HOUSE OF CARDS (Cuarta temporada)

MACBETH 2016

MWsj4gVvEl atractivo de la serie original insignia de Netflix se basa en gran medida en su carácter sensacionalista: los plot twists y el jugoso rosqueo político que empujan la narrativa hacia adelante siempre.

Frank y Claire Underwood parecen a esta altura personajes de la vida real, una maquinaria aceitada que engañando pavimentaron su camino hacia los puestos de mayor poder. Para la power couple, el límite es el cielo. Y ese ascenso de la pareja al poder fue mucho más rápido de lo que muchos anticipaban, especialmente como Frank se convirtió en presidente con un par de movimientos de ajedrez de escritorio para cerrar la segunda temporada.

Definitivamente fue emocionante verlo sudar (y matar) para llegar allí, pero ¿que se suponía que iba a hacer a continuación? Bueno, dicen que llegar al poder no es lo difícil, lo difícil es mantenerlo.

La respuesta llegó en la temporada 3 con la campaña por su «reelección». Después de todo, el presidente Underwood no fue votado por la gente, y tenía sentido la busqueda de esa validación. Si bien la naturaleza brutal de las campañas presidenciales es algo conocido por todos (en ese sentido las comparaciones entre nuestro país y Estados Unidos son válidas por tener sistemas electorales similares) dan un montón de oportunidades para inmiscuirse en la jugosa trastienda de operetas, connivencia, tráfico de influencias y carpetazos. Si algo tuvo en contra la temporada pasada fue que la trama se volvió tan entretenida como redundante. House of Cards es -en trazo grueso- una telenovela; magnífica, bien actuada y filmada, pero su esqueleto tiene la estructura de un melodrama político, y -que se entienda- no hay nada malo al respecto.

El primer acto (cuatro primeros episodios de trece) de esta cuarta temporada tratan específicamente de la situación tensa de distanciamiento en que dejamos a los Macbeth actuales Frank (Kevin Spacey) y Claire (Robin Wright) en el final de la tercera. Enemigos en vez de aliados, los pecados del pasado se hacen carne en cada incómoda interacción entre los protagonistas, el resultado: una delicia para el espectador.

Para el segundo acto, un hecho que parece ser una bisagra en la trama, en realidad parece resetearla y con ello poner las cosas en su lugar (o hacernos creer eso). Cada acto que la historia desarrolla encaja perfectamente en su lugar como una pieza del rompecabezas de un tablero que sólo los jugadores experimentados pueden ver. El adictivo atracón que supone ver esta historia transitar su camino, tiene su paralelo en la vida real, donde una campaña igual de entretenida se sucede con otros nombres, cambien Underwood, Dunbar y Conway por Clinton, Sanders, Trump y Cruz. Los grandes temas y las grandes bajezas son las mismas. –Fer Casals

Temp. 4:  9 de 10

Temp. 3:  8 de 10

Temp. 2:  9 de 10

Temp. 1:  10 de 1o

House of Cards está basada en la novela de Michael Dobbs del mismo nombre publicada en 1989 e inspirada en el periodo en que Margaret Thatcher fue primera ministra. 

En 1990 la cadena BBC adaptó la novela en una miniserie de cuatro episodios. 

En 2014 el presidente de Estados Unidos Barack Obama tuiteó: «Tomorrow: @HouseOfCards. No spoilers, please.»

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