Crítica: TODAS LAS CANCIONES DE AMOR


21/9/17


Por Arturo LeBranca


Marilú Marini despierta todas las curiosidades y la fascinación apenas pisa el escenario. Aparece en pequeños pasos, suaves y aniñados. Podríamos decir que en puntas de pie como una bebé que aprende a caminar, que pisa el suelo temerosa de descubrir lo nuevo. La sola voz de la actriz envuelve el teatro en una magia que replica hasta el final.

Ella es mamá de un hijo adulto que se fue de casa. Huyó. Dejó esas paredes que durante tantos años lo cobijó, esas paredes que son su raíz, su madre. El ansiado regreso trae un vuelo de ensoñación, una felicidad que inunda el cuerpo de felicidad en esa señora que tanto extraña a su hijo. La vuelta no es en solitario sino en paridad, de la mano. Un hijo regresa a la casa de sus padres con un novio negro.

Los monólogos de Marilú son el recorrido tragicómico de las desventuras de una madre abnegada, de su casa, esposa de su esposo como una cadena que arrastra. Los pensamientos aparecen inmediatos como halos de luz, verdades solemnes que provocan un repaso de vida sin animosidades: redescubrirse en la vida del otro, en la vida de un hijo que construye su historia, su identidad.

El cuento de esa madre va y viene en la espera de la llegada del hijo tan amado. La versatilidad de Marilú permite un diálogo en la mímesis de un padre hosco que refleja la relación como si fuera un paso de comedia.
El hijo florece en canciones para orgullo de ese vientre que despierta cada vez que él aparece. Ignacio Monna brilla en ese hijo de momentos episódicos que engrana cada pieza de la obra.

Santiago Loza trae otro personaje querible y Alejandro Tantanian bucea sobre esas señoras de su casa, de su esposo, de su hijo. Esa abnegación patriarcal que vuelca todo en una fuente de amor. De esos amores que agobian, que ahogan y de esos amores que en algún momento tiene que ser libres.

Todas las canciones de amor es esa historia de amor instantánea que nace cuando dos personas se miran. Cuando el cuerpo descansa en el pecho del otro. Cuando el calor trae seguridad. Marilú es ese pecho y ese calor, es el todo.


22/8/16


Yo quería un amor total y en mi frágil pequeñez me descubrí maravillosa y también pude amar. Y me perdoné por todo lo que no hice. He sido feliz como nunca. Una felicidad insoportable, inconfesable. Me acabo de amar y me volví eterna”. (palabras de la protagonista)


Por Cecilia Tedesco


Se apagan las luces, se ilumina el escenario, suena una melodía en el piano y sale a escena Marilú Marini interpretando a una señora de mediana edad, vestida de entre casa, que ha iniciado su día como todos los días siguiendo la misma rutina, pero algo extraño le ha sucedido esa mañana al lavarse los dientes que al parecer tiene relación con algo más que le pasó después. Desde el comienzo ella va compartiendo con el público lo ocurrido en el transcurso de ese día especial a medida que avanza la presentación, a modo de unipersonal, aunque cada tanto aparecerá en el escenario un joven que representa a su hijo Martín, a quien la mujer no ha visto en tres años desde que él dejó la casa. Martín ahora vive en New York, pero esa noche llegará de visita acompañado de Robert, su pareja, a quien Claudio, esposo de la protagonista y padre del muchacho, no aprueba por ser una persona de color y de su mismo sexo.

Acompañada por bellas canciones de amor, como «Un beso y una flor», tema que hizo famoso Nino Bravo, y «Te quiero» de Jose Luis Perales, entre otras, se irá desarrollando esta historia de la mano de una madre que extraña profundamente a su hijo, mezclando la nostalgia, los sueños, los recuerdos, el humor, la tristeza y también la bronca en algunos pasajes, apoyada en una escenografía bien construida, la de una casa como cualquier otra, con una mesa, unas sillas, un mueble con algunos portarretratos, una puerta en la pared de fondo, y las luces de la casa que no están allí solo en forma decorativa sino que cumplen un rol más importante, que a veces cambian de intensidad o de ubicación para crear el clima que necesita el relato, y lo mismo ocurre con el sonido del piano que está presente durante toda la obra. Y como lo que le ocurre a esta señora le podría ocurrir a cualquier esposa y madre, esta historia logra que cualquier mujer pueda identificarse con ella y con sus sentimientos.

¡Se disfruta de principio a fin!

Calificación: Muy Buena


Todas las canciones de amor
Jueves a sábados 20:00 y domingos 19:00 | Paseo La Plaza
Av. Corrientes 1660 | CABA | Buenos Aires
Entradas $550

Ficha técnica:
Actúan: Marilú Marini – Ignacio Monna
Piano, dirección musical y arreglos: Diego Penelas
Autor: Santiago Loza
Dirección: Alejandro Tantanian
Diseño de escenografía y vestuario: Oria Puppo
Diseño de iluminación: Alejandro Tantanian – Oria Puppo – Omar Possemato
Asistentes de escenografía y vestuario: Martina Nosetto – María Belén Buda
Asistente de dirección & stage manager: Ernesto Donegana
Director técnico y de montaje: Jorge H. Perez Mascali
Supervisión de sonido: Pablo Abal
Vestidor: Hector Ferreira
Fotografía Estudio y Comunicación Audiovisual: Milwatts – Rodrigo Cécere
Comunicación digital Andra Papini – Damián Armocida
Producción gráfica: Romina Juejati
Comunicación visual: Gabriela Kogan
Prensa: SMW
Productor ejecutivo: Diego Pando
Director de producción: Ariel Stolier
Productor general: Pablo Kompel


 

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