas prueban en el escenario, frente a cada segmento de la obra, apelando a su oficio y sus afinados instrumentos.

Desfilarán en los diferentes “cuadros” desde una madre fría y distante recién llegada de París, una diva ombligocéntrica que sólo puede verse a sí misma, la típica madre judía llena de reproches y lamentos hasta el espectro de una madre ya fallecida, incorporando en esta adaptación, una nueva mirada con una “madre villera” criando a sus múltiples nietos mientras su hija está nuevamente embarazada.

“CASA MATRIZ” a través del humor y algunas situaciones que rayan el absurdo y la comedia desopilante, propone hundir el bisturí que tiene la dramaturgia de Raznovich, en los vínculos madre-hija y poner la lupa sobre las múltiples formas de maternar y los distintos modelos y esquemas preconcebidos, que se ponen en juego a la hora de ser madre, una tarea nada sencilla.

Detrás de las risas, el planteo veloz que se despliega en cada cuadro y el ritmo frenético del pasaje de un rol a otro que asumen las actrices, la pluma de la autora plantea un análisis profundo tocando temas que atraviesan la indiferencia, la insatisfacción, los reproches, los deseos, y las marcas de crianza que puede –consciente o inconscientemente- dejar(nos) una madre.

Ana Acosta demuestra una vez más –como ya lo ha hecho en trabajos anteriores como su inolvidable unipersonal “Cómo se rellena un bikini salvaje”- que puede cambiar de registro y pasar de un personaje a otro con total solvencia. Dueña absoluta del escenario, maneja a la perfección su histrionismo y el timing para disparar el texto en el momento oportuno y generar el efecto deseado. Talia Acosta, aún con algunos momentos demasiado marcados que desentonan con la arrebatadora soltura de su madre, logra un trabajo que no desentona con momentos de gran comunión entre las actrices.

La adaptación y la puesta de Nicolás Pérez Costa, es simple y efectiva y se sustenta fundamentalmente en la potencia de las actrices, que se completa con un vestuario y una escenografía funcionales para la propuesta, logrando que esta nueva versión de “CASA MATRIZ” siga teniendo la fuerza y la profundidad que tenía la obra -a casi treinta años de aquella puesta-, donde el texto no solamente no ha perdido vigencia, sino que demuestra que frente a los temas universales como los que plantea la obra, una reflexión libre de ataduras, siempre sigue siendo intensamente saludable.

“CASA MATRIZ”
de Diana Raznovich
Adaptación y dirección: Nicolás Pérez Costa
Con Ana Acosta – Talia Acosta.
Teatro Picadilly – Corrientes 1524
Viernes 19.30 horas

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