CINE: Reseña «Ploey, nunca volarás sólo»


16/4/18


Por Ailín Escola


«Ploey, nunca volarás sólo» es el primer film animado de Árni Ásgeirsson. Ploey es un chorlito pequeño que prontamente queda huérfano de padre y por un mal entendido la bandada de pájaros chorlitos lo abandona creyéndolo muerto. Por este episodio el pequeño Ploey tendrá que superar el cruel invierno en ese lugar. Tratar de sobrevivir al frío en ese sitio para un chorlito es casi imposible y más cuando Shadow ya te ha visto.

Aquí Ploey comienza su periplo. La travesía que lo convertirá en un chorlito maduro se extiende. La hazaña se desarrolla con complicaciones e idas y vueltas que retardan la resolución del conflicto.

En medio de todo el conflicto lo que le da fuerzas al chorlito para continuar su supervivencia, es la posesión. El protagonista se había enamorado de una chorlita antes de que parta su bandada. En su imaginación la ve y busca seguir por ella. Pero no la ve simplemente, la ve débil, por que está sin su amor, la ve con otro chorlito consolándola y la ve «perteneciendole» a otro, ante lo que exclama ¡ella es mia!.

Exclamación ya pasada de moda, horrible, posesiva y excesivamente cosificadora de la mujer que creo no se deberían usar más y mucho menos en films que adiestran a  los más pequeños y pequeñas.

La animación no es de lo más ingeniosa. Si bien la aparición de varios personajes hace variar los matices y físicos, los dibujos son simples y poco coloridos. Una paleta de colores otoñales, nada sobresaliente. Muy apagado para un film de animación. La música es constante y si bien enriquece las escenas, no da los espacios suficientes a silencios necesarios.-


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