AMERICAN CRIME STORY: The People v. O. J. Simpson

Por Gus Casals @Uncle_Marvel

gusCuando en 1994 el caso O.J. Simpson explotó en la cultura popular y del entretenimiento, entonces aun en el terreno de las revistas y unos pocos programas de TV (que gracias al cable nos empezaban a llegar), poco sabíamos de este personaje más allá de que alguien lo recordara como la desopilante victima de infinitos maltratos en la saga de películas de La Pistola Desnuda. Nos enteramos via Entertainment Tonight y Hard Copy apenas de los específicos del acusado, de la victima, de las familias y amigos de ambos, y especialmente del equipo de abogados y de los fiscales del caso.

Nombres como Johnny Cochran, abogado; Marcia Clark, fiscal; o Kato Kaelin, celebridad por no hacer nada antes que tal cosa existiese.

Sin internet, no teníamos del todo claro ni las entonces recientes revueltas raciales en Los Angeles, de la ilustre carrera deportiva de Simpson ni del star system de abogados de Hollywood.

El caso pasó a la infamia por motivos fáciles de rastrear en los medios actuales o viendo la nueva serie de Ryan Murphy (creador de Glee, Nip/Tuck y la inexplicablemente exitosa American Horror Story): American Crime Story: The People vs OJ Simpson que se transmite en Argentina prácticamente en simultaneo con Estados Unidos por el canal FX.

Murphy es hace años sinónimo de TV explotativa y oportunista, algo así como una versión súper estilizada y de alto presupuesto de lo que eran los ya mencionados exponentes de la Tabloid TV. Pero en lo que en teoría parece un matrimonio hecho en el basurero, en realidad le da a Murphy lo que más le falta en sus productos: una historia coherente, con un principio y un final, personajes ricos y subtexto que funciona a montones de niveles.

Lo que les estoy diciendo, detrás de todos estos apenas velados insultos a Murphy es: American Crime Story vale la pena, independientemente de lo que opinemos de las credenciales de su creador.

Si tuvieron la oportunidad de presenciar y más o menos seguir el caso en su momento, es fascinante. Es que la visión retrospectiva, el saber que pasó y como terminó hace que lo que podría ser un melodrama o una farsa sea en realidad una tragedia.

Una tragedia que incluye un supuesto asesino que es una celebrity, victimas bellas, una fiscal complejísima, abogados que son mas expertos en manejo de los medios que de la ley, y hasta una familia ahora más famosa que cualquiera de los involucrados en el caso.

Murphy muy inteligentemente nos hace saber con mínima exposición lo que tenemos que saber: un racconto documental de las revueltas, y acción. El pasado de Simpson es un implícito y sobre todas las otras relaciones nos vamos enterando sobre la marcha, lo que hace que la narración tenga peso dramático en lugar de ser un mockumentary.

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Y todo esto se apoya en un elenco multi estelar, que tal vez sea donde más se notan los Murphy-ismos y que tal vez nos ayudaría a meternos más en la historia que si estuviésemos pensando que les pasó en la cara a John Travolta o David Schwimmer. Pero cuando la pega en el elenco, es imparable: desde el protagónico de Cuba Goodwin Jr, no una elección obvia pero muy acertada, hasta secundarios como Billy Magnussen robándose el programa como Kato Kaelin se robó en su momento los titulares amarillistas y muy especialmente Sarah Paulson, a esta altura la actriz fetiche de Murphy, que transita  a la perfección la fina línea entre caracterización y caricatura. Marcia Clark y varios de los otros personajes ya eran de por si “larger than life”, y con uno dos rasgos se puede hacer algo mucho más efectivo que con una careta (vuelvo a pensar en el innecesario Travolta). Paulson solo necesita de una peluca y su intensidad habitual para SER Clark, con quien en este episodio además logramos empatizar automáticamente (intencional y que veremos como avanza en la medida que el caso se complique).

La caricatura es la gran falla no solo actoral y de caracterización, y se nota en el trazo más que grueso de algunas líneas de dialogo o las referencias a cultura pop anacrónicas que opacan lo que de otro modo sería además una magistral reconstrucción de época. Concretamente, Murphy abusa de las referencias de los Kardashians, en ese momento amigos de la familia Simpson y que no tuvieron demasiada visibilidad, pero hoy prácticamente la familia real de los United States of Trash. Suficiente ya serian los monigotes grotescos del ya mencionado Schwimmer y Selma Blair como Robert y Kris Kardashian, pero las menciones por nombre a “Chloe”, “Courtney” y muy especialmente “Kim” muestran lo burdo del recurso.

Lo que es una lástima, porque parece como una concesión innecesaria cuando el producto cuenta con todo para sostenerse solo.

El primer episodio (de diez) termina con una fuga y sospechamos que sienta la base para un segundo dedicado completamente a una de las más famosas persecuciones tierra/aire en tiempos civiles y la “Bronco Blanca” que tendría que compartir cartel con Goodwin y Paulson.

Si les interesa el caso, o si son seguidores de Murphy, no se las tengo que recomendar, la van a ver igual. Si no lo son, denle una oportunidad, creo que pueden sorprenderse gratamente.


Notas adicionales:
Al aire los miércoles 22hs, FX repite el sábado 6 el primer episodio.

Un interesante ejercicio es ir a Google Images y buscar a los personajes en la vida real, especialmente tales como eran en 1994.

Si vieron Unbreakable Kimmy Schmidt (y si no lo hicieron, no sé que están esperando, está en Netflix, se viene temporada 2) y no terminaban de entender algunas de las referencias en el momento del juicio y la caracterización de Tina Fey, comparen con Paulson y sonrían.

La historia es tan compleja y tiene tantos personajes que aun no aparecieron en pantalla algunos de los “Lista A” que están en los títulos iniciales.

Si viven en un Tupper, los Kardashians a los que nos referimos son a los protagonistas del reality show de E! Keeping up with the Kardashians, que va por su décimo primer temporada; a Kim K, algo así como la celebrity número uno de ciertos círculos (y esposa del también mediático músico Kanye West) y de Caitlyn Jenner, protagonista de su propio reality I am Cait, y con un pasado en el panteón deportivo junto a Simpson.

Simpson y Jenner además transicionaron a Hollywood en su momento, con suerte diversa. Busquen a O.J. en las tres de la serie La Pistola Desnuda.


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