Crítica: LEVADURA BAILABLE

15/5/17

Humor sin censura

Por Ailín Escolá

Todos los jueves de mayo el gran dibujante humoristico Gustavo Sala nos sorprende con un show que mezcla música, grabaciones, dibujos, canciones improvisadas y atrevidas historias relatadas con sus dibujos.

Un humor ácido pero a la vez aniñado. Se dispone a romper con cualquier regla. No le tiene miedo al humor, lo hace con cualquier cosa. Se burla de todo, sin límites. Y eso lo hace ser auténtico. Creo que hasta no le importa si le causa gracia al público o no, transgrede cualquier empatía.

Un show no apto para susceptibles o encerrados en las estructuras convencionales. Todo se desarrolla sin un hilo conductor. Improvisa a partir de unas pocas palabras que le formulan los espectadores. Hasta incluso llega a ser dadaísta con algunos chistes. Sala es un eterno provocador, que por momentos pareciera quedarse solo en ese lugar, sin terminar de darle sentido.

Se despliega en el pequeño escenario de «El tano cabrón» con una voz espectacular: canta, baila y hasta arroja cosas al público. Proyecta sus diseños y con ellos forma historias de lo más dementes y divertidas. El arte de improvisar siempre sorprende. También realiza sorteos de cds con las reinterpretaciones de sus tapas.

«Levadura bailable» es un espectáculo para reírse de todo, sin ningún tipo de censura, ni represión, que no se encasilla en el humor machista o racista de muchos espectáculos de gran difusión.


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