CINE: Reseña de ‘THE BEEKEEPER’

Por Damian Aspeleiter

La casta tiene miedo. Statham hace con la casta lo que a muchos nos gustaría, no darles poder. 

En ‘Wrath of Man’, película de Guy Ritchie de 2021, Jason Statham encontró su personaje: el hombre recio que busca justicia a como de lugar. En aquella película su personaje era un especialista que se infiltrada en una organización criminal para vengar la muerte de su hijo.

En ‘The Beekeeper’ es Adam Clay, un ex militar solitario que vive en la campiña de algún lugar de EE.UU. realizando trabajos de apicultor donde logra cultivar una amistad con la mujer que le alquila el terreno, la señora Parker.

A los pocos minutos se nos presenta el drama, la mujer quien es una docente jubilada, tiene dos millones de dólares en una cuenta bancaria, y es estafada telefónicamente por una organización criminal (que está en la mira del FBI pero que por ciertos agujeros legales logra evitar su caída, la justicia siempre al servicio de los más fuertes) por este motivo la mujer se suicida lo cual enciende las lágrimas de nuestro héroe quien al ver que ni siquiera la hija de su amiga, quien es agente del FBI, va a intentar hacer justicia decide poner manos en el asunto y resolverlo a su manera.

Clay era miembro de un grupo especial del ejército encargado de purificar la estructura militar y política cuando está se ve corrompida, al igual que cierto grupo de abejas que deben matar a la reina de la colmena cuando está produce machos genéticamente defectuosos, por lo cual no puede detenerse hasta la cima de la organización que causó la muerte de su amiga, esto ya lo vimos muchas veces en ‘Nobody’ (Ilya Nashuller, 2021), John Wick (Chad Stalheski, 2014) o Taken (Pierre Morel, 2008) pero eso no hace que pierda el encanto ver a un personaje que los va a buscar, los va a encontrar y los va a matar. El placer de ver qué de alguna manera (más allá de las leyes) alguien hace justicia. Esta es una película en la cual empatizamos con el protagonista ha sabiendas que lo que hace está mal (pero no tan mal).

Tal vez el punto más bajo de la película es la construcción de ciertos personajes, como el encarnado por Jeremy Irons, el cual resulta molesto por sus constantes discursos que no llevan a ningún lado y el personaje de Emmy Raver-Lampman, quien es una agente del FBI, además de la hija de la señora Parker, quien prefiere que el crimen de su madre quede impune a que se haga justicia, una justicia por medio de la violencia y el caos, pero justicia al fin, es presentada como una suerte de antagonista de Clay ya que la película misma plantea la dicotomía entre el cumplimiento de la ley y la realización de justicia.

Como defecto del guion encontramos que la película nos presenta un grupo de villanos y un villano principal estereotipado como joven libertario, pro capitalista, centenial y odioso, pero rápidamente lo va diluyendo hasta hacernos olvidar la esencia del conflicto, es decir las estafas contra personas de clase obrera para ir convirtiéndola en un enfrentamiento entre Clay y ‘la casta’ que por la naturaleza del villano seria totalmente inverosímil de no ser por el protagonista que es presentado como una fuerza imparable.   

David Ayer es un director que nos presenta nuevamente sus virtudes y sus defectos. Es un buen director a la hora de filmar acción, en su película tenemos escenas dinámicas de planos abiertos, planos cerrados, filmados desde diferentes ángulos y con coreografías que son creíbles, a diferencia de las películas de Snyder no encontramos la típica escena en la que un adversario está observando como matan a su compañero hasta que el director le dan la marca, por lo cual en algún sentido es verosímil. A esto debemos agregarle la virtud de Jason Statham quien realiza sus propias escenas de acción por lo cual tenemos mayor dinamismo en las mismas.

La otra característica que vuelve a dejarnos Ayer en su película es la carencia de creatividad en sus guiones, si bien este guion es escrito por Kurt Wimmer una y otra vez repiten el argumento de la trama de forma explícita haciendo el guion repetitivo y aburrido. Ayer se repite en su estilo y en la forma de contar la historia de la misma manera que lo hizo en ‘Suicide Squad’ (2016), ‘Bright’ (2017) y ‘Fury’ (2014) en algún momento de la película un personaje se detiene y cuenta todo el argumento de la película y presenta a todos los personajes nuevamente de forma oral como si las imágenes no hubiesen bastado, convirtiendo al seguimiento de la trama, híper sencilla (seguir al personaje principal del punto A al punto B) en algo tedioso.

La película pretende hacer una crítica velada a la sociedad capitalista en la cual el lucro está por sobre todo y en la cual los vínculos políticos que encubren los privilegios de cierta casta que comete abusos sobre la gente común con total impunidad, justamente la empatía que logra transmitir el personaje protagonista es que justamente arremete directamente contra ese poder de forma violenta y sin ningún tipo de piedad.

Básicamente Ayer nos presenta una película con destino de ser cabeza de una franquicia, pero sin ninguna ambición más que entretener y lo consigue, pero el mayor esfuerzo que le pide al espectador es despojarse de cualquier pretensión filosófica o intelectual para entregarse a la acción sin cuestionarnos los cómo ni los porqués.

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