Por Fer Casals
Escritor, pintor, litógrafo, diseñador, fotógrafo, cineasta, Lynch continúa su singular visión artística desde otra plataforma: la música, quien busque canciones aquí saldrá decepcionado, estos -como en su primer disco «Crazy Clown Time«- son bocetos impresionistas con estructura de canción, y su escucha es una tarea que requiere tiempo y dedicación.
La belleza imprecisa con la que nos envuelve como niebla los sentidos es su coherencia -que es dejarse ir- despojado de ataduras de lo que un álbum debe ser, es ambición musical disfrazada de minimalismo sonoro. El corazón roto del croon Lynch aflora en cada verso de su gran sueño. Su voz hiper procesada y los sonidos que parecen salir desde el fondo de un mar electrónicamente opresivo, son el artilugio de un hombre con ideas en otro plano desde el cual nos invita a sumergirnos en su extrañeza resonante. Blues del siglo XXI, sonidos que se pueden acariciar, la película -en este caso- la crea nuestra imaginación.
8 de 10